jueves, 31 de diciembre de 2015

Urteberri on

Aparcaremos Mees por unos días, tal vez una semana, entra el año nuevo y empezaremos descansando, como corresponde a un vago como Xarle. Pero volverá, volverá Xarle para contaros la historia del mundo, de la ciudad de donde fue expulsado sin saber muy bien la razón pero con toda probabilidad  simplemente no se merecía vivir en aquel maravilloso mundo. Efectivamente Xarle es un extraterrestre venido de un planeta imposible pero real y eso explica muchas cosas de Xarle.
Y ahora vive aquí, en un lugar donde si existe el mar y la niebla solo cae de vez en cuando. Y este mundo no es un sueño en si mismo como Mees, este mundo es odiosamente imperfecto y los sueños, los deseos no siempre se cumplen aunque luches por ellos. Pero no hay que dejar soñar nunca, la vida se acaba si no somos capaces de soñar, tal vez no los logremos pero dan sentido a nuestras vidas. Y Xarle es un soñador expulsado de un sueño en el que sigue soñando. Y ese es mi deseo para Xarle y para el resto del mundo para este 2016 que empezará en apenas unas horas, que sueñe, que soñemos todos y que pongamos todo de nuestra parte para construir nuestros sueños. Soñad, soñemos y que nuestros sueños sean de ser y no de tener, lo que poseemos jamás definirá lo que somos.
Soñad y que vuestrose sueños os hagan felices.
Feliz 2016
Urteberri on




martes, 29 de diciembre de 2015

Casicuentos para Rita: La excepción de Mees

Ciudad Mees era una excepción en la galaxia, en realidad era una excepción entre las miles de galaxias conocidas, solo en Mees había surgido la vida, solo en Mees se había desarrollado, solo en Mees había llegado a su plenitud. Tal vez existieran galaxias desconocidas donde hubiera sucedido lo mismo, tal vez en otras estuviera a punto de suceder, tal vez tras millones de eones sucediera en otras. La vida es una excepción que no siempre consigue abrirse paso y para hacerlo tiene que enfrentarse a dificultades inconcebibles y retos imposibles por eso es tan increíble, por eso es tan maravillosa, por eso esta especial y por eso hay que hacer todo lo posible para no perderla.
La vida en Mees era la excepción entre los millones de excepciones posibles. Mees era un sueño que nadie había soñado, era el deseo que se hizo realidad sin que nadie lo hubiera deseado, era el cuadro pintado por un el loco mas cuerdo, la inspiración de un dios que no existe, la belleza en su mas pura esencia, la sonrisa eterna de un niño que no crecerá nunca… todo eso y mucho más, tantas cosas que ningún poeta sería capaz de expresar ni en millones de versos.

Cayó la niebla y la excepción cayó con ella. Seguía existiendo, en realidad existiría mientras la vida en cualquiera de sus formas siguiera existiendo, pero era menos excepcional. La vida con niebla era posible en miles de universos, la vida con niebla ya había existido y extinguido en alguno, surgiría en otros y tal vez conviviera ahora en universos descocidos. El tiempo no importa, solo la vida es importante. Así lo vieron en Ciudad Mees hasta que la niebla les nubló la vista y caminaron completamente ciegos por un mundo que desmontaba la vida arrastrándolos por caminos que la vez condujeran a su total destrucción. Demor y Moor guiaban por ese camino pero los dioses no son culpables, los dioses solo existen si existe la fe en ellos. Sin fe no son nada. Los Permi, los perseguidores de mitos, aún tenían fe en la vida, pero la vida no es un dios que exista simplemente por creer en él, la vida hay que hacerla posible todos los días. Los Permi intentaban hacerla crecer todos los días pero tal vez ni todos sus esfuerzos fueran suficientes para mantenerla con vida, tal vez ni aunque consiguieran disolver la niebla la vida volviera a ser como antes y ese desconocido mar estaba ahí esperándoles para sumergirles en él de nuevo. La excepción aún era posible.

lunes, 28 de diciembre de 2015

Casicuentos para Rita: Los sonidos de Mees

Si en Mees hubiera existido la noche hubiera sido completamente silenciosa, pero en Ciudad Mees nunca se ponía el sol, la megaciudad ocupaba prácticamente todo un planeta alumbrado por tres soles. Nunca era de noche pero tampoco era nunca de día, la vida siempre rebosaba sus calles y solo la vida rompía el silencio. Sus ingenios trabajaban para mantener la vida, para hacerla posible en su máximo esplendor, pero eran completamente silenciosos, nada sin vida emitía sonidos en Mees.
En Ciudad Mees solo se oía el bullicio de sus gentes, sus risas, sus llantos, sus voces melodiosas sumidas en interminables conversaciones, los gritos de los niños jugando en la calle, los aplausos tras una obra de teatro, las ovaciones de los acontecimientos deportivos, la música de un concierto, los pasos de un baile, los susurros de la poesía declamada en un parque, el atronador sonido de un día de mercado… y el viento, el viento que siempre soplaba en Mees silbaba al recorrer sus calles, casi siempre prácticamente silencioso pero siempre como el más bello de los sonidos de fondo.

Calló el viento y entró la niebla y con la niebla llegó el silencio. La vida se paralizó en Mees, se congeló y sus sonidos fueron desapareciendo. En las calles podías oír los pasos perdidos de gentes que no sabían a dónde iban, podías oír sus respiraciones agitadas, entrecortadas por el esfuerzo de caminar entre la niebla y podías oír su miedo. El miedo sustituyo al viento de Mees como sonido de fondo, el más terrible de los sonidos, el menos hermoso. Tan solo en los más profundo de la niebla se mantenían atisbos de aquella vida y se podían escuchar interminables conversaciones de aquellas melodiosas voces intentado resolver el enigma de la niebla, pero eran voces tristes y solo la alegría podría traer de nuevo la vida a Mees. Solamente la alegría disolvería la niebla para convertirla en mar y poder empezar de nuevo.

miércoles, 23 de diciembre de 2015

Casi cuentos para Rita: Los colores de Mees

Escondidos al final de los arcoíris se encuentran los más maravillosos tesoros, Ciudad Mees, ciudad arcoíris. Y tal vez se quedara corto el nombre porque en la megápolis de Mees se unían, se mezclaban en perfecta armonía todos los colores del espectro visible. Sus edificios, sus calles, sus parques no eran grises, no eran oscuros, eran una explosión de color dónde cabían todos.
Edificios había de todos los colores desde el más prístino de los blancos hasta el mas azabache de los negros, pasando por cálidos rojos y amarillos, por intensos verdes, por glaciares azules y por cualquier otro color que pudiera encontrarse en la paleta de un pintor que loco de pasión hubiera querido plasmar en un cuadro todos. Sus calles eran iguales, había tantos colores que incluso en una inmensa ciudad como Mees resultaría difícil encontrar dos calles del mismo color. Las ropas de sus habitantes también eran multicolor, colores pastel, colores intensos,  colores gastados, colores naturales, colores creados… y sobre todo colores de ese arcoíris por el que se conocía a Ciudad Mees.

La niebla arrancó los colores, fue más allá de cubrirlos con su grisáceo manto, los arranco literalmente de las paredes, de las calles, de las ropas. Destruyó el color para dejar solo el blanco y negro y una eterna gama de grises. Los Demorianos optaron por el negro, los Moorianos por el blanco, los Permi vestían de todos los grises posibles y se mimetizaban así con la niebla. Y cada gris tenía un matiz que se convertía en un recuerdo de cada color que había existido en Ciudad Mees. Ciudad Mees, la ciudad del blanco y negro.

martes, 22 de diciembre de 2015

Casicuentos para Rita: El mar de Mees

El caldo prebiótico de un mar primigenio fue el origen de la vida en Mees y en el mar creció y junto al mar evolucionó y finalmente el mar desapareció para hacer posible Ciudad Mees, para hacer posible la vida.
Hacia milenios que el mar había desaparecido, se fue consumiendo poco a poco porque cada gota de agua, cada grano de sal, fue necesaria para crear Ciudad Mees y Ciudad Mees nunca olvidaría el mar aunque nunca volverían a verlo. Se recordaba ese mar tranquilo y en el calma ante el que cualquiera podía sentarse y observarlo sin pensar en nada, ese mar agitado con olas rompiendo contra la roca modelando durante milenios un mundo nuevo, ese mar en días de lluvia, en días de tormenta, ese mar tan duro en el que parecía que el mañana no llegaría, ese mar de olas gigantes y cambios abruptos que transformaba la vida. Ya no había mar en Mees y sin embargo Ciudad Mees era la ciudad del mar.
La niebla nunca llegó al mar, el mar simplemente ya no existía, pero se concentró allí dónde sus últimas aguas estuvieron presentes. En aquel lugar la niebla fue mas densa, a aquel lugar fueron los Permis, los perseguidores de mitos, que creían que disipando la niebla volvería la vida a Mees y para entenderla querían sumergirse en ella, en lo mas oscuro de su sombra y la niebla había elegido el mar para instalarse y desde allí oscurecerlo todo, desde allí oscurecer la vida.

