miércoles, 18 de noviembre de 2015

Hay días que me pongo a cantar a grito pelado, sin música. Me  gusta cantar, a veces me saca de mis sentimientos, otras me sumerge en ellos. Supongo que los vecinos tienen que flipar aunque tengo la decencia de no hacerlo a horas intempestivas. Cantar, escribir y masturbarme son cosas que me gusta hacer en solitario pero que creo que no me disgustaría que alguien me oyera, me le leyera o me viera sin yo saberlo. Al fin y al cabo creo que tengo un punto de exhibicionista  vergonzoso.
Hay días que al terminar cualquiera de las tres cosas no me quedo satisfecho del todo. Con la mayoría de cosas de las que escribo al releerlas pienso que menuda mierda he escrito pero escritas están y ahí se quedan. Sin embargo algunas las releo y me parecen preciosas estén mal escritas o no.
Cuando canto es diferente. Cuando una canción veo que me está quedando bonita, la repito y la repito hasta que me canso y trato de interpretar de otra manera las partes que identifico como mejorables. No se si canto bien o no pero desde luego se que cuando canto solo o borracho lo hago mejor, supongo que me desinhibo. Y también tengo claro que canto mejor después de llevar un rato cantando, es como si la voz se calentara y funcionara mejor. Aunque por otro lado a veces me empieza a picar la garganta y me atraganto.
Masturbarme es lo de siempre. Ya se que no parece un arte comparable a los otros pero hablábamos de satisfacciones. Hay días que te masturbas como sin ganas y te sale la mejor paja de tu vida y otras que empiezas cachondo a tope y terminas poco menos que decepcionado con el orgasmo.
Cantar canto muy de vez en cuando y no se porque me surge pero lo doy todo. En la otra casa o cuando era aun mas joven en casa de mis padres cantaba en la cocina. Y lo hacía porque era el sitio de la casa con mejor sonoridad. Estoy sordo pero esas cosas llego a distinguirlas y no se muy bien porque. En esta casa nueva no he encontrado un sitio que me satisfaga del todo pero me parece que donde mejor suena es en el baño.
Antes escribía también cuando me salía. Ahora por razones que no me apetece explicar procuro escribir todos los días que curro. Lo hago en el curro porque, aunque parezca increíble, es donde tengo mas tranquilidad e intimidad. Algunos días que no curro también me apetece pero no suelo encontrar el momento y sitio adecuados.
De mis costumbres masturbatorias poco que contar. Lo hago casi cada día y si un día no puedo a veces caen dos el siguiente. Es cierto que durante el último año y pico, por razones que no vienen al caso, había perdido el ritmo pero ya me estoy recuperando. Masturbarme me masturbo en casa, principalmente en el sofá. No negaré que también lo he hecho fuera de casa pero son episodios aislados con poca influencia en la muestra.

Cantar, escribir, masturbarme son tres placeres de la vida a los que llevo dedicándome con mayor o menor intensidad toda la vida (sobre a todo a masturbarme) y que tengo intención de seguir ejecutando supongo que con mas ganas que arte pero lo cierto es que a mi me satisfacen. Pero tengo una frustración. Se que has leído lo que he escrito aunque me gustaría que siguieras leyendo por lo menos has leído. Cuando hacíamos el amor me has visto masturbarme. Y aunque has visto un vídeo de mi cantando no me has oído cantar de verdad, no me has oído cantar con el sentimiento, no me has oído cantar cuando dejo que alma salga a través de las canciones. En esos momentos mi voz adquiere un color tan intenso que es preciosa incluso aunque desafine. Curiosamente cantar así, aunque me gusta hacerlo en solitario, me ha oído mucha gente  y tú nunca lo has hecho. Nunca canté para ti, nunca encontré el momento pero que sepas que desde que te conocí cada vez que canto, cada vez que meto en el baño y mi voz resuena por el puto sun molestando a toda la vecindad estoy cantando para ti, estoy cantando contigo en mis pensamientos. Y el que me haya oído últimamente sabrá que lo que canto son canciones tan bellas como tristes.