Las instalaciones pertenecían a una de las corporaciones mas
poderosas del mundo precisamente por su nivel de desarrollo en inteligencia
artificial y biomecánica. Tenían sedes en todo el mundo donde se fabricaban una
diversidad infinita de productos, desde estética hasta herramientas de toda
clase. Allí, en aquella ciudad, se situaba únicamente las oficinas centrales, la
planta de desarrollo de los ciberbogs y el mencionado centro comercial en el
que me encontraba y donde comercializaban todos los productos de la compañía
incluyendo la única tienda física de ciberbog del mundo.
Las instalaciones se extendían en varios kilómetros cuadrados,
valladas y muy bien custodiadas. Solo se podía acceder al mencionado centro
comercial y a los jardines de tubos de ventilación donde me reuní y charlé con
el Ciberbog e incluso estas estaban protegidas por dos ciberbogs que
custodiaban las puertas. Pero la pregunta era ¿Por qué me habían franqueado el
paso? Los ciberbogs identificaban a cada uno de los visitantes, podrían entrar
cientos de personas a la vez pero sus biocircuitos les permitían individualizar
a cada una. Mi pelo y mi barba no eran un problema para el reconocimiento, según
había leído su tecnología les permitía identificar a cualquiera por mucho que
modificara su aspecto incluso de forma quirúrgica. No sabía cómo lo hacían pero
si que lo hacían. Las posibilidades que se abrieron en mi cabeza fueron varias:
la compañía mentía en su publicidad y no me habían reconocido, aun
reconociéndome no me habían detenido por alguna razón, me habían reconocido
pero no constaba como peligroso en sus bases de datos. La experiencia con el
Ciberbog me inclinaba a pensar que efectivamente eran muy eficaces en el
reconocimiento, de tener algo contra mí hubieran procedido sin duda a mi
detención, así que lo mas posible fuera que no tenían constancia de mi como
elemento peligroso. Me armé de valor y a través de mi identidad de incognito
rastree mi identidad real en la red. De nuevo me encontré con una sorpresa que
en realidad no lo era tanto no constaba absolutamente nada de mi en la red,
todo había sido borrado, ni personal, ni redes sociales, ni nada de mis
trabajos, de mis estudios… absolutamente nada de nada, era como si no hubiera
existido. Una ventaja total en aquellos momentos, un motivo para estar mas que
nervioso. Podía estar tranquilo y moverme con libertad por el centro comercial
buscando un acceso a la parte de las instalaciones que realmente me
interesaban, las oficinas de ingeniería y, sobre todo, la planta de acabado de
los ciberbog, no se porque pero mi intuición me decía que ahí encontraría
algunas respuestas.
Era como si no hubiera existido, ¿sería así también para
ella? ¿se habría olvidado por completo de mi? ¿me habría sacado por completo de
su cabeza? Hacía mucho tiempo ya, demasiado para mis sueños, para mis anhelos
pero cada día ella venía a mi cabeza en muchos momentos y por diferentes
motivos. ¿Qué pensaría ella? ¿se acordaría? ¿pensaría en mi? ¿me echaría de
menos aunque solo fuera un poco? ¿se acordaría de mi aunque fuera tan solo para
odiarme? Mientras paseaba por el centro comercial en busca de una puerta de
entrada a las instalaciones no podía dejar de pensar que para ella todas las
puertas estaban cerradas.