Los Permís sabían que allí había estado el último mar, allí habían roto las últimas olas, allí se había sentido por última vez sus salinas gotas resbalando por las mejillas de quienes lo observaban. Lo que todavía no sabían es que  aquella niebla era el mar que había venido para quedarse.

lunes, 21 de diciembre de 2015

Casi cuentos para Rita: La inocencia de Mees

Mees era la inocencia, era el culmen del desarrollo humano y sin embargo vivía y era posible porque existía en ella la mas completa de las inocencias, la fe absoluta en las personas, la fe absoluta en la propia ciudad y la mas completa de las fes en la propia vida. El desarrollo tecnológico de Mees, el conocimiento casi pleno de todas las ciencias la había convertido en una ciudad casi perfecta con una sociedad que creía en ella misma y en sus personas y en la que hasta lo imposible se hacía posible para la vida.
La inocencia no siempre había existido así, se fue ganando generación tras generación. Se fueron construyendo puentes en abismos de desconfianzas, se fue conociendo al otro y a la vez a ellos mismos hasta llegar al más profundo de los conocimientos que hacen que desaparezca cualquier barrera. Tras años de vivir así, tras años de una ciudad y una sociedad que se comprendían a si mismas fueron desapareciendo los prejuicios y se creo la absoluta inocencia. Pero no conviene olvidar que si fue posible, si fue realidad fue porque, incluso al principio, los habitantes de Mees tenían un substrato de inocencia y de fe en las personas y en la vida. Sin ese sustrato Ciudad Mees hubiera sido imposible, jamás hubiera llegado a ser tan pura, jamás hubiera llegado a ser tan inocente. Está en la genética del almendro florecer de blanco y en la genética de mes estaba florecer de inocencia y ambas flores eran tan bellas como efímeras.

Cayó la niebla y desapareció la flor, se marchito por completo, desapareció la inocencia. En Ciudad Mees se encontraron con un imposible y se perdió la fe en todo. La semilla del mal no crece rápido pero termina extendiéndose incluso por los terrenos mas áridos. Y así fue, llego poco a poco el miedo, con el miedo surgió la desconfianza, con la desconfianza hasta la verdad parecía mentira y Ciudad Mees se fue consumiendo en el fuego de la muerte. La vida perdió su importancia ante el miedo de la muerte. Los Permis conservaron en parte la inocencia por eso luchaban contra la niebla pero era esa inocencia primigenia, ese sustrato de fe en la vida y en las personas que existía en sus primeros habitantes, pero también ellos estaban completamente corrompidos. Acabar con la niebla no supondría el renacer de Ciudad Mees, supondría tan solo hacer posible la apertura de un camino a la resurrección, el mismo camino que iniciaron las antiguas generaciones. Sin embargo Ciudad Mees era el único horizonte posible cualquier otra ciudad jamás nacería de la inocencia y jamás llegaría a ella.

viernes, 18 de diciembre de 2015

Casicuentos para Rita: El viento de Mees

Ciudad Mees, ciudad del viento.  Era difícil imaginar Mees sin su viento, el viento significaba vida en Mees, aquella megápolis lo necesitaba y cuando cayó la niebla fue mas evidente que nunca.
En Ciudad Mees el clima estaba controlado, había estaciones como en cualquier otro lugar del mundo, hacía frio, calor, llovía y hasta nevaba. Los ingenieros podrían haber diseñado un clima siempre cálido si lo hubieran deseado pero Mees era vida y prefirieron respetar los ciclos del tiempo que la había hecho posible, los ciclos que habían traído la vida hasta su era. No se buscaba la perfección, la vida en si misma ya era perfecta, el clima se controlaba tan solo para que no ocurrieran desastres y la vida pudiera seguir fluyendo, y la vida en Mees era imposible sin viento.
Siempre soplaba el viento, siempre. A veces eran cálidos vientos de un norte donde bullían las calderas de magma, otras el gélido viento de los páramos de hielo del sur, otras veces una brisa húmeda de las verdes montañas, otras el viento yodado de un mar que hacía milenios que había desaparecido… y muchos otros vientos, tan diferentes y tan iguales pero siempre viento. El viento renovaba constantemente el aire de Mees para hacerlo mas puro, mas respirable para que los pulmones, el cuerpo y hasta el alma se llenara de vida.

Entró la niebla y del viento nunca más se supo. Dejó de recorrer las calles de Mees, dejó de impregnarlo todo con sus aromas, dejó de oxigenar la vida. El viento y Mees eran uno, tal vez si hubiera seguido soplando con normalidad la niebla no se hubiera asentado, tal vez si ahora soplara con fuerza conseguiría despejarla pero el viento estaba en calma. La ciudad descansaba intranquila en la pesadilla de aquel manto de niebla, una calma aparente que escondía el peor de los desastres. 

jueves, 17 de diciembre de 2015

Casicuentos para Rita: Los sueños de Mees

En Ciudad Mees no había sueños, Mees era un sueño en si misma. La vida en Mees era la felicidad plena, tal vez no lo tuviera todo y sin duda no era perfecta pero ¿quién lo necesita todo cuando es feliz plenamente? ¿quién necesita la perfección cuando lo imperfecto desborda lo que cualquiera pudiera desear? En Mees también había tristeza, había dolor, había lágrimas, había preocupaciones y días oscuros llenos de problemas. Eso también es vida, ser feliz no significa que esas cosas desaparezcan, la felicidad es tener una vida plena, una vida que te llene, levantarse cada mañana con ganas de vivir, con esperanza y vestirse con una sonrisa incluso los días mas grises. Y Mees era la sonrisa eterna, se soñaba a si misma cada día y al despertarse estaba ahí hecha realidad.
Pero entró la niebla y oscureció el sueño.  Tuvieron que pasar meses para no confiar en que el sueño de Mees pudiera volver a ser el mismo, para no confiar en que siguiera creciendo pero la esperanza empezó a perderse, y con ella el sueño y sin soñar acabar con la niebla fue un imposible. Y surgieron otros sueños, sueños con una vida mejor, con paraísos fuera de Mees, sueños de tener y no de ser. Cuando empezaron a faltar los recursos se soñaba con ellos, hubo quién los acumuló y quién no podía disfrutar de ellos pero todos soñaban con ellos, y su sueño era perseguirlos. La subsistencia propia y la de su extirpe estaba por encima de todo y de todos, tal vez la respuesta más lógica, tal vez la que mas se adaptara a las circunstancias, tal vez la mas humana, tal vez la que más les acercara a la completa destrucción que querían evitar.
La niebla acabó con el sueño Ciudad Mees y se soñaron otras cosas, mas pequeñas, mas fáciles, mas alcanzables pero ninguna tan grande como Mees. Se empezó a soñar con la subsistencia no con la vida, y lo que ni tan siquiera se puede soñar es sencillamente imposible de construir. Tan solo los Permi, los perseguidores de mitos, seguían soñando en Mees, tal vez tampoco pudieran volver a construir el sueño pero pelearían cada día contra la niebla.

miércoles, 16 de diciembre de 2015

Casicuentos para Rita: Los dioses de Mees

Antes de que cayera aquella densa niebla no existían dioses en Ciudad Mees. Algunos libros ajados que ya nadie leía recordaban como sus ancestros mas antiguos creían en seres mitológicos a los que atribuían poderes mágicos que explicaban todo lo que la escasa ciencias de los primeros asentamientos de Mees no podía explicar. Hace demasiado tiempo de eso, los Meesianos no necesitaban ya dioses, su conocimiento de la naturaleza, de su mundo y de su universo era tan grande que de haberlo deseado hubieran podido crear con su ingeniería un dios prácticamente todopoderoso, infinitamente mas poderoso que cualquiera en los que se creyeron en aquellos tiempos remotos.

En Ciudad Mees se creía en la vida. Se creía profundamente. De la vida se sabían sus orígenes y su mas que posible final, el final prácticamente inevitable de una civilización milenaria. En Mees no había vidas mas importantes que otras y cualquiera sacrificaría la vida propia por salvar dos vidas cualesquiera que fueran, aunque raras veces en los últimos milenios había sido necesaria tal cosa. En Ciudad Mees la enfermedad se había prácticamente erradicado y los accidentes eran anécdotas que raramente sucedían. La vida empezaba y acababa, no había nada ni antes ni después, la vida se daba sentido a si misma. Y así fue hasta que la niebla se apodero de todo.

La niebla escapaba del conocimiento de Ciudad Mees. Nadie lo previó, nadie lo hubiera podido hacer a pesar de la prácticamente omnisciencia de Mees. Y lo puso duda absolutamente todo. Como una pequeña mentira hace poner en duda cientos de grandes verdades, así penetro la niebla. Si no habían sido de capaces de prever la niebla, si no eran capaces de disiparla, si no eran capaces ni tan siquiera de saber que era todo el conocimiento de Ciudad Mees se había convertido en inservible y cómo sería el fin de la civilización era simplemente papel mojado, mojado por la humedad de aquella intensa niebla. Y con la niebla nacieron los dioses y creyendo en dioses se dejó de creer en la vida.

Nació el dios de la niebla y le llamaron Demor. Era un dios cruel y despiadado que castiga con muerte y premiaba con odio. La ciencia, la razón eran sus enemigos y los destruía extendiendo su manto. Se construyeron templos y dentro de los templos altares y en los altares se sacrificaba la creencia en la vida. El dios que transformó el nosotros en yo porque adorar a Demor era la única manera de salvar la vida propia aunque significara destruir el resto. Demor permitía y alentaba apropiarse de los recursos de Ciudad Mees para la propia subsistencia porque la subsistencia de todos era imposible. Demor entendía que destruir otras vidas era la única vía para salvar la nuestra. Tras la muerte no hay nada y hay que vivir a toda costa.

También nació Moor el dios del sol que disolvería la niebla. Era un dios bondadoso que premiaba con la vida y castigaba con amor. La ciencia y la razón eran simplemente intrascendentes solo Moor podía cambiar el destino. También surgieron templos, también se construyeron altares y en ellos también se sacrificaba la creencia en la vida. Moor exacerbaba el amor poniéndolo por encima de la vida. Amar a los demás para amarse a si mismo. Los que adoraban a Moor se sacrificaban a si mismos para salvar a los demás. El amor lo era todo y la vida propia carecía de importancia, si amabas tras tu muerte Moor te acogería en su paraíso sin niebla.

