miércoles, 24 de agosto de 2016

En  otros mundos donde nuestra imaginación no llega,
mundos irreales, imposibles,
mundos que tal vez no existan nunca
porque nunca nadie creyó en ellos.
Esos son nuestros mundos,
los únicos en los que podemos encontrarnos,
lejos de la realidad, de la vida,
de los sueños vacíos y las esperanzas perdidas.
Mundos donde la verdad es posible.
Dejé de creer.
Dejé de imaginarlos.
Y cada día se desvanecen tras una niebla
de unos tiempos grises que consumen un tiempo
que camina con paso inexorable hacia la muerte.
Y camino con él, como muerto sin vida,
como vida sin alma, como alma vacía.
Tan solo otro caminante mas fingiendo tener una vida.
¿Y qué? ¿acaso importa? No. Ya nada importa.
Ya no hay puertas abiertas ¿qué mas da el resto?
Ahora conozco el poder de tu sonrisa,
ahora se porque nunca supe describirla,
me cambiaba a mi y me transportaba
a esos mundos imposibles donde la imaginación no llega.

Tu sonrisa, ojalá tan solo me atreviera a volver a soñar con ella.

viernes, 19 de agosto de 2016

En ocasiones contemplo el mundo y lo veo bello,
a veces la vida es una mierda.
Un cúmulo de experiencias,
unas buenas, otras no tanto,
otras un puñetero asco.
¿Y el amor? ¿Y el dolor?
A veces pienso que son la misma cosa
y me esfuerzo en recordar
aquellos momentos de felicidad absoluta,
de felicidad inmensa, de felicidad imposible,
para no olvidar que el amor puede serlo todo,
y lloro por haberlo perdido,
me destrozo a mi mismo en el recuerdo,
me pierdo en la ausencia,
en lo que pudo ser y no fue,
y vuelve el dolor,
vuelve el grito, la frustración,
la melancolía, la añoranza.
Y pienso, y recuerdo y sigo sin entenderlo.
Si, tal vez, tal vez renunciamos a un sueño
por miedo a perder la vida,
esa que es tan fácil, tan cómoda,
esa de la que siempre queremos huir
para encontrar un paraíso que no existe
o si, tal vez, pero ya nunca lo sabremos.
O si, al fin y al cabo aun hay vida por delante,
aun hay tiempo para que bailemos abrazados
a la luz de una luna llena
que solo brilla para nosotros.
Un saxofón, en la calle,
con una dulce melodía que aun no se ha escrito,
pero que ambos tendremos siempre en el recuerdo
aunque nuestros caminos no vuelvan a cruzarse.
Así bailando abrazados,
con mi cabeza reposando en tus hombros,
te recordaré también siempre,
aunque nunca lo hicimos,
y es posible que ya nunca lo hagamos.
O si, en ocasiones el mundo es bello,
a veces la vida es una mierda.


lunes, 1 de agosto de 2016

El camino lo guardaban los cipreses,
centinelas sombríos de sonrisas amargas.
Las ojeras hundían unos ojos que perdieron su brillo,
su color, se hicieron grises cuando eran verdes.
Fue una noche de luna nueva
una luna que decidió esconderse
una luna que huía de la luz para ser invisible siempre.
El tiempo solo cierra las heridas pero no las cura,
las cicatrices te recordarán siempre cuan profundas eran,
su dolor volverá a ti con su lluvia de sal
para susurrarte que ya no hay primaveras para este invierno.
Arenas negras que conducen a un muro de piedra,
se atisba una puerta forjada de hierro oxidado,
una puerta que es solo de entrada
porque lo que encierra no tiene salida.
Cada paso te acerca aunque aun este lejos
pero lo has contemplado y tu alma sabe que es su destino.