miércoles, 4 de mayo de 2016

Casicuentos para Rita: Ciberbog VI - Controlados

Soy miedoso y timorato y con tendencia a la paranoia, pero creo que en justicia la situación era para estar nervioso y así se demostró con posterioridad. Tenía el vuelo para el día siguiente y todas mis cosas en el apartamento, aunque lo realmente importante lo llevaba conmigo. Comprobé todos mis bolsillos para asegurarme de tener la documentación y créditos y hurgué hasta el fondo en el de mi pantalón hasta encontrar la pelotita naranja. Podía prescindir del resto de cosas que guardaba en el apartamento. Tal vez debería haber entrado y enfrentarme a lo que me encontrara, al fin y al cabo yo no había hecho nada, pero la intuición me decía que no lo hiciera. Volví sobre mis pasos y entré en un bar, pedí una bebida relajante y seguí dándole vueltas a la cabeza sobre lo qué hacer en aquella situación.
La primera conclusión a la que llegué es que no debería coger mi vuelo, sin duda me estarían esperando. Podía reservar otro pero hacerlo a través del vid de comunicaciones sería un error porque probablemente lo rastrearían. La idea del vid me hizo saltar de la silla y lo saqué inmediatamente para comprobar que tenía desactivada la geolocalización y accedí con mi segunda cuentacom para que tampoco pudieran rastrearme por el uso de datos. Era una suerte tener esa cuenta, hoy en día era prácticamente imposible crearse una segunda cuentacom que no estuviera vinculada a tus datos reales pero esa cuenta era antigua, de cuando los sistemas de seguridad, vigilancia y control eran menos férreos. Tan solo había tenido que ir inventando una segunda personalidad para mantenerla abierta. Ahora vivíamos en una sociedad obsesionada por la seguridad en la que cada movimiento de los ciudadanos y ciudadanas estaba totalmente controlado. A mi entender era tan solo eso, una forma de control y una manera de generar miedo, las personas con miedo somos mas dóciles y nos preocupamos menos de otras cosas, dejando el campo abierto a los que ostentan el poder político supuestamente en nuestro nombre y el poder económico en el suyo propio.
Aun teniendo esa cuenta no podría reservar el billete desde ella porque los datos de mi cuenta de créditos si que estaban vinculados a mis datos reales. Hubiera sido un verdadero atolladero de no encontrarme en aquella ciudad en concreto que, por tradición y por sostener una economía mas sólida que la mayoría, contaba con un papel moneda de uso exclusivo en ella. Soy persona prevenida y  de pocos vicios y en mi cartera conservaba prácticamente todo el dinero del que me había provisto antes del viaje. Tal vez eso me permitiera mantenerme unos días e incluso viajar de nuevo a mi ciudad, solo había que planificar como hacerlo.

Tomé una decisión, si me esperaban en el aeropuerto al día siguiente, lo mejor sería adelantarse, así que salí precipitadamente del bar y me metí directamente en el Tubo. Llegué a una terminal atestada de gente. Mientras viajaba hacia allí había investigado a través del vid y había un vuelo que partía en cuatro horas hacia mi destino. Me dirigí a la oficina de la compañía que lo operaba y, excusando haber perdido mi vid de comunicaciones –a través del cual también se gestionaba el crédito-, compré un billete con papel moneda usando mi segunda identidad. Solo con el billete en la mano me percaté de que no podría pasar el control de seguridad, mi segunda identidad unicamente era virtual y no tenía ninguna documentación que la sustentara. Me parecía imposible dar con una solución pero tenía unas horas por delante para intentar encontrarla. La pelotita naranja jugaba entre mis dedos.