Los adoradores de dioses construyeron sus cultos, los llenaron de mitos, de historias falsas basadas y unidas a sucesos históricos de Ciudad Mees y el mundo dejó de entenderse sin ellos. Mees era como era por sus dioses. Tan solo unas pocas personas seguían intentando entender la niebla y Demor y Moor las despreciaban por ello. Se convirtieron en seres marginales, excluidos y hasta incluso perseguidos por Demorianos y Morianos porque suponían una amenaza a su creciente poder. Fueron los Permi, los perseguidores de mitos, y acabaron en la clandestinidad, escondidos en lo mas profundo de la niebla, dónde ya no había nada y nadie se atrevía a entrar porque la vida no era posible. Y sin embargo lo era, los Permi encontraron el camino para su subsistencia, encontraron el camino para la vida y allí escondidos estudiaban la niebla que los envolvía.


martes, 15 de diciembre de 2015

Casicuentos para Rita: Los árboles de Mees

Los arboles estaban secos, sin vida. Antes de que entrara aquella niebla maldita en la ciudad los arboles eran verdes y frondosos. Cuando llovía podías refugiarte debajo de sus copas porque eran tan tupidas que apenas dejaban resbalar unas pocas gotas de lluvia hacia la base de sus troncos. Si estabas mucho tiempo cubriéndote o las lluvias eran torrenciales te terminabas mojando pero te ofrecían una protección que jamás encontraras en ningún árbol de ninguna ciudad de mundo.
Así eran los árboles de Ciudad Mees pero la niebla lo cubrió todo. Al principio sus hojas resistieron verdes y tersas pero poco a poco fueron adquiriendo esos tonos amarillos y granate-rojizos tan propios del otoño. Apenas se veían, pero eran bellos, tan bellos al menos como las deslumbrantes primaveras; bellos si pero melancólicos.
Y las hojas empezaron a caer y vestir los suelos con sus colores. Pronto se acumularon miles, millones de hojas en el suelo que nadie se molestaba ya en recoger y limpiar. Volaban impulsadas por el viento por las calles vacías de una ciudad prácticamente abandonada que ya nadie se molestaba en cuidar y mantener limpia. La caída de las hojas de los árboles de Ciudad Mees fue el símbolo de destrucción total para muchos de sus habitantes. Por suerte la maldita niebla no les permitió ver como iba cayendo cada hoja, como cayo la última del último árbol, las lágrimas hubieran lo hubieran inundado todo. Tal vez hubiera sido lo mejor porque durante mucho tiempo esperaron una primavera que no llegaría nunca.
Ha pasado el tiempo y los arboles sigue secos, en pie, como orgullosos testigos de una ciudad que se hunde pero negándose a caer con ella. Sus troncos ahora son grises, casi blanquecinos, el tiempo suturó al fuego del frio sus peciolos y ni tan siquiera se intuye ningún brote que pueda devolverlos a la vida. Muchos de ellos están muertos ya, algunos empiezan a ser devorados por miles de insectos y abonarán una tierra en la que no crecerá nada mientras la ciudad siga sumida en la niebla. Sin embargo los xilemas de algunos todavía trasportan gotas de su savia negándose a un destino tan cruel como inevitable. Morirán sin duda y de ellos tan solo quedará el recuerdo de su esplendor. Morirán como muere Ciudad Mees, sumidos en la mas densa de las nieblas y sin capacidad para sentir y aguantar más dolor. Una muerte dulce en días amargos. Una muerte que ojalá les llegara pronto para acabar con un sufrimiento sin sentido. La vida siempre se abre camino pero en Ciudad Mees ya no hay lugar para la esperanza ni para los sueños. La niebla terminará secando los pocos ojos que aún osan mirar al cielo.

Xarle finalista

Días después de escribir “Acidez” encontré el concurso microrelatos de Letras como espadas titulado “El dolor de la ausencia” y decidí concursar. Segunda vez que envío algo y segunda vez que obtengo una alegría; a la espera del fallo del jurado me encuentro en la lista de finalistas. Soy tan solo un finalista mas de una larga lista de unos doscientos escritores y escritoras pero también es cierto que en esa lista hay personas de muchos países, lo que me hace intuir que el número de concursantes total ha sido muy lago.
A diferencia de otras ocasiones, al releer “Acidez” me gusta, creo que tiene potencia en la expresión del sentimiento. Sin embargo me doy cuenta que esta poco trabajado, que podía haberlo exprimido mucho mas y por tanto me parece difícil que el jurado se termine inclinando por destacarlo.
Cuando escribo lo hago de un tirón, lo que sale en cada momento y solo le dedico el tiempo que se tarda en escribir porque las palabras suelen salirme solas. Para que os hagáis una idea a “Acidez” le dedicaría cinco minutos o menos. Viendo los reconocimientos que recibo, aunque no sean demasiado grandes, me planteo si tal vez debiera dedicarle mas tiempo a lo que escribo. Pero Xarle es así escribe lo que le sale de la vaina y no se para ni a repasarlo y tal vez lo que pierda en desarrollo de la idea lo gane en pureza. Aun así pensaré en ello.
Lo que si tengo claro es que voy a buscar mas concursos y presentarme porque es un subidón ver que te nombran de una manera u otra, aunque, sin duda, el mayor subidón es ver como sube el contador de visitas de mi blog y eso os lo debo a las personas que me visitáis para leer mis desvaríos. Para vosotras solo puedo tener palabras de agradecimiento y devolveros las sonrisas que me proporcionáis con cada visita.

Os dejo con el microcuento para Rita: acidez

Las últimas gotas de zumo goteaban por la boca del exprimidor. De la media naranja solo quedaba una cascara amarga completamente vacía de pulpa. Levantó la tapa del cubo y la tiró. 

Hundiéndose en la basura solo podía anhelar volver a sentir el calor y la suavidad de aquellas manos.

lunes, 14 de diciembre de 2015

Casi cuentos para Rita: Ciudad Mees

Cada esquina que doblaba le trasladaba a otra calle oculta por la niebla. Parecía que aquellas aceras desangeladas jamás llegarían a conocer la luz del medio día. Siempre gris, frío y triste, así era la ciudad de Mees.
Caminaba sin saber a dónde ir, completamente desorientado y prácticamente ciego. Sin destino, sin pasado y sin anhelar ningún futuro. Mees era un sitio demasiado cruel para las personas que habitaban en él, devoraba sueños y esperanzas y excretaba personas sin vida que se limitaban a sobrevivir en aquel tiempo aciago.
Atrás quedaban los tiempos luminosos, aquellos tiempos arcoíris en los que la que Mees era el paraíso de la felicidad. Pero Mees estuvo siempre escondida, fue siempre un secreto para el mundo y era solo cuestión de tiempo que llegaran las sombras. Suelen decir que lo que no se ve se pudre y la putrefacción llegó tal vez antes de lo esperado ajando sus calles y agriando su aroma.
Pero nadie quería huir de Mees, nadie quería emigrar a otras tierras extrañas, nadie quería buscar una vida después de haber vivido intensamente en aquella ciudad de la alegría. Sus habitantes deambulaban por las calles intentando ver el cielo, encontrar un resquicio entre la intensa niebla que les permitiera ver una estrella en la noche o un rayo de sol en el día. Ese era su destino, deambular hasta que les alcanzara el olvido o tal vez la muerte. Fantasmas de un pasado tan real como inexistente.
No hay sonrisas en Mees, no hay llantos ni lágrimas, no hay risas, ni miradas cálidas e intensas, no hay odio ni amor, no hay guerra ni paz, en Mees ya no queda nada. Solo calles que recorrer una y otra vez esperando un milagro imposible sin fe y en Mees nunca hubo fe, ni aun en los buenos tiempos la hubo. Una razón más que condujo a su destrucción.
De Mees solo quedan ya las calles, las casas y los templos que su habitantes construyeron sacrificándolo todo y esa eterna niebla que no permitirá ver nunca las grandes obras que fueron.
Tan solo un caminante, uno solo, toca con sus manos cada piedra, cada baldosa, cada pared de hormigón para recordar con sus manos lo que sus ojos no volverán a ver a nunca. Siente la vida dentro de ellas. Se equivoca terminará perdiendo su sonrisa y la vida en el intento de que Mees vuelva a un esplendor que no quiso ser más que una ficción, una historia de esas que jamás se contará a nadie porque a nadie le interesa.
Así es Mees, una ciudad para vivir en el recuerdo y para morir esperando una luz que no llegara nunca.

viernes, 11 de diciembre de 2015

Un pensamiento para Rita: Solsticio de invierno

Llega la Navidad, esa fecha en que celebramos el nacimiento de Jesús y lo hacemos seamos cristianos o no porque se ha convertido en tradición. Curiosamente se sabe que Jesús no nació en esa fecha ¿Por qué se celebra ahí entonces? En esas fechas se produce el solsticio de invierno que es el momento en el que las noches paran de alargarse y empiezan a crecer de nuevo los días. En muchas culturas ya era motivo de celebración, mucho antes del nacimiento de Jesús y la llegada del Cristianismo, y se vinculaba a la renovación y el renacimiento. El Cristianismo se apropia de la idea de renacimiento colocando en esa fecha el nacimiento del hijo de su dios y convirtiendo en cristianas celebraciones tradicionales anteriores a su propia existencia.
La mitología de muchas culturas está basada en ciclos naturales ligados a la tierra y a la vida, tal vez no hubiera un conocimiento científico detrás pero desde luego estaban basados en algo mucho más real y cercano que la existencia de un Dios determinista. Muchas de estas culturas buscaban el origen de la vida en la Madre Tierra, en el Sol… y desde luego científicamente hablando estaban mucho mas cerca de la realidad que explicar la vida a través de la existencia de un Dios creador. Y sin embargo, a pesar de todo, esos conocimientos inconcretos fueron convertidos en mitos e incluso fueron perseguidos y sus celebraciones fueron fagocitadas por la tradición cristiana.
Pero celebremos, la Navidad o el Solsticio de Invierno o cualquiera otra cosa que se nos ocurra, la vida siempre es motivo de celebración. Renovémonos, renazcamos y sigamos viviendo hasta que volvamos al polvo del que venimos o a que nuestro Dios recoja nuestras almas para darnos la vida eterna. Da igual en lo que creamos vivamos!

jueves, 10 de diciembre de 2015

Hay versos que se escriben solos,
que los encuentras cuando menos te lo esperas,
que llegan como plumas de escritorio,
como plumas que rellenan los cojines
para que puedas descansar en ellos tu cabeza,
como plumas que te acarician el rostro para dibujar tan solo una sonrisa.

