jueves, 12 de noviembre de 2009

El imperio no se acaba
donde alcanza su sombra.
Se introduce hasta el tuetano
de los huesos permeables,
de las pieles sin filtros,
de las mentes sin alma.

Duro es el ataque,
terribles sus métodos,
estupidas sus razones,
doradas sus motivaciones.

Delito no obedecer,
pecado pensar.

Solo uno, tan solo uno,
un único y triste pensamiento posible.
Un único pensamiento,
el pensamiento que acaba con la libertad
el pensamiento que da paso al imperio.


Xarle