lunes, 27 de abril de 2015

Perdí tu sonrisa,
¿acaso se puede perder algo más grande?
Aquellos ojos llorosos
que me trajo una nueva primavera,
una primavera que será triste para siempre.
Más de veinte años han pasado
desde que el mar se convirtió en una ilusión,
más de veinte años contemplándolo
desde un muelle, una playa, un acantilado…
sabiendo que las caricias de sus olas
jamás vendrían a envolverme,
sabiendo que jamás podría tocarlo,
esperando que algún día se produjera el milagro.
Perdí el mar, nunca lo tuve,
y ahora he perdido tu sonrisa,
esa sonrisa que tantas veces compartiste conmigo,
esa sonrisa de la que si pude disfrutar,
esa sonrisa de aguas siempre cálidas
en la que si pude sumergirme,
esa sonrisa que se abrió para mi,
para que descansara en ella,
para que jugara entre tus labios,
para convertirse en dulces besos,
en besos apasionados, en besos de cariño,
de amor, de ilusión, de sueños,
en besos de vida.
¿Acaso se puede perder algo más grande?
Una sonrisa que me hacia feliz con solo mirarla,
una sonrisa con la luz de mil amaneceres,
una sonrisa que me abrazaba,
que me hacía sentirme protegido,
una sonrisa que cambió mi mundo,
que lo hizo bello,
que le dio un sentido a cada paso que daba.
Demasiado grande para mi.
Demasiado grande para que pudiera albergarla.
Demasiado grande.
La locura del que quiere poseer algo tan grande,
la avaricia del que quiere acumular tanta riqueza,
y quiere mas sin detenerse a pensar que ya lo tiene todo.
No estaba preparado, tal vez no lo esté nunca,
para disfrutar de algo tan grande sin llegar querer a poseerlo.
Veinte años contemplando el mar,
en mi horizonte no había nada mas.
A pesar de que la vida me trajo caricias,
caricias que nunca llegué a merecerme,
caricias de las que he disfrutado y he cuidado,
caricias por las que he sufrido,
caricias por las que he llorado,
el mar siempre fue mi deseo.
Veinte años recordando un mar que nunca tuve
¿Cuántos llegaré a recordar que me sonreías?
¿Cuántas caricias llegarán mientras sueño en tus sonrisas?
¿Cuántos días de lluvia llegarán? ¿Cuántos inviernos?
¿Cuántos amaneceres esperando esa impresionante luz de tu sonrisa?
Te parecerá extraño lo se,
pero si no puede llegar
me gustaría esperarla siempre.
El mar es grande pero tu sonrisa es infinita.
La última vez tus ojos estaban llorosos,
las lágrimas las puse yo
eso no podré olvidarlo nunca,
y aun así sonreías, sonreíste al verme.
Gran regalo para un final que nunca he deseado,
gran regalo para un final que no ha llegado a mi corazón,
para un final que tal vez no le llegue nunca.
Una lágrima y una sonrisa.
Un regalo para esperarte siempre.