Hay días que me pongo a
cantar a grito pelado, sin música. Me
gusta cantar, a veces me saca de mis sentimientos, otras me sumerge en
ellos. Supongo que los vecinos tienen que flipar aunque tengo la decencia de no
hacerlo a horas intempestivas. Cantar, escribir y masturbarme son cosas que me
gusta hacer en solitario pero que creo que no me disgustaría que alguien me
oyera, me le leyera o me viera sin yo saberlo. Al fin y al cabo creo que tengo
un punto de exhibicionista vergonzoso.
Hay días que al
terminar cualquiera de las tres cosas no me quedo satisfecho del todo. Con la
mayoría de cosas de las que escribo al releerlas pienso que menuda mierda he
escrito pero escritas están y ahí se quedan. Sin embargo algunas las releo y me
parecen preciosas estén mal escritas o no.
Cuando canto es diferente.
Cuando una canción veo que me está quedando bonita, la repito y la repito hasta
que me canso y trato de interpretar de otra manera las partes que identifico
como mejorables. No se si canto bien o no pero desde luego se que cuando canto
solo o borracho lo hago mejor, supongo que me desinhibo. Y también tengo claro
que canto mejor después de llevar un rato cantando, es como si la voz se
calentara y funcionara mejor. Aunque por otro lado a veces me empieza a picar
la garganta y me atraganto.
Masturbarme es lo de
siempre. Ya se que no parece un arte comparable a los otros pero hablábamos de
satisfacciones. Hay días que te masturbas como sin ganas y te sale la mejor
paja de tu vida y otras que empiezas cachondo a tope y terminas poco menos que
decepcionado con el orgasmo.
Cantar canto muy de vez
en cuando y no se porque me surge pero lo doy todo. En la otra casa o cuando
era aun mas joven en casa de mis padres cantaba en la cocina. Y lo hacía porque
era el sitio de la casa con mejor sonoridad. Estoy sordo pero esas cosas llego
a distinguirlas y no se muy bien porque. En esta casa nueva no he encontrado un
sitio que me satisfaga del todo pero me parece que donde mejor suena es en el baño.
Antes escribía también
cuando me salía. Ahora por razones que no me apetece explicar procuro escribir
todos los días que curro. Lo hago en el curro porque, aunque parezca increíble,
es donde tengo mas tranquilidad e intimidad. Algunos días que no curro también
me apetece pero no suelo encontrar el momento y sitio adecuados.
De mis costumbres
masturbatorias poco que contar. Lo hago casi cada día y si un día no puedo a
veces caen dos el siguiente. Es cierto que durante el último año y pico, por
razones que no vienen al caso, había perdido el ritmo pero ya me estoy
recuperando. Masturbarme me masturbo en casa, principalmente en el sofá. No
negaré que también lo he hecho fuera de casa pero son episodios aislados con
poca influencia en la muestra.
Cantar, escribir,
masturbarme son tres placeres de la vida a los que llevo dedicándome con mayor
o menor intensidad toda la vida (sobre a todo a masturbarme) y que tengo
intención de seguir ejecutando supongo que con mas ganas que arte pero lo cierto
es que a mi me satisfacen. Pero tengo una frustración. Se que has leído lo que
he escrito aunque me gustaría que siguieras leyendo por lo menos has leído.
Cuando hacíamos el amor me has visto masturbarme. Y aunque has visto un vídeo
de mi cantando no me has oído cantar de verdad, no me has oído cantar con el sentimiento,
no me has oído cantar cuando dejo que alma salga a través de las canciones. En
esos momentos mi voz adquiere un color tan intenso que es preciosa incluso
aunque desafine. Curiosamente cantar así, aunque me gusta hacerlo en solitario,
me ha oído mucha gente y tú nunca lo has
hecho. Nunca canté para ti, nunca encontré el momento pero que sepas que desde
que te conocí cada vez que canto, cada vez que meto en el baño y mi voz resuena
por el puto sun molestando a toda la vecindad estoy cantando para ti, estoy
cantando contigo en mis pensamientos. Y el que me haya oído últimamente sabrá
que lo que canto son canciones tan bellas como tristes.