Días después de escribir “Acidez” encontré el
concurso microrelatos de Letras como espadas titulado “El dolor de la ausencia”
y decidí concursar. Segunda vez que envío algo y segunda vez que obtengo una
alegría; a la espera del fallo del jurado me encuentro en la lista de
finalistas. Soy tan solo un finalista mas de una larga lista de unos doscientos
escritores y escritoras pero también es cierto que en esa lista hay personas de
muchos países, lo que me hace intuir que el número de concursantes total ha
sido muy lago.
A diferencia de otras ocasiones, al releer “Acidez”
me gusta, creo que tiene potencia en la expresión del sentimiento. Sin embargo
me doy cuenta que esta poco trabajado, que podía haberlo exprimido mucho mas y
por tanto me parece difícil que el jurado se termine inclinando por destacarlo.
Cuando escribo lo hago de un tirón, lo que sale en
cada momento y solo le dedico el tiempo que se tarda en escribir porque las
palabras suelen salirme solas. Para que os hagáis una idea a “Acidez” le
dedicaría cinco minutos o menos. Viendo los reconocimientos que recibo, aunque
no sean demasiado grandes, me planteo si tal vez debiera dedicarle mas tiempo a
lo que escribo. Pero Xarle es así escribe lo que le sale de la vaina y no se
para ni a repasarlo y tal vez lo que pierda en desarrollo de la idea lo gane en
pureza. Aun así pensaré en ello.
Lo que si tengo claro es que voy a buscar mas
concursos y presentarme porque es un subidón ver que te nombran de una manera u
otra, aunque, sin duda, el mayor subidón es ver como sube el contador de
visitas de mi blog y eso os lo debo a las personas que me visitáis para leer
mis desvaríos. Para vosotras solo puedo tener palabras de agradecimiento y
devolveros las sonrisas que me proporcionáis con cada visita.
Os dejo con el microcuento para Rita: acidez
Las últimas gotas de
zumo goteaban por la boca del exprimidor. De la media naranja solo quedaba una
cascara amarga completamente vacía de pulpa. Levantó la tapa del cubo y la
tiró.
Hundiéndose en la
basura solo podía anhelar volver a sentir el calor y la suavidad de aquellas
manos.