Durante meses Ram sintió odio hacia él. No la sabía, no sabía
interpretar esos impulsos que recorrían su cuerpo pero eran diferentes a los
que sentía cuando pensaba en ella, no solo diferentes, de alguna manera eran
contrarios. Lo odiaba porque el había tenido lo que el deseaba, el había
disfrutado del amor que Ram anhelaba y tal vez aun ella lo siguiera amando.
Pero le bastó tan solo verle y cruzar unas palabras para que esos sentimientos
cambiaran, para sentirse unido a él de una extraña manera. Y así no suele
suceder también a los humanos, odiamos, tenemos miedo a lo desconocido pero
cuando conocemos a alguien, cuando vemos lo que hay en su interior es muy difícil
odiar. Algo demasiado grande tiene que pasar para que realmente odiemos a una
persona que conocemos en profundidad, porque si la conocemos entendemos su
humanidad y sus razones.
Hay quien juega con nuestro odio, con nuestros miedos, con
nuestra desesperación para que jueguen a favor de sus intereses. Durante años
el sistema nos ha puesto delante enemigos para que les odiemos, para que
busquemos en ellos el origen de todos nuestros problemas y evitar así que nos
fijemos en ellos, para evitar que nos demos cuenta de que el sistema y los
poderosos nos están usando. Y siempre han señalado al diferente, al pobre, al
que está totalmente indefenso. Inmigrantes, personas de otras religiones, pobres
que tienen que recurrir al sistema para sobrevivir, personas que creen en otros
sistemas, ellos tienen la culpa de todo, por ellos nos van mal las cosas, por
eso nuestros hijos e hijas no tienen trabajo, por eso nuestros sistemas
educativos, sanitarios o de protección social no son todo lo buenos que podrían
ser. Mentiras, tan solo se les pone en el ojo del huracán para que les odiemos,
para que veamos en ellos al enemigo y no nos fijemos en el verdadero enemigo
que es el que controla nuestros destinos, el poder económico y su profundo
asentamiento en el poder político. Y no aprendemos y culpamos al más débil, al
que no tiene culpa de nada. Vemos los pequeños delitos que comenten y pensamos
que nos están jodiendo la vida mientras que los que nos roban a manos llenas
disfrutan de una vida de lujo sin ningún tipo de consecuencias. Apuntamos a los
que se aprovechan de las ayudas del sistema, que suponen un gasto irrisorio si
lo comparamos con lo que defraudan los hombres y mujeres de negocio o si lo
comparamos con el dinero que la corrupción roba del sistema. Así nos va, cada
vez mas pobres todos mientras los ricos son cada vez mas ricos. Así ha sido
siempre, así seguirá siempre porque el ser humano es gregario. Igual que una
manada de animales sigue al líder aunque les lleve al desastre, las personas
seguimos a los líderes que en muchas ocasiones han conseguido ese puesto igual que
los animales por la fuerza, o heredado de esta. Y cuando personas de otro
talante llegan al poder político el poder económico consigue que se pongan a su
servicio porque los que mandan, los que realmente mandan en este mundo nos los
elige nadie. Así ha sido siempre, así seguirá siendo por desgracia porque
bastantes problemas tenemos en nuestras vidas como para unirnos y cambiar el
mundo, porque nos inoculan el miedo a otros sistemas, porque incluso otros
sistemas terminan corrompiéndose. Pero no odiemos a los que no tienen culpa de
nada, no son nuestros enemigos, si les conociéramos, si viéramos lo duras que
son sus vidas no podríamos odiarles.
Ram, dejó de odiarle, le amó, no porque tuviera nada
especial, simplemente le amó porque era un ser humano, con sus defectos y
virtudes, con una vida como otra cualquiera. Una vida mas, tan solo eso, pero
una vida es suficiente para ser amada.
Le citó junto a las torres de ventilación para conocer su
historia, para saber también mas de ella. Y él acudió, no le ignoró como hacían
el resto de humanos. ¿Cómo no iba a amarle? ¿cómo no iba a amar a las dos
únicas personas que le habían tratado como un humano? Amaba a ambos, aunque sabía
que ambos amores eran diferentes. Y con ellos aprendió a amar a todos los
humanos.