jueves, 25 de febrero de 2016

Son tres los primeros recuerdos que mantengo con cierta nitidez de mi más tierna infancia aunque supongo que se habrán ido reconstruyendo en mi cabeza con el paso del tiempo y los tres están vinculados de una u otra manera a la escuela y en todas ellas ya apuntaba maneras de lo que terminaría siendo en mi vida , un vago.
Mi escuela se ubicaba, y ahí permanece aún con muchas mas instalaciones que en aquel momento pero vacía de alumnado, en la ladera de un monte a cinco minutos de mi casa. Se acedia a través de unas escaleras que daban al patio. Eran un montón de ellas pero yo por ser niño y mi madre por el entrenamiento recibido en su primera vivienda no nos costaba subirlas demasiado. Cuento esto porque al pie de esas escaleras se ubica mi primer recuerdo. Estaba yo en lo que entonces se llamaban parvulitos y ahora