Hay versos que te llegan sin merecerlo,
sin haber hecho nada para sentir su ritmo cadencioso,
sin haber sentido su belleza,
llegan a ti porque quieren, porque quieren encontrarte,
porque tienen algo que decirte,
porque quieren ofrecerte su regalo.

Hay versos que llegan libres, que te cuentan una historia,
una historia de ti que no sabías,
una historia de ellos tan hermosa
que no hay verso que pueda contenerla.

Hay versos que se sienten sin saberlos,
versos sin sentido que se escriben,
versos que se escriben porque quieren,
versos que se escriben sin quererlos,
hay versos que flotan el aire
versos sin aire que se ahogan,
versos que arden y te queman,
versos de hielo que te enfrían,
versos reflejados en la luna,
versos invisibles en el día,
hay versos que escuchan el silencio,
silencios que son versos estruendosos,
hay versos y versos y mas versos,
hay versos de todos los colores,
versos que saben a amapola,
versos que se esgrimen como espada,
versos que son fragancia embriagadora,
versos que entre todos no son uno
y un solo verso que puede serlo todo
y versos y versos y mas versos…

De todos los versos el mas bello,
la hermosura del verso en solo uno,
es un verso libre que te abraza
aunque nunca has legado a merecerlo.

miércoles, 9 de diciembre de 2015

Besaré el suelo (Luz Casal)

Cuanto más bella es la vida más feroces sus zarpazos, cuantos más frutos consigo más cerca estoy de perder, por una caricia tuya toco el cielo con las manos pero sé que si te marchas, besaré el suelo otra vez. Grita al mundo, rompe el aiere hasta que muera tu voz, que el amor es un misterio y que importa sólo a dos, correremos por las calles, grataremos tu y yo que el amor es un misterio y que importa sólo a dos. Yo no quiero cusar pena sólo por mi condición de mujer rota en esencia y herida en el corazón no habrá un hombre en este mundo que me vuelva a hacer caer, porque sé que si se marcha besaré el suelo otra vez. Cuando llegue el huracán, que segruro ha de venir, por marcharte de mis brazos, por escaparte de mí pensaré que fuimos grandes, pensaré que fuimos dos, tú en tu cuerpo, yo en el mío y un sólo corazón.

sábado, 5 de diciembre de 2015

Publican a Xarle

Allá por junio encontré la página del centro poético nacional, www.centropoetico.com. Vi que organizaban concursos y de inmediato decí enviar el último poema que había escrito. Ni me acordaba ya pero ayer recibí un correo en el que me solicitaban permiso para publicarlo en una antología poética que titularán Un poema en 80 días. Inmediatamente les di esa autorización.
Releo el poema y no me gusta nada pero no niego que es una alegría y un reconocimiento saber que van a publicarlo mas si cabe cuando es la primera vez que enviaba un poema a un concurso.
Quiero compartir con las personas que leeís el Juego de Xarle mi alegría y agadecer de paso todas vuestras visitas porque son las que hacen que siga escribiendo mis tonterías y por lo tanto también sois protagonistas en este reconocimiento.

Os dejo ahora el poema, como os decía no me gusta nada, me suele pasar con mucho de lo que escribo cuando lo releo, pero ahí está y forma parte de esta locura que es El juego de Xarle.

Eskerrik asko - Muchas gracias


De los colores cuando uno te falta

La especie del sueño que vive escondido en las sombras, que espera una luz que no llegará nunca. Mortecinos momentos eternos de grises colores. Tan grises. Tan grises. De esos colores que existen cuando uno te falta. Y me falta. Me falta. Lo he perdido si es que alguna vez llegué a encontrarlo.

Caminos de alfombras con fosos de espadas, descalzo en la vida o con unas sandalias que extreman el frio del invierno del norte. Con viento y escarcha, con nieve y allí dónde piso una huella de hielo. Tan blanco. Tan blanco. De ese color que solo ves cuando uno te falta. Y me falta. Me falta. Seguiré caminando, buscando.

Una onda invisible se mece en el aire, me atraviesa, me explota, me vacía y me llena. Una onda inconstante de una marea de lunas lejanas, de lunas oscuras, de lunas tan negras. Tan negras. Tan negras. De esos colores que brillan cuando uno te falta. Y me falta. Me falta. Perdido en la noche No encuentro la calma.

Meciendo mi rostro una mano de seda, caricias profundas que paran la vida y cuando no se sienten la vida no es nada. El pálido gesto de unos ojos vacíos de colores malva. Tan malva. Tan malva. De esos colores que mueren cuando uno te falta. Y me falta. Me falta. Descansado en ébano volveré a buscarla.

jueves, 3 de diciembre de 2015

Crecer y crecer para seguir siendo imperfectos,
conocernos a nosotros mismos y seguir siendo desconocidos,
aprender de nuestras experiencias para caer en los mismos errores,
subir hasta la cumbre de la vida solo para iniciar el descenso.
Amar, amar y volver amar, con un corazón roto que llora,
esperar lo imposible sabiendo que no existen los milagros,
y luchar por no perder nunca lo que tanto se ha amado.
Sonreír a la vida aunque no siempre te sonría,
hacer una caricia al viento para que la lleve a las mejillas de los otros,
sostenerse en pie cuando el cuerpo ya no aguanta
y mirar siempre al frente aunque tengamos dudas.
No esconder el amor y enseñarlo siempre,
aunque asuste, aunque de miedo, aunque sea la manera de perderlo.
Saborear cada instante placentero y acariciar los amargos,
salir de la burbuja que no puede protegernos,
para ser mas, para no estancarnos, para ser libres.
Amar, amar con el cuerpo, con el corazón, con las entrañas,
aunque no siempre sea bello, aunque nos traiga dolor,
aunque la desesperación se apodere de nosotros,
amar a pesar de que haya momentos que no podamos soportarlo.
Perdonar, perdonar el dolor, el engaño, la ira, perdonar aunque no nos lo pidan
perdonar para curar las heridas, las del otro, las nuestras
y pedir perdón siempre, siempre que alguien sienta dolor por nuestra causa,
pedir perdón incluso cuando no seamos culpables.
Volver a amar y seguir amando y amar siempre
y adentrarse en lo desconocido, saltar al espacio exterior, introducirnos en nosotros mismos, volar con la imaginación a dónde no pueden llegar las manos.
Encontrar la felicidad en las cosas sencillas, en un momento amable,
en un paseo a la luz de luna en una cálida noche de verano,
o calados hasta los huesos por una fría lluvia de invierno.
Y amar, amar, amar siempre. Amar, amar hasta que la vida nos consuma.
amar hasta que la luz escape de la gravedad de ese agujero negro,
la luz está dentro, si amamos conseguiremos sacarla y que ilumine nuestras vidas
y si no lo conseguimos no podremos reprocharnos no haber perseguido nuestro sueño.
Amar y ser.
Ser y amar.
Amar para ser.
Ser para amar.

miércoles, 2 de diciembre de 2015

Microcuentos para Rita: de Reinas y Orcos

El orco se enamoró de la Reina, la dama de más alto linaje que el mundo hubiera conocido en esta era, la dama más bella de la historia de aquel mundo. Él no sabía quién era, ambos estaban encerrados en celdas contiguas. Su amo, su señor, tenía presos a ambos, a ella para arrebatarle su reino, a él por no querer derramar mas sangre. Y por las noches cuando todo era silencio hablaban, hablaban sin parar, hablaban horas y horas. Hablaron los días, los meses, los años que duro aquel cautiverio pero ninguno sabía quién se escondía detrás de aquellos inmensos muros de piedra.
Vinieron a liberar a la Reina y la reina pudo ver al orco en su celda y lo liberó también, llevándoselo consigo a aquel maravilloso reino dónde siempre era primavera y los montes verdes. Pasearon y pasearon por aquellos parajes escondiéndose del mundo porque el mundo jamás entendería que estuvieran juntos y por las noches hablaban  y hablaban a través de los muros que separaban sus habitaciones.
Pero no es posible una sola vida para un orco y una princesa y empezaron a surgir los problemas, demasiados problemas para una Reina con un reino en el que reinar. El orco cada vez le suponía una mayor carga y lo fue apartando de si.  El orco lo intento todo pero sólo consiguió convertirse en un problema mayor hasta que ella lo apartó del todo. Algo normal, lo hubiera hecho cualquiera.
No se que fue de la Reina, ignoro que sucedió con su reino. El orco volvió a el castillo, que ahora estaba medio derruido, para encerrarse en la misma celda en la que conoció a la Reina. 

