martes, 29 de diciembre de 2015

Casicuentos para Rita: La excepción de Mees

Ciudad Mees era una excepción en la galaxia, en realidad era una excepción entre las miles de galaxias conocidas, solo en Mees había surgido la vida, solo en Mees se había desarrollado, solo en Mees había llegado a su plenitud. Tal vez existieran galaxias desconocidas donde hubiera sucedido lo mismo, tal vez en otras estuviera a punto de suceder, tal vez tras millones de eones sucediera en otras. La vida es una excepción que no siempre consigue abrirse paso y para hacerlo tiene que enfrentarse a dificultades inconcebibles y retos imposibles por eso es tan increíble, por eso es tan maravillosa, por eso esta especial y por eso hay que hacer todo lo posible para no perderla.
La vida en Mees era la excepción entre los millones de excepciones posibles. Mees era un sueño que nadie había soñado, era el deseo que se hizo realidad sin que nadie lo hubiera deseado, era el cuadro pintado por un el loco mas cuerdo, la inspiración de un dios que no existe, la belleza en su mas pura esencia, la sonrisa eterna de un niño que no crecerá nunca… todo eso y mucho más, tantas cosas que ningún poeta sería capaz de expresar ni en millones de versos.

Cayó la niebla y la excepción cayó con ella. Seguía existiendo, en realidad existiría mientras la vida en cualquiera de sus formas siguiera existiendo, pero era menos excepcional. La vida con niebla era posible en miles de universos, la vida con niebla ya había existido y extinguido en alguno, surgiría en otros y tal vez conviviera ahora en universos descocidos. El tiempo no importa, solo la vida es importante. Así lo vieron en Ciudad Mees hasta que la niebla les nubló la vista y caminaron completamente ciegos por un mundo que desmontaba la vida arrastrándolos por caminos que la vez condujeran a su total destrucción. Demor y Moor guiaban por ese camino pero los dioses no son culpables, los dioses solo existen si existe la fe en ellos. Sin fe no son nada. Los Permi, los perseguidores de mitos, aún tenían fe en la vida, pero la vida no es un dios que exista simplemente por creer en él, la vida hay que hacerla posible todos los días. Los Permi intentaban hacerla crecer todos los días pero tal vez ni todos sus esfuerzos fueran suficientes para mantenerla con vida, tal vez ni aunque consiguieran disolver la niebla la vida volviera a ser como antes y ese desconocido mar estaba ahí esperándoles para sumergirles en él de nuevo. La excepción aún era posible.