jueves, 10 de diciembre de 2015

Hay versos que se escriben solos,
que los encuentras cuando menos te lo esperas,
que llegan como plumas de escritorio,
como plumas que rellenan los cojines
para que puedas descansar en ellos tu cabeza,
como plumas que te acarician el rostro para dibujar tan solo una sonrisa.

Hay versos que te llegan sin merecerlo,
sin haber hecho nada para sentir su ritmo cadencioso,
sin haber sentido su belleza,
llegan a ti porque quieren, porque quieren encontrarte,
porque tienen algo que decirte,
porque quieren ofrecerte su regalo.

Hay versos que llegan libres, que te cuentan una historia,
una historia de ti que no sabías,
una historia de ellos tan hermosa
que no hay verso que pueda contenerla.

Hay versos que se sienten sin saberlos,
versos sin sentido que se escriben,
versos que se escriben porque quieren,
versos que se escriben sin quererlos,
hay versos que flotan el aire
versos sin aire que se ahogan,
versos que arden y te queman,
versos de hielo que te enfrían,
versos reflejados en la luna,
versos invisibles en el día,
hay versos que escuchan el silencio,
silencios que son versos estruendosos,
hay versos y versos y mas versos,
hay versos de todos los colores,
versos que saben a amapola,
versos que se esgrimen como espada,
versos que son fragancia embriagadora,
versos que entre todos no son uno
y un solo verso que puede serlo todo
y versos y versos y mas versos…

De todos los versos el mas bello,
la hermosura del verso en solo uno,
es un verso libre que te abraza
aunque nunca has legado a merecerlo.