martes, 1 de diciembre de 2015

Microcuentos para Rita: el devorador de almas

Un rostro siempre amable, la sonrisa perenne y sobre todo aquella mirada tan profunda. Parecía un hombre bueno y sin embargo devoraba almas. Ni el mismo se daba cuenta de lo que hacía, vivía en la ilusión de bondad que todas las personas le transmitían de si mismo y así se comportaba pero en lo más profundo su voracidad era inmensa.
Apareció en su vida el ser más dulce, el ser más maravilloso que había conocido. Un ser que necesitaba ser protegido, que necesitaba ser amado, un ser que portaba una pesada coraza para evitar que nadie volviera a hacerle daño. Pero aquella coraza no pudo protegerlo, él consiguió atravesarla, porque aquel ser necesitaba ternura, cariño, amor,  y una vez dentro su alma fue el festín mas grandioso. Era tan espléndido su sabor, le llenaba tanto, que no solo devoro su alma, lo devoro entero por dentro.
Y se dio cuenta de lo que había hecho con él y lloraría por siempre amargamente. Y gracias a aquel ser se dio cuenta de lo que era y de cuantas almas había devorado pero las lágrimas solo brotaban por aquel ser maravilloso. Y nunca volvió a ser el mismo, su rostro siguió siendo amable, su sonrisa perenne pero su mirada ya siempre sería triste. Las almas eran su alimento y solo aquel ser podría salvarlo de su condena.

lunes, 30 de noviembre de 2015

En aquel pequeño atracadero, con los pies colgando sobre unas aguas esmeralda, mi piedra y mi color, en el ocaso de un día, otro día más que deseaba que pasara para huir de aquel paraíso de luz y calor que hasta aquel año llamaba mi segunda casa. Había dejado de serlo, ya no lo sería nunca porque mi hogar estaba donde tu estuvieras y lejos de ti ya todo era gris, triste y silencioso, como lo es ahora, como lo empezó a ser cuando me llego el desahucio.
Volví al año siguiente, volví porque tenía que volver, volví porque es complicado romper con el pasado. Volví después de una gran tormenta, tal vez la última tormenta. Fui mas tarde de lo planeado, lo retrasé todo lo que pude esperando que llegara una calma que nunca llegó, que aún no ha llegado, una calma que aun sigo esperando. No pisé el atracadero, apenas toqué ese mar de azules verdosos, apenas puse mis pies en la playas de un paraíso que había dejado de serlo. Muchos años después sentí el frio en aquella isla y hasta el tiempo parecía que acompañaba mis sentimientos. Lluvia, mas lluvia y apenas veinte grados, algo insólito en los veranos del Mediterraneo. Tal vez Mari hubiera decidido visitar la Tramuntana, tal vez me hubiera seguido con su carro de fuego para tomarse un descanso. Mari, la “diosa” de los vascos, la dama de Amboto, la señora de las tormentas… Sin duda me acompaño en ese viaje.
Y la busqué en aquella sierra que recoge su nombre de los vientos del norte, quería hablar con ella para contarle mis secretos, mis penas, mis sueños. Entre lluvia y niebla no pude encontrarla pero descubrí un paraje bello, un refugio de roca sobré el mar, una atalaya desde la que contemplar el mar, un lugar solitario por el cual probablemente jamás volverá a pasar nadie porque no hay caminos que lleven hasta él. Y allí me dormí a pesar del frio, allí me dormí a pesar de estar calado hasta los huesos. Allí me dormí y desperté sin sueños, desperté sin nada, me desperté sin ser nada. Tan solo una sombra que vaga persiguiendo tormentas porque el sol solo lo encontraré contigo.

viernes, 27 de noviembre de 2015

Me acabo de comer una palmera de chocolate!!!!! Ummmmmmmmmm me encanta el chocolate, es algo que me pierde, todos los días tengo que comer algo de chocolate.  Dicen por ahí que es un sustitutivo del sexo y la verdad es que en cierta manera lo creo. Pero si sumamos todo el chocolate que como y el ritmo masturbatorio que llevo pues igual debería plantearme si es normal tener un deseo o una necesidad sexual tan constante y obsesiva. Menos mal que tengo a mis amigos, que son al menos tan cerdos como yo, y entiendo que es algo que nos pasa todos o casi todos, si no, la verdad es que sería para empezar a preocuparse.
He comido en la mesa de curro y alguna miguita se ha desperdigado y me he descubierto buscando los cachitos de chocolate que pudieran haber caído y cogiéndolos con los dedos para no perder ni un miligramo. Y te das cuenta luego de la imagen patética que supone, solo me hubiera faltado acercar los morros y absorber las migas como un aspirador. Lo malo es que tal vez si hubiera estado solo lo hubiera hecho y no sería la primera vez! Me traía la imagen de alguien metiéndose una raya de coca, adicto total. He tomado la firme determinación de no volver a repetirlo pero la carne es débil y a veces no se puede evitar caer en las tentaciones y el deseo.
La palmera la he comprado en una panadería de que aquí abajo, me ha atendido una panadera que está más buena que el pan –¡dios!, que lo del sexo si que va a ser un problema-. Y según me ha visto entrar me ha dicho la frasecita de todos los días “¿ya vienes a por el vicio eh?”. Siempre sonrío,  a veces, muy pocas, le digo alguna tontería si se me ocurre pero normalmente me quedo solo con la sonrisa y pido mi palmera.  Soy tímido, aunque se que muchas veces no lo parece, muy tímido diría y además las chicas guapas me imponen y mas si me vacilan. Pero a pesar de todo llevo unos meses que no falto a la cita con mi palmera.
Pero estoy empezando a dejarlo. No porque me vacilen, no porque sea patética la avidez con que la devoro, ni mucho menos porque tenga que ver con algún sórdido comportamiento o frustración sexual, lo estoy dejando porque los dibujos de algunas camisetas que tengo parece que están en tres dimensiones. Vale que el efecto óptico en algunas es bien curioso pero cuando te la quitas y percibes que cada día ves menos parte de tus pies te das cuenta que lo de la palmerita se está convirtiendo en un problema. Dicho sea de paso, dónde digo pies podría decir pene, pero lo que me faltaba ya para que me tuvierais por un obseso sexual. Aunque si confieso la verdad es la parte que mas me preocupa no ver y uno tampoco anda tan servido como para que no importe el volumen que adquiera la barriga.
El caso es que se está convirtiendo en un problema estético. En general soy bastante larguirucho, de hecho tengo bastante parecido con un poste de teléfonos, en este caso con un poste de teléfono embarazado si tal aberración de la naturaleza fuera posible. Y uno es feo pero le gusta ir mono o por lo menos que la ropa le siente bien. Bastante sustos me llevo al salir de la ducha y verme desnudo en el espejo como para perder también la dignidad vestido. Pero bueno no os creías tampoco que doy demasiada importancia a mi físico, aunque se la doy bastante mas que antes, pero vernos bien de aspecto siempre ayuda con la autoestima y el autoconcepto. ¿Que es una tontería?, pues si. ¿Que tendría que madurar en eso?, pues también, pero con estos mimbres tenemos  que tejer el cesto.

Pues eso, que voy a dejar lo de la palmerita. Miedo me da, porque si realmente es un sustitutivo del sexo ni mi imagino el ritmo frenético en el que voy a entrar ahora, voy a parecer un mono en celo. Pero bueno con el ejercicio también se baja tripa, así que lo tomaré como un beneficio añadido. Si echará brazo ya sería la ostia, aunque pensándolo bien el derecho estaría mucho mas desarrollado que el izquierdo y si hay una cosa que tengo clara es que la belleza está en la proporcionalidad y en que todas las piezas encajen. A ver si me explico… tu haces un collage cogiendo recortes de fotos de las mejores partes de los tíos o las tías famosas y te sale un engendro porque no encajan, porque no tienen armonía y porque la belleza es mucho mas que un conjunto de partes bonitas.  Pero estoy hablando de belleza física porque otras bellezas se ven mejor con los ojos cerrados. Así que voy a cerrar un ratito estos ojitos de batracio que dios, o mejor dicho, la meiosis celular me ha dado y pensar en ti. Espero que me permitas o por lo menos que no te moleste que siga disfrutando de esta manera de tu belleza.

