viernes, 13 de noviembre de 2015

¿Sabéis esos días que te levantas de la cama pensando “hoy va ser un día maravilloso”, esos días que hasta crees que algo bueno, algo espectacular te va a pasar?
Te levantas de la cama con una sonrisa abres la persiana y aunque no luce el sol el día es cálido a pesar de ser noviembre y parece que va a mejorar. Miras el reloj y te has levantado hasta pronto y piensas “voy a tomarme un cafecito relajado”. Nunca tomas café pero joder que es un día especial. Vas a la cocina, enciendes las cafetera expreso –te gusta el café clásico- (que viene a ser lo mismo que decir que comprar una de esas cafeteras de capsulas afectaría a tu presupuesto) y cuando tiras del portafiltro no sabes porque maldita ley física sale volando la borra y se estrella contra el suelo de la cocina poniéndolo todo perdido. Te afanas a limpiarlo todo pero esos malditos minigranos de café se meten por todos los sitios. Y cuando parece que has terminado ves incrédulo como una parte ha llegado hasta el techo y tienes que coger hasta la escalera de la cual estás a punto de caerte por no bajarte y moverla  para limpiar otra zona a la que no llegabas. Pero cual funambulista mantienes el equilibrio y evitas un percance. Recoges todo y te das cuenta de que se ha pasado la hora del café. Corres hacia el baño, te lavas los dientes, te afeitas a todo correr y te metes en la ducha. Que placer! Hoy va a ser un día maravilloso, seguro que me pasa algo bueno.
Al salir de la ducha te resbalas y de nuevo tu superpoderoso equilibrio consigue que mantengas la verticalidad pero te da un tirón en la pierna por el esfuerzo que te va a dejar cojo para todo el día. Te pones los pantalones como puedes, con lo que te duele la pierna te cuesta un triunfo pero lo consigues, los calcetines son otro reto y te has puesto uno al revés pero que le den por saco eso significa buena suerte y con lo que te ha costado como para quitárselo y ponérselo de nuevo. Una camisa, chaqueta y a la calle, que vas tarde. Hoy va a ser un gran día.
El ascensor tarda un huevo en llegar, la vecina del tercero con sus tres niños lo tiene retenido . No tardaría mucho si no fuera porque los tres van en carrito. Podrías bajar andando pero con la pierna tal y como la tienes decides esperar. Por fin llega, pero llega con la vecina y los tres carritos y con una sonrisa explendida te dice “me has subido”, calculas en un milisegundo el espacio y ves que no cabes ni colgándote del techo. Baja la vecina al garaje y tarda un huevo en sacar los carros pero por fin vuelve a subir el ascensor. Te metes en él, mientras bajas te miras al espejo y dices “que mono me he vestido, hoy va a ser un gran día” y de repente te encuentras con el reflejo de tu careto y te das cuenta de que llevas la mitad de la mejilla izquierda y parte del cuello a medio afeitar, te consuelas pensando –erróneamente- que te da ese cierto atractivo que tienen algunos dejados. Hoy va a ser sin duda un gran día.
El portal está recién fregado pero tu vista de lince lo detecta a la primera y pisas con cuidado para no tener mas percances. Tan concentrado vas en el suelo que te comes a la señora de la limpieza y la tiras al suelo. Le pides perdón mil veces pero ella escupe sapos y culebras por la boca y tienes suerte de haberte alejado para cuando te lanza un mandoble con el mocho. Acojonado sales del portal. Menos mal que es viernes y hasta la semana que viene no tendrás que verla. ¿Ves? Un día magnifico sin duda.
Sales a la calle y cojeas hasta el trabajo, se está estupendamente en la calle, pero en apenas un minuto se pone todo tan negro que parece que has entrado en una mina de carbón y cae el diluvio universal. Un vecino mas previsor que tu te adelanta con una canoa y un paraguas. Y tu calado hasta los huesos.
Llegas al curro, te quitas las toda la ropa que puedes quitarte sin insultar al decoro y decides que las zapatillas también puedes quitártelas y ves que el puto calcetín del revés no solo está del revés sino que tiene un tomate de las huertas de Gernika. No estaba así al salir de casa eso seguro.
Enciendes el ordenador y empiezas a trabajar, va a ser un buen día. Repasas lo que hiciste ayer y te das cuenta de que has cometido un error que te va a llevar mas tiempo arreglarlo que empezar de cero, pero como de cero no puede empezarse lo arreglas y te lleva casi toda la mañana. El resultado es mu satisfactorio. Entregas tu trabajo en la institución pública correspondiente, y la funcionara de turno te hace ver que además del que habías detectado lo que entregas tiene otro error. Pero lo hace con una sonrisa tan grande que recuerdas que hoy va ser un gran día. Vuelves corriendo a la oficina para arreglarlo porque el plaza de entrega se acaba hoy. Lo de corriendo es un decir porque la pierna te duele que te mueres y te adelanta un ancianito con cachava. Error corregido y vuelta dónde la funcionaria sonriente, todo bien pero la pierna con tanto paseo te duele tanto que te la arrancarías a mordiscos. Joe menuda sonrisa tenía la funcionaria y ya está resuelto todo, el día va a ser magnifico.
Al llegar a la oficina tu jefa te pregunta a ver donde narices estabas –ella usa otra parte de la anatomía masculina pero yo no la reproduzco por decoro-. Le cuentas toda la película y te echa una bronca del copón por ser tan torpe. Gracias al cielo –sigue diliviando- es la hora de salir y te vas para casa y no hay que volver hasta el lunes. Estás calado, con la pierna que no puedes ni moverla pero sigues pensado que será un gran día.
Llegas a casa te desnudas, te pones ropa seca y vas a la cocina a hacerte la comida, según entras se desprende parte de la borra del café que se había quedado en el techo y que no habías visto y se te cae en la cabeza. Basta ya! Joder! Te pones a soltar lindezas por la boca, te pareces a la de la limpieza en versión Disney pero consigues desahorgarte. Que le den por culo a comer. Te limpias el pelo y te tumbas en el sofá para echar la siesta. Por supuesto se han acabado las pilas del mando de la tele y no hay ni una puta pila en casa y aunque puedes encenderla no puedes cambiar de canal. Repetición de hombres, mujeres y viceversa Nooooooooooooooooooooooooooooooo joder, ahora ni tan siquiera puedes apagar la puta tele. Con el terror en los ojos te vas quedando dormido. Y cuando te despiertas piensas. Esta va ser una gran tarde, magnifica. Seguro que me pasa algo maravilloso.
Vas a levantarte del sofá pero la pierna no te aguanta y te caes de bruces al suelo. Te quedas ahí tirado porque no puedes moverte, los pelillos de la alfombra se te meten por la nariz y te pica de cojones pero ni te mueves. De repente suena un whatsapp en el móvil, gracias al cielo lo tienes a mano y piensas que podrás llamar para que te rescaten. Pero antes lees el mensaje, así somos los humanos, nos puede mas el puto whatsapp que las necesidades mas básica. El mensajees de la chica que tanto quieres pero que te tiene bloqueado, pone “Eres idiota” y ves como vuelven a bloquearte. Un día grandioso, explendoroso, magnífico, espectacular, inimaginable. ¡Se ha acordado de ti! Con la pierna doliéndote a horrores, la nariz picándote como un pimiento del padrón hijo puta y una sonrisa de esas que solo tienen los niños te quedas dormido en sobre la alfombra.

Un gran día, ojalá sea mañana.