lunes, 26 de septiembre de 2016

CCPR-Memorias de Ram IV: Encuentro

Mucho tiempo había pasado desde que la conociera. Un año y medio en el que constantemente sus bioprocesadores se veían inundados con imágenes y recuerdos de ella sin que mediara voluntad, ni necesidad alguna, un año y medio en que aquellos impulsos extraños le recorrían el cuerpo, a veces simplemente con el recuerdo, otras cuando obtenía alguna nueva imagen. Pero hasta que apareció él no había pasado nadie por las instalaciones que la conociera, que pudiera contarle cosas sobre ella.
A él no le encontró al principio, no había imágenes de ellos juntos en la red –no las había porque esa fotos jamás se hicieron-, tan solo un rastro de largas conversaciones prácticamente a diario y que se interrumpieron un día de verano de año anterior. Era imposible saber de qué hablaban, estaban borradas,  pero era evidente que hubo una estrecha relación del tipo que fuera y todo apuntaba a dos personas que se amaban. Y buscó información sobre él, buscó imágenes y pronto supo tanto de él como de ella. Y él apareció allí, buscando, supo mas tarde, el aroma de su sonrisa.
Le vio y de inmediato reconoció su cara, la escaneo por si acaso y la comparó con los registros de sus bases de datos. Era él, no había duda. El mismo hombre, un hombre normal, con un trabajo y una vida normal, nada había de especial en él. Pero había algo diferente al hombre que había visto en las fotografías, nunca sonreía demasiado pero en sus ojos siempre había un brillo que dibujaba una sonrisa. Aquel hombre, el que había venido a las instalaciones y se estaba acercando a la puerta que Ram guardaba no tenía ese brillo. No es que cambiara mucho su aspecto pero a Ram le parecía una profunda transformación. Iba bien vestido, mejor que las referencias que tenía pero siempre con ese estilo que dejaba entrever sus orígenes humildes. Llevaba barba de varios días, en muchas fotos aparecía con una frondosa barba pero empezó a afeitarse después de conocerla a ella y estaba visiblemente menos delgado. Su aspecto era mejor sin duda, a veces los humanos tratan de verse mejor por fuera para compensar de alguna manera lo mal que se ven por dentro. Así sucedía con él, aquellos ojos eran todo tristeza.
Cuando paso a su lado Ram se dirigió a él, jamás había hecho algo así sin una razón, pero lo hizo y le preguntó “Tu la conoces. ¿ha venido contigo?”. Fue muy llamativo que ni tan siquiera tuviera que explicarle de quien se trataba, por quién estaba preguntando, él lo supo de inmediato y le contestó que no, que ni tan siquiera sabía dónde estaba. Una voz suave, agradable pero triste. Ram, confirmó lo que pensaba, aquel hombre estaba destrozado porque la había perdido. Estaba preparado para entender los sentimientos humanos y como afectaban a los comportamientos –especialmente a los directivos- para lo que no estaba prepara es para recibir una ola de empatía que lo cubriera por completo. Ram sabía que ella no estaba allí, no había viajado, tan solo pregunto por iniciar una conversación e intentar saber mas de ella pero no pudo seguir, sabía que no estaba pero como un estúpido humano conservaba una esperanza de que algún milagro la hubiera llevado allí sin que él tuviera manera de enterarse. No era así y sintió una inmensa decepción y no pudo continuar hablando, observar también la tristeza y compartirla hizo que se hundiera.

Él ni tan siquiera llegó a entrar en el centro comercial, paseo un rato por los mercados exteriores y volvió al centro de la ciudad. La sin razón, la locura, asaltó a Ram, la única esperanza de verla desde hacía años se le escapaba entre las manos y reaccionó con desesperación, como lo hubiera hecho cualquier humano, y le escribió un mensaje “Pídele que vuelva por favor” en el que incluía la foto de ella junto a él para asegurarse de que hablaban de la misma persona, el tardó en contestar pero lo hizo “Lo siento pero creo que yo tampoco volveré a verla nunca”. Abatido, desbordado por unos sentimientos para los que su biocircuitería no estaba preparado, desesperanzado, hundido, sin poder pensar en otra cosa que en ella. Ram, el ciberbog, definitivamente se había convertido en un humano aunque nunca llegara a ser consciente del todo de esta circunstancia, tal vez el mayor atisbo que tuvo de esta realidad fue momentos antes de su muerte.