sábado, 5 de diciembre de 2015

Publican a Xarle

Allá por junio encontré la página del centro poético nacional, www.centropoetico.com. Vi que organizaban concursos y de inmediato decí enviar el último poema que había escrito. Ni me acordaba ya pero ayer recibí un correo en el que me solicitaban permiso para publicarlo en una antología poética que titularán Un poema en 80 días. Inmediatamente les di esa autorización.
Releo el poema y no me gusta nada pero no niego que es una alegría y un reconocimiento saber que van a publicarlo mas si cabe cuando es la primera vez que enviaba un poema a un concurso.
Quiero compartir con las personas que leeís el Juego de Xarle mi alegría y agadecer de paso todas vuestras visitas porque son las que hacen que siga escribiendo mis tonterías y por lo tanto también sois protagonistas en este reconocimiento.

Os dejo ahora el poema, como os decía no me gusta nada, me suele pasar con mucho de lo que escribo cuando lo releo, pero ahí está y forma parte de esta locura que es El juego de Xarle.

Eskerrik asko - Muchas gracias


De los colores cuando uno te falta

La especie del sueño que vive escondido en las sombras, que espera una luz que no llegará nunca. Mortecinos momentos eternos de grises colores. Tan grises. Tan grises. De esos colores que existen cuando uno te falta. Y me falta. Me falta. Lo he perdido si es que alguna vez llegué a encontrarlo.

Caminos de alfombras con fosos de espadas, descalzo en la vida o con unas sandalias que extreman el frio del invierno del norte. Con viento y escarcha, con nieve y allí dónde piso una huella de hielo. Tan blanco. Tan blanco. De ese color que solo ves cuando uno te falta. Y me falta. Me falta. Seguiré caminando, buscando.

Una onda invisible se mece en el aire, me atraviesa, me explota, me vacía y me llena. Una onda inconstante de una marea de lunas lejanas, de lunas oscuras, de lunas tan negras. Tan negras. Tan negras. De esos colores que brillan cuando uno te falta. Y me falta. Me falta. Perdido en la noche No encuentro la calma.

Meciendo mi rostro una mano de seda, caricias profundas que paran la vida y cuando no se sienten la vida no es nada. El pálido gesto de unos ojos vacíos de colores malva. Tan malva. Tan malva. De esos colores que mueren cuando uno te falta. Y me falta. Me falta. Descansado en ébano volveré a buscarla.