jueves, 26 de noviembre de 2015

Viajo en una furgoneta, los paisajes se dibujan difuminados por una suave llovizna que dejando sus gotas en los cristales como esas lágrimas dejaron sus gotas en mi rostro. La niebla cubre los verdes valles donde desborda la vida,  las montes asoman poderosos, como protegiendo lo que albergan en faldas,  y al fondo el mar, un mar que desde tan lejos parece extrañamente en calma pero que está furioso, embravecido. Ese mar que tanto me gusta, ese mar que tanto amo.
Las ruedas devoran los kilómetros y me invade la necesidad de caminar, de pasear por aquel paraje de luces grises y sombras blancas. Volveré un día. Volveré para mezclarme entre la niebla, para sentir esa vida, para sentir el poder de las montañas y para el ver mar, para sentirlo, para llevarle una historia y escuchar los silencios de sus olas rompiendo.
Y así pasa la vida, como en una furgoneta, queriendo llegar rápido a un destino que tal vez no sea el que buscamos ni el que queremos y perdiendo la oportunidad de vivir el camino. Hemos dejado de caminar para ser solo pasajeros de la vida.  Y así me siento hoy, pasajero de una vida que tal vez me lleve a donde no deseo y lo soy porque quise viajar demasiado rápido para llegar al destino con el que había soñado toda la vida. Me equivocaba, no había soñado con el destino, mi sueño era el camino, mi sueño era pasearlo, zambullirme en él, en sus maravillosos paisajes, en sus luces, en sus sombras, congelarme con su nieve y derretirme con su calor, disfrutar de los brotes verdes en primavera y de los ocres y los naranjas del otoño. No había un destino, tan solo un camino que empezaba y que era imposible saber a dónde llevaba, el camino con el que había soñado. Y caminé pero a ratos quise ir demasiado rápido, demasiado rápido para mí y sobre todo demasiado rápido para quién había decidido acompañarme.
De vuelta en la furgoneta, ha dejado de llover, las nieblas se han despejado y haces de luz escapan entre las nubes. El paisaje sigue siendo bello, uno de esos lugares que destacan entre miles por su hermosura, pero no ya no veo el mar, ahora queda en mi espalda. He llegado prácticamente hasta la costa, a un precioso pueblo con playa, con puerto y de gentes tan secas como amables pero  me he vuelto sin ver el mar de cerca y no le he contado mi historia. Hoy tan solo era un pasajero de un viaje obligado, tal vez un día vuelva para perderme en aquel lugar, para elegir los caminos según se vayan cruzando, para tumbarme en sus praderas a descansar, para mirar en lo más oscuro de la noche un cielo plagado de estrellas. Es posible que  así nunca llegue a encontrarme con el mar, tal vez así nunca llegue a compartir con él mi historia, pero habré disfrutado, habré vivido lentamente y paladeado cada instante, como paladeaba cada instante en el que caminabas conmigo. Viviendo rápido se viven mas cosas pero el secreto de la vida no está en el número de cosas que se viven sino en la intensidad con la que vivimos cada momento. No habrá destinos pero en mis anhelos siempre estará el mar y en mis sueños caminar hasta él contigo.

miércoles, 25 de noviembre de 2015

Casicuentos para Rita: de las niñas que no quieren ser solo princesas y los niños que solo pueden ser bomberos

Aquella niña tenía su cuarto pintado de rosa, de las paredes colgaban cuadros de esbeltas princesas con espectaculares peinados, ojos azules o verdes  preciosos e inmensos  y vestidas con hermosos vestidos de largo rosas, tenía miles de cuentos de princesas y escondido en el armario tenía un telescopio. Ella tenía el pelo largo y hermoso, sus ojos también eran verdes precios e inmensos,  mucha de su ropa también era rosa pero cuando se miraba al espejo no veía una princesa.
Aquel niño tenía su cuarto pintado de azul, las baldas de sus armarios estaban llenas de figuritas de monstruos,  la mayoría de ellos muy feos pero de un aspecto amable y casi cariñoso, tenía cuentos de miedo, de esos cuentos inocentes que empiezan a enseñar lo que es el miedo y escondido en el armario tenía un mallot y unas zapatillas de ballet. Él era lo contrario a un monstruo, sus inmensos ojos azules eran simplemente arrebatadores, su pelo era rubio rizoso y tal vez un poco rebelde, y tenía una cara en la que se reflejaba bondad con bastantes dosis de picardía.
A ella le gustaban las estrellas, la luna, el espacio y cuando nadie la veía sacaba su telescopio y miraba por él. Era demasiado pequeña para decir que estaba investigando, pero en el fondo era lo que estaba haciendo. Sin saberlo aprendía de lo que veía e investigaba un mundo nuevo y completamente desconocido.
A el le gustaba bailar, moverse con gracilidad al compás de la música y cuando nadie le veía sacaba su mallot y sus zapatillas y danzaba. Danzaba sin parar hasta acabar agotado. Era demasiado pequeño para decir que expresaba sus sentimientos a través de la danza pero en el fondo era lo que lo hacía. Sin saberlo sus movimientos sus movimientos eran puro sentimiento, puro arte.
Pero las niñas quieren ser princesas y los niños bomberos. No es que lo quieran, pero aprenden a quererlo. Desde el mismo nacimiento preguntamos si es niño o niña y nos imaginamos una vida para ellos basándonos tan solo en su sexo. Siendo bebes les vestimos de rosa o azul, cuando crecen les regalamos muñecas o balones, cuentos de princesas o de héroes. Y con todo el mundo presionando –la familia, los amigos, la televisión… y hasta los desconocidos- les encaminamos hacia la belleza o hacia la valentía.
La niña se hizo mayor. Estudio y estudio. Muchas noches durmiendo poco, muchas noches mirando a las estrellas y muchas mañanas arreglándose delante del espejo. Con los años consiguió un trabajo de investigadora en un observatorio. Y fue feliz aunque odiaba perder una hora todos los días poniéndose guapa.
El niño se hizo mayor. Y dejó de bailar. También estudio pero estudio menos. Los monstruos ya no le daban ningún miedo, era un joven valiente que arriesgaría su vida por los demás. Con el tiempo sacó un plaza de bombero y se dedicó a ello toda su vida. Y fue feliz aunque siempre echaba algo en falta, echaba en falta la danza.

martes, 24 de noviembre de 2015

Cartas que nunca voy a enviarte......

Es curioso como en las personas que me parecen bellas encuentro siempre cosas que me recuerdan a ti. Empecé a darme cuenta en lo meramente físico pero no hace mucho lo empecé a ver también en la forma de ser. Tal vez me resulte mas sencillo explicarlo con la parte física, de repente me encuentro pensando que esa sonrisa tan deslumbrante se parece a la tuya, o que esos ojos tan bonitos están un poco rasgados como lo tuyos, o que la nariz, los labios, el pelo o cualquier otra cosa se parecen a los tuyos. A veces veo como viste una persona y pienso que se parece el estilo. Y me pasa lo mismo con la manera de ser, cuando una persona se ríe de cosas que se que te harían gracia, cuando veo que una persona reaccionaría como tú lo harías, cuando veo que una persona opina cosas desde el mismo punto de vista en que tú lo harías. Y mil detalles mas, algunos difíciles de explicar y otros que no quiero que nadie lea salvo tú. Veo la belleza de otras personas y siempre pienso en la tuya y de alguna extraña manera hasta las personas mas bellas salen perdiendo en la comparativa.
Supongo que a ti ha dejado de pasarte pero yo te sigo viendo muchas veces. Ya sabes a lo que me refiero, recuerdo un día que viste a un chico con unos pantalones cortos verdes y pensaste que tal vez fuera yo. A mi me sigue pasando y cada vez que me pasa se me agita el corazón, me pongo nervioso y tengo la necesidad compulsiva de intentar ver mejor a esa persona para saber si eres o no eres tú. Es cierto que me pasa mas cuando estoy en tu pueblo pero también me ha pasado a cientos de kilómetros, en lugares en los que simplemente era imposible que estuvieras.
Supongo que en ambas cosas, en ver tu belleza en otras personas y en creer verte, tiene mas que ver el deseo que la realidad. Lo que queremos a veces hace que veamos cosas que no se corresponden con la realidad. Un día te hablé de la prueba de doble cero. Se pasan experimentos a otros investigadores que no saben nada de ellos y con los datos justos para ver si encuentran los mismos resultados. Esto se hace porque hace tiempo que se sabe que es más probable encontrar un resultado cuando estás buscando ese resultado. Y esto no solo es así en ciencia, es una característica humana  queremos encontrar lo que buscamos y lo encontramos incluso por encima de lo que dicen nuestros sentidos, por encima de lo que dice la realidad. Si lo piensas es algo bello también pero no deja de ser un autoengaño. Incluso a veces preguntamos a terceras personas sobre cosas que vemos, que creemos y si no nos dan la respuesta que queremos incluso llegamos a enfadarnos. La respuestas de otras personas también están condicionadas por sus vivencias por lo que es difícil saber en quien confiar en cada caso. No somos experimentos, somos personas y la objetivad se tiñe de la subjetividad del otro. En cualquier caso la opinión del otro suele ser menos subjetiva que la nuestra. En cualquier caso la opinión del otro siempre estará condicionada por lo que le contemos, por nuestra versión de la película y porque si le estamos contando algo importante será porque confiamos en ella y ella probablemente condicione también su respuesta al cariño y confianza que nos tenga. No somos experimentos y tampoco somos científicos. Errar es humano, errar es bello en cierta manera pero no nos permitimos el error. Algunas personas mas que otras pero en general queremos ser perfectos, sin mácula y sin embargo errar también significa que somos humanos. Tenemos que aprender de los errores y no flagelarnos tanto por ello y creo que a tu y yo nos centramos demasiado en nuestros errores, queremos ser perfectos y no lo somos.
Otra vez que empiezo a escribir y termina saliendo lo que le da la gana.  He empezado escribir esto porque ayer vi a una actriz de esas guapísimas que me recordaba mucho a ti. Me fijé mucho en ella y al final me di cuenta de que en rasgos físicos no se parecía nada a ti, simplemente en las dos habitaba mi idea de lo que es bello, me idea de la belleza.

lunes, 23 de noviembre de 2015

Se escapan los días de esta mierda vida,
y en las nubes de este invierno que llega
se dibujan tan solo recuerdos de días pasados,
historias de vida que fueron un sueño.
Me pierdo en el mundo buscando sonrisas,
ninguna jamás  será tan perfecta,
tan solo la tuya podrá ya enamorarme
aunque encuentre en todas atisbos de ella.
Se olvidan los días de mares en calma,
y observo las nieves blanqueando la playa
igual que las canas blanquean mi pelo,
lloro al pensar que han venido a quedarse.
Y en aquellos andares te veo moverte,
y en ese vestido imagino tu cuerpo,
y en un mar de caras contemplo tu rostro…
te veo siempre porque quiero verte.
Subido a esta cima que ya no existe
el viento me quema una piel que ya no es tan blanca,
no veo un camino que se esconde en niebla,
el camino de vuelta a un lugar que no existe.
Y en los rostros de otros contemplo tus ojos,
y de otros brazos asoman tus manos,
no miran, ni abrazan porque no son los tuyos
tan solo espejismos de un oasis perdido.
En noches y arena espero perdido,
las estrellas ahora apagan sus luces,
cada paso es mas duro y a la vez mas liviano,
en cada paso el milagro es aun mas lejano.
Y esta mierda de vida se me va apagando
en un sinsentido que devora ilusiones,
el viaje a un espacio infinito lleno de vacío,
hasta que polvo estelar descanse en la tierra.

