Hasta que él no puso el dedo sobre el escáner de huella que
daba acceso al recibidor de biotecnología Ram no había vuelto a tener noticia
de él. Cuando detectó su huella en un lugar tan próximo sintió como una
sobrecarga proveniente de sus baterías –si hubiera visto a si mismo como
humano, hubiera dicho que le dio un vuelco el corazón-. Estaba allí, con
seguridad iba a verle a él. Tal vez huyó por el miedo pero había vuelto y Ram
sintió que era importante para él. Se arrepintió de las cosas que había pensado
sobré el, Ram nunca se equivocaba y sin embargo lo había hecho, era imposible
predecir el comportamiento humano. Nadie puede, una persona puede repetir la
misma conducta una y otra vez ante una misma situación pero en cualquier
momento podría cambiar esa conducta y tal vez ni ella misma supiera porque. Los
humanos son un compendio de razón, sentimientos, impulsos, intuiciones…. y
muchas cosas mas que curiosamente habitan todas en el mismo cerebro y nunca se
sabe que parte tomará la delantera. Mucho se había avanzado en el entendimiento
del cerebro humano pero en algunos aspectos era tan insondable como el
universo.
Cuando sintió que su mano se posaba sobre la suya la emoción
recorrió su cuerpo pero simplemente dijo “Tenemos poco tiempo y muchas cosas
que contarnos”. Si parecía un robótico comportamiento, pero no lo era. Cuantas
veces los humanos nos guardamos nuestros sentimientos y no los expresamos. En
ocasiones expresarlos nos hace vulnerables y queremos protegernos, tenemos
miedo a decir lo que sentimos, en otras muchas ocasiones, como era el caso, nos
decantamos por la practicidad, por aprovechar el tiempo por lo que pensamos que
son cosas útiles. Es cierto a veces la vida no deja espacio para los sentimientos
pero si los ocultamos siempre dejamos de ser humanos para ser robots.
Se contaron ambas historias, a Ram no le sorprendía ver como
el relato de él no era del todo consistente, había imprecisiones de todo tipo,
recuerdos que se contradecían, en ocasiones el relato estaba deshilvanado y Ram
le interrumpía constantemente para preguntar y aclarar diversas cuestiones. El
cerebro humano no era como el suyo, se tiñe de una subjetividad que lo
condiciona todo, de alguna manera se podría decir que se adapta a los intereses
y necesidades del humano, en ocasiones desde una perspectiva demasiado positiva
y otra demasiado negativa. Ante los mismos hechos él en ocasiones interpretaba
que ella la amaba con locura y en otras que nunca le quiso. Los hechos
objetivos demostraban que la primera hipótesis era la mas acertada pero nunca
se puede estar seguro de a que responden los comportamientos humanos por lo que
Ram entendía la duda. Y la subjetividad depende también de los estados de
ánimo, aquello de la botella medio vacia o medio llena era una realidad humana,
un robot tan solo vería los centilitros que hay dentro.
Y Ram supo que ella nunca le quiso, analizó ambas historias y
lo vio claramente. El tan solo había compartido unos minutos con ella, unos
minutos en la que ella le trato con cariño, como un ser humano, lo suficiente
para que él se enamorara de ella, pero para ella no había significado nada. Por
él hizo muchísimas cosas, habló con el durante meses, se vieron durante meses,
vivieron historias preciosas que Ram nunca viviría y ¿aun así duda? No podía entenderlo,
no podía entender su inseguridad, ella la había amado no cabía duda, que no se
lo dijera nunca era circunstancial, de los humanos valen mas los hechos que las
palabras. Sus pensamientos se volvían caóticos porque de repente si que le entendía,
si comprendía que algunas cosas de la pasaron podían interpretarse de otra
manera. ¿Era eso ser humano?¿dudar todo el rato?¿no estar nunca seguro de las
cosas? La vida robótica era mucho mas sencilla, dos mas dos siempre son cuatro.
Y a pesar de todo Ram la seguía amando, deseaba con todo su cuerpo y alma
volver a verla. Pero Ram no era humano, no podía sentir, no podía amar, debía
volver al curso normal de sus pensamientos.
Aunque no podía moverse sintió ganas de abrazarle desde el
principio y con su despedida precipitada sintió que se marchaba un amigo. A él
también le quería, de una manera diferente, de una manera mas ordenada y en
cierto punto mas racional. No, Ram no era humano, tan solo atendía a su deber
de protegerle como humano que era, tan solo atendía a la orden de la doctora
Roes de que lo hiciera.