Caminaban por el borde de las sombras vestidos de sueños, de
sonrisas, de miradas felices que se tornaban vacías al volver a sus vidas. Desconocidos
en un paraíso demasiado oscuro para enseñarlo al mundo, destino imposible para
quien teme abandonar su seguridad por algo incierto. Y solo quedó la profunda
soledad de quien no está solo y los melancólicos recuerdos de momentos prohibidos
de felicidad eterna.