lunes, 9 de mayo de 2016

Casicuentos para Rita: Ciberbog IX - Doctora Roes

La casa estaba helada, era más que la sensación de frio ambiental, la soledad y el vació eran mas gélidos aun, volver a una vida vacía congelaba el alma. Encendí el holovid para que el sonido me hiciera compañía y me perdí en lamentos poco constructivos por ni tan siquiera haberme preocupado de lo que le había sucedido al Cibergbog. Una imagen captó mi atención, se parecía terriblemente a ella, luego siguieron otras imágenes de la misma mujer con edades cada vez mas avanzadas. En el holovid glosaban la vida de una persona que había muerto ese mismo día. La verdad que, mas allá del parecido, esa cara me sonaba. Presté atención y resultó ser la ingeniera que sentó las bases y terminó desarrollando la bio-robótica tal y como la conocemos hoy en día, de alguna manera era la madre del Ciberbog. No creo en las coincidencias y las alarmas se me dispararon de nuevo. ¿Podría estar relacionado este hecho luctuoso con lo sucedido con el Ciberbog? Mi cabeza, mi intuición, gritaba que si con insistencia.  
Accedí a la red con mi identidad privada para buscar mas información sobre la ingeniera bio-robótica. Lo primero que me fijé fue en las fotos, efectivamente en su juventud tenía un parecido increíble con ella. Me terminé perdiendo en sus ojos marrón claro minimamente rasgados y en aquella sonrisa que lo iluminaba todo. Cuando desperté de la nostalgia me puse a leer su biografía y la historia de la bio-robótica. La bio-robótica tenía su origen en dos campos de estudios que terminaron confluyendo, la medicina y la inteligencia artificial. La medicina tenía un campo importante de desarrollo en la creación de tejidos semi-sintéticos que pudieran transplantarse al cuerpo humano en caso de necesidad y que mejoran incluso las prestaciones de los naturales, se había unido también a la robótica especialmente en aspectos traumatológicos y creación de prótesis. La inteligencia artificial llevaba décadas desarrollando una tecnología que permitiera a las maquinas aprender de la experiencia para que de esta manera, a su vez, revertiera en una mejora en los procesos para los que estaban programadas.
La doctora Roes se había formado y especializado en ambos campos, era una mujer brillante y con una expediente académico mas que sobresaliente. Muchas fueron las corporaciones que quisieron ficharla para sus equipos, la industria de la robótica le ofreció grandes sumas de créditos, la farmacéutica también, la medicina podía ofrecerle menos dinero pero también intentaban atraerla hacia su campo aprovechando su carácter altruista y su deseo de contribuir al bien de común. Precisamente por esto no se comprometió con ninguna corporación y siguió investigando por su cuenta, lo que descubriera se pondría al servicio de todos y no al beneficio económico de unos pocos. Los medios con los que contaba no eran los que hubieran podido proporcionarle las corporaciones pero tenía la libertad absoluta de orientar su investigación hacia donde quisiera, se financiaba con fondos públicos, especialmente de países de economías menos corporativistas y no competitivas, que creían en su promesa de poner al servicio del mundo sus investigaciones, y con fondos de personas anónimas que creían también en lo que hacía. A medida que iba publicando sus resultados las contribuciones fueron aumentando y con los años dispuso de los medios suficientes para sentar las bases de la bio-robótica. Como prometió las hizo públicas, pero antes las remitió a esos países que la habían financiado poniéndoles en la punta de lanza del mundo de la bio-robótica y dando un espaldarazo a esas economías en el que el valor no era el dinero si no las personas. Por un tiempo cambió el orden del mundo pero finalmente las corporaciones terminaron fagocitando y explotando sus investigaciones y la codicia acabó de nuevo con el sueño de un mundo mas justo. Ese fue su mayor legado, su sueño de un mundo mas igualitario, su demostración de que otro mundo era posible, por eso permaneció silenciada durante prácticamente toda su vida por las corporaciones de comunicación, dependientes de las grandes corporaciones industriales y económicas,  que veían peligrar sus intereses si sus ideas sobre el mundo transcendían y cogían popularidad.
Me quedé pensando acerca de todo lo que había hecho una sola persona y lo intrascendente que era mi existencia para el mundo. Yo no tendría un legado, tan solo sería una historia más que se olvidaría tal vez incluso antes de que terminara mi paso por la vida.
Tomé dos decisiones; la primera hablar con un amigo ingeniero bio-robótico para saber más, saciar en la medida de lo posible mi curiosidad y tratar de hallar la respuesta a algunas cuestiones que tras la lectura me rondaban por la cabeza. La segunda, y no sabía como iba a hacerlo, investigar las circunstancias de la muerta de la doctora, los medios transmitían una muerte natural pero lo acaecido en aquella ciudad que ahora me parecía lejana me hacía pensar que pudiera haber más y que la muerte podía tener alguna relación con el Ciberbog.
Renovado y decidido con un objetivo en esta vida a punto estuve de llamar a mi amigo ingeniero desde de mi vid, sin embargo, esta cabeza mía, que a veces funciona mas allá de lo que puedo controlar, optó por visitarle en persona. La muerte de la doctora había despertado de nuevo mi paranoico sentimiento de inseguridad. Llamarlo podría ser un error porque podrían localizarme a través de la llamada, el vid de comunicaciones solo debía usarlo con mi identidad de incognito. Y aun así… mi vivienda constaba en cualquier archivo, tal vez debiera buscar otro sitio donde albergarme. Haber cogido un vuelo anterior probablemente me había dado el tiempo suficiente para que no me hubieran buscado todavía aquí porque con toda probabilidad pensaran que no había salido aun de la ciudad.

Sentía el calor de la pelotita naranja saltando entre mis manos. Que bella era, que bella es.