Isla de cielo (Doctor Deseo)

https://www.youtube.com/watch?v=EFXIGq4ea2E

Es tu mirada el silencio que calma mis dudas
isla de cielo, tormentas que en tu puerto he de olvidar
maldigo el mundo a sus garras a esta mentira que mata
hazme un hueco entre sueños para esconderme en tu cuerpo

Nado en las aguas que me dibujas
dulces engaños tejen las redes
y en la distancia llegó el recuerdo,
esa niña inquieta que me roba el sueño
que oculta una guerra tras sus ojos claros.
Amor brujo que, a la suerte debo,
complicado enigma de un tesoro y su playa...

Sabes que esta noche has salpicado mis sueños
que aceleras mi mente y que inundas mi imaginación

viernes, 20 de noviembre de 2015

Microcuentos para Rita: puntos de vista

Desde la azotea de un rascacielos las personas que pasean por la calle parecen muy muy pequeñitas y si es muy alto parecen casi un punto, algo insignificante. ¿Os habéis parado a pensar que si miran hacia arriba os verán exactamente igual, pequeñitas y casi insignificantes? Si queremos ver como son realmente las personas y que ellas puedan ver cómo somos nosotros nos tenemos que situar siempre en el mismo plano. 



P.D. : El cuento sigue en deuda

jueves, 19 de noviembre de 2015

Hoy me había levantado con ganas de escribir algo bonito. Es un día especial, un día de celebración, no para mi en concreto pero lo es. Pero hay personas que te joden el día y de paso la semana. Ayer ya tuve una soba y sumada a la que he tenido hoy pues me han quitado la sonrisa para todo el puto día. A veces metes la pata y hay que reconocerlo, no es que lo pase bien cuando se que la he cagado pero reconocerlo es el primer paso para no volver a cometer el mismo error. Lo que me jode es cuando te vienen los listillos que te dicen que lo que has hecho está mal porque no has hecho lo que ellos querían ni como ellos querían y encima se creen con derecho a decírtelo cuando no son nadie para hacerlo y no tienen absolutamente ningún derecho. Me amargan el día joder. Me lo amargan y me quitan la sonrisa de la boca. Ya se que yo soy el primero en equivocarme y se que a veces juzgo sin saber lo suficiente pero ostias lo de algunas personas es que es increíble y mas cuando lo hacen desde una posición de poder y superioridad y poniéndote en cierta manera bajo amenaza. Y luego como les correspondas el gesto diciéndoles algo a ellas se ofenden. A tomar por saco. Hoy me voy a enclaustrar en mi burbuja de cristal y no salir de ella. Me voy a abrazar a mi mismo y autocompadecerme un poco, ya se que la autocompasión no es buena pero hoy no me apetece otra cosa y no me apetece tampoco seguir peleando por personas que te terminan dando por el saco. Mañana será otro día y volveré a pelear por un trabajo en condiciones de dignidad para mi y para esas personas que no dudarían ni un segundo en despedirme si pudieran y por aquellas, que teniendo posibilidades de conseguirlo, no lo hacen porque para mantener la imagen de que son buenas. Hipocresía. Hasta el culo. Y lo que mas me jode es que tenía la autopromesa de escribir un cuento bonito porque era el día para hacerlo y sencillamente no estoy en condiciones de hacerlo. Queda en deuda.

miércoles, 18 de noviembre de 2015

Hay días que me pongo a cantar a grito pelado, sin música. Me  gusta cantar, a veces me saca de mis sentimientos, otras me sumerge en ellos. Supongo que los vecinos tienen que flipar aunque tengo la decencia de no hacerlo a horas intempestivas. Cantar, escribir y masturbarme son cosas que me gusta hacer en solitario pero que creo que no me disgustaría que alguien me oyera, me le leyera o me viera sin yo saberlo. Al fin y al cabo creo que tengo un punto de exhibicionista  vergonzoso.
Hay días que al terminar cualquiera de las tres cosas no me quedo satisfecho del todo. Con la mayoría de cosas de las que escribo al releerlas pienso que menuda mierda he escrito pero escritas están y ahí se quedan. Sin embargo algunas las releo y me parecen preciosas estén mal escritas o no.
Cuando canto es diferente. Cuando una canción veo que me está quedando bonita, la repito y la repito hasta que me canso y trato de interpretar de otra manera las partes que identifico como mejorables. No se si canto bien o no pero desde luego se que cuando canto solo o borracho lo hago mejor, supongo que me desinhibo. Y también tengo claro que canto mejor después de llevar un rato cantando, es como si la voz se calentara y funcionara mejor. Aunque por otro lado a veces me empieza a picar la garganta y me atraganto.
Masturbarme es lo de siempre. Ya se que no parece un arte comparable a los otros pero hablábamos de satisfacciones. Hay días que te masturbas como sin ganas y te sale la mejor paja de tu vida y otras que empiezas cachondo a tope y terminas poco menos que decepcionado con el orgasmo.
Cantar canto muy de vez en cuando y no se porque me surge pero lo doy todo. En la otra casa o cuando era aun mas joven en casa de mis padres cantaba en la cocina. Y lo hacía porque era el sitio de la casa con mejor sonoridad. Estoy sordo pero esas cosas llego a distinguirlas y no se muy bien porque. En esta casa nueva no he encontrado un sitio que me satisfaga del todo pero me parece que donde mejor suena es en el baño.
Antes escribía también cuando me salía. Ahora por razones que no me apetece explicar procuro escribir todos los días que curro. Lo hago en el curro porque, aunque parezca increíble, es donde tengo mas tranquilidad e intimidad. Algunos días que no curro también me apetece pero no suelo encontrar el momento y sitio adecuados.
De mis costumbres masturbatorias poco que contar. Lo hago casi cada día y si un día no puedo a veces caen dos el siguiente. Es cierto que durante el último año y pico, por razones que no vienen al caso, había perdido el ritmo pero ya me estoy recuperando. Masturbarme me masturbo en casa, principalmente en el sofá. No negaré que también lo he hecho fuera de casa pero son episodios aislados con poca influencia en la muestra.

Cantar, escribir, masturbarme son tres placeres de la vida a los que llevo dedicándome con mayor o menor intensidad toda la vida (sobre a todo a masturbarme) y que tengo intención de seguir ejecutando supongo que con mas ganas que arte pero lo cierto es que a mi me satisfacen. Pero tengo una frustración. Se que has leído lo que he escrito aunque me gustaría que siguieras leyendo por lo menos has leído. Cuando hacíamos el amor me has visto masturbarme. Y aunque has visto un vídeo de mi cantando no me has oído cantar de verdad, no me has oído cantar con el sentimiento, no me has oído cantar cuando dejo que alma salga a través de las canciones. En esos momentos mi voz adquiere un color tan intenso que es preciosa incluso aunque desafine. Curiosamente cantar así, aunque me gusta hacerlo en solitario, me ha oído mucha gente  y tú nunca lo has hecho. Nunca canté para ti, nunca encontré el momento pero que sepas que desde que te conocí cada vez que canto, cada vez que meto en el baño y mi voz resuena por el puto sun molestando a toda la vecindad estoy cantando para ti, estoy cantando contigo en mis pensamientos. Y el que me haya oído últimamente sabrá que lo que canto son canciones tan bellas como tristes.

martes, 17 de noviembre de 2015

Oh, melancolía (Silvio Rodríguez)

Hoy viene a mí la damisela soledad,
con pamela, impertinentes y botón
de amapola en el oleaje de sus vuelos.
Hoy la voluble señorita es amistad,
y acaricia finalmente el corazón
con su más delgado pétalo de hielo.

Por eso hoy,
gentilmente, te convido a pasear
por el patio, hasta el florido pabellón
de aquel árbol que plantaron los abuelos.
Hoy el ensueño es como el musgo en el brocal,
dibujando los abismos de un amor
melancólico, sutil, pálido cielo.

Viene a mí, avanza
—viene tan despacio—,
viene en una danza
leve en el espacio.
Cedo, me hago lacio
y ya vuelo, ave.
Se mece la nave
lenta, como el tul
en la brisa suave
niña del azul.

Oh, melancolía, novia silenciosa,
íntima pareja del ayer.
Oh, melancolía, amante dichosa,
siempre me arrebata tu placer.
Oh, melancolía, señora del tiempo,
beso que retorna como el mar.
Oh, melancolía, rosa del aliento,
dime quién me puede amar.

Mari (Su ta Gar)

Hire diztira dut maite
anbotoko erregina
mortal guztien gainetik
hegan sua egina

Ta eutsi zan zeruan zehar
eguzkia joan eta gero.

Libre
izateko haiz jaioa
Mari
ez zara izango niretzat

Nire ametsetan giñen
biok tximisten lagun
baina argi da hori zela
soilik umeen ipuin

Ta eutsi zan zeruan zehar
eguzkia joan ta gero

Lehiotik dut ikusi ekaitza
ta pentsa bapatean
hor sugar damatxoarekin
gaur berriro larrutan

Libre
izateko haiz jaioa
Mari
ez zara izango niretzat

lunes, 16 de noviembre de 2015

Regalo

Y nació. Nació como nacemos todos, indefensos y con necesidad de ser cuidados, protegidos, queridos. Poco se de su nacimiento, tan solo una fecha grabada a fuego en el recuerdo, porque a fuego se marcan las cosas mas bellas. Como se mira al fuego la miraba a ella, embobado, sin pensar en nada, con su luz y su calidez protegiéndome del frío de una noche oscura, trayéndome el relajo, la paz y el sueño.
Y creció. Como crecemos todos, sin saber muy bien a donde vamos y con necesidad de ser cuidados, protegidos, queridos. Poco se de como creció, tan solo unas pocas historias de dolor que se conservan pintadas en el recuerdo, porque en los cuadros se pinta la belleza. Y así la miraba yo, con la mirada perdida en un cuadro en un museo silencioso, perdiéndome en los sentimientos que trasmiten las cosas bellas cuando son inertes.
Y se desarrolló. Como nos desarrollamos todos, haciendo apuestas para solo poder ganar algunas, acertando, equivocándose, siempre aprendiendo y con la necesidad de ser cuidados, protegidos, amados. Poco se de como se desarrolló, tan solo cientos de historias, algunas felices, otras tristes y otras simplemente historias que se conservan escritas en el recuerdo, porque en los libros se escribe la belleza. Y así la miraba yo, leyendo y sintiendo cada para palabra de una historia de una vida de la que quería saber cada detalle.
Y compartió momentos conmigo. Como compartimos todos, con momentos alegres, con momentos tristes, con ilusiones, con miedos y con la necesidad de ser cuidados, protegidos, queridos. Y de los momentos que compartimos lo se casi todo, porque se grabaron con el fuego de las cosas bellas, porque se pintaron como se pinta la belleza, porque se escribieron como se escribe lo más bello. Y así la miraba yo, amando cada letra, cada imagen, embobado con su luz y al calor de su fuego y era feliz, feliz como un niño con el mejor de los regalos, feliz como un hombre que había encontrado el sentido de la vida.
Y desapareció. Como desaparecemos todos, dejando tan solo recuerdos, dolor  y tristeza. De los recuerdos algunos se están perdiendo, el dolor mengua y la tristeza es casi ya melancolía. Y de la rosa tan solo quedará el nombre. Y así la miraré, conservando todo lo que pueda de ella, echándola de menos siempre, llorando por haberla perdido.


viernes, 13 de noviembre de 2015

¿Sabéis esos días que te levantas de la cama pensando “hoy va ser un día maravilloso”, esos días que hasta crees que algo bueno, algo espectacular te va a pasar?
Te levantas de la cama con una sonrisa abres la persiana y aunque no luce el sol el día es cálido a pesar de ser noviembre y parece que va a mejorar. Miras el reloj y te has levantado hasta pronto y piensas “voy a tomarme un cafecito relajado”. Nunca tomas café pero joder que es un día especial. Vas a la cocina, enciendes las cafetera expreso –te gusta el café clásico- (que viene a ser lo mismo que decir que comprar una de esas cafeteras de capsulas afectaría a tu presupuesto) y cuando tiras del portafiltro no sabes porque maldita ley física sale volando la borra y se estrella contra el suelo de la cocina poniéndolo todo perdido. Te afanas a limpiarlo todo pero esos malditos minigranos de café se meten por todos los sitios. Y cuando parece que has terminado ves incrédulo como una parte ha llegado hasta el techo y tienes que coger hasta la escalera de la cual estás a punto de caerte por no bajarte y moverla  para limpiar otra zona a la que no llegabas. Pero cual funambulista mantienes el equilibrio y evitas un percance. Recoges todo y te das cuenta de que se ha pasado la hora del café. Corres hacia el baño, te lavas los dientes, te afeitas a todo correr y te metes en la ducha. Que placer! Hoy va a ser un día maravilloso, seguro que me pasa algo bueno.
Al salir de la ducha te resbalas y de nuevo tu superpoderoso equilibrio consigue que mantengas la verticalidad pero te da un tirón en la pierna por el esfuerzo que te va a dejar cojo para todo el día. Te pones los pantalones como puedes, con lo que te duele la pierna te cuesta un triunfo pero lo consigues, los calcetines son otro reto y te has puesto uno al revés pero que le den por saco eso significa buena suerte y con lo que te ha costado como para quitárselo y ponérselo de nuevo. Una camisa, chaqueta y a la calle, que vas tarde. Hoy va a ser un gran día.
El ascensor tarda un huevo en llegar, la vecina del tercero con sus tres niños lo tiene retenido . No tardaría mucho si no fuera porque los tres van en carrito. Podrías bajar andando pero con la pierna tal y como la tienes decides esperar. Por fin llega, pero llega con la vecina y los tres carritos y con una sonrisa explendida te dice “me has subido”, calculas en un milisegundo el espacio y ves que no cabes ni colgándote del techo. Baja la vecina al garaje y tarda un huevo en sacar los carros pero por fin vuelve a subir el ascensor. Te metes en él, mientras bajas te miras al espejo y dices “que mono me he vestido, hoy va a ser un gran día” y de repente te encuentras con el reflejo de tu careto y te das cuenta de que llevas la mitad de la mejilla izquierda y parte del cuello a medio afeitar, te consuelas pensando –erróneamente- que te da ese cierto atractivo que tienen algunos dejados. Hoy va a ser sin duda un gran día.
El portal está recién fregado pero tu vista de lince lo detecta a la primera y pisas con cuidado para no tener mas percances. Tan concentrado vas en el suelo que te comes a la señora de la limpieza y la tiras al suelo. Le pides perdón mil veces pero ella escupe sapos y culebras por la boca y tienes suerte de haberte alejado para cuando te lanza un mandoble con el mocho. Acojonado sales del portal. Menos mal que es viernes y hasta la semana que viene no tendrás que verla. ¿Ves? Un día magnifico sin duda.
Sales a la calle y cojeas hasta el trabajo, se está estupendamente en la calle, pero en apenas un minuto se pone todo tan negro que parece que has entrado en una mina de carbón y cae el diluvio universal. Un vecino mas previsor que tu te adelanta con una canoa y un paraguas. Y tu calado hasta los huesos.
Llegas al curro, te quitas las toda la ropa que puedes quitarte sin insultar al decoro y decides que las zapatillas también puedes quitártelas y ves que el puto calcetín del revés no solo está del revés sino que tiene un tomate de las huertas de Gernika. No estaba así al salir de casa eso seguro.
Enciendes el ordenador y empiezas a trabajar, va a ser un buen día. Repasas lo que hiciste ayer y te das cuenta de que has cometido un error que te va a llevar mas tiempo arreglarlo que empezar de cero, pero como de cero no puede empezarse lo arreglas y te lleva casi toda la mañana. El resultado es mu satisfactorio. Entregas tu trabajo en la institución pública correspondiente, y la funcionara de turno te hace ver que además del que habías detectado lo que entregas tiene otro error. Pero lo hace con una sonrisa tan grande que recuerdas que hoy va ser un gran día. Vuelves corriendo a la oficina para arreglarlo porque el plaza de entrega se acaba hoy. Lo de corriendo es un decir porque la pierna te duele que te mueres y te adelanta un ancianito con cachava. Error corregido y vuelta dónde la funcionaria sonriente, todo bien pero la pierna con tanto paseo te duele tanto que te la arrancarías a mordiscos. Joe menuda sonrisa tenía la funcionaria y ya está resuelto todo, el día va a ser magnifico.
Al llegar a la oficina tu jefa te pregunta a ver donde narices estabas –ella usa otra parte de la anatomía masculina pero yo no la reproduzco por decoro-. Le cuentas toda la película y te echa una bronca del copón por ser tan torpe. Gracias al cielo –sigue diliviando- es la hora de salir y te vas para casa y no hay que volver hasta el lunes. Estás calado, con la pierna que no puedes ni moverla pero sigues pensado que será un gran día.
Llegas a casa te desnudas, te pones ropa seca y vas a la cocina a hacerte la comida, según entras se desprende parte de la borra del café que se había quedado en el techo y que no habías visto y se te cae en la cabeza. Basta ya! Joder! Te pones a soltar lindezas por la boca, te pareces a la de la limpieza en versión Disney pero consigues desahorgarte. Que le den por culo a comer. Te limpias el pelo y te tumbas en el sofá para echar la siesta. Por supuesto se han acabado las pilas del mando de la tele y no hay ni una puta pila en casa y aunque puedes encenderla no puedes cambiar de canal. Repetición de hombres, mujeres y viceversa Nooooooooooooooooooooooooooooooo joder, ahora ni tan siquiera puedes apagar la puta tele. Con el terror en los ojos te vas quedando dormido. Y cuando te despiertas piensas. Esta va ser una gran tarde, magnifica. Seguro que me pasa algo maravilloso.
Vas a levantarte del sofá pero la pierna no te aguanta y te caes de bruces al suelo. Te quedas ahí tirado porque no puedes moverte, los pelillos de la alfombra se te meten por la nariz y te pica de cojones pero ni te mueves. De repente suena un whatsapp en el móvil, gracias al cielo lo tienes a mano y piensas que podrás llamar para que te rescaten. Pero antes lees el mensaje, así somos los humanos, nos puede mas el puto whatsapp que las necesidades mas básica. El mensajees de la chica que tanto quieres pero que te tiene bloqueado, pone “Eres idiota” y ves como vuelven a bloquearte. Un día grandioso, explendoroso, magnífico, espectacular, inimaginable. ¡Se ha acordado de ti! Con la pierna doliéndote a horrores, la nariz picándote como un pimiento del padrón hijo puta y una sonrisa de esas que solo tienen los niños te quedas dormido en sobre la alfombra.

Un gran día, ojalá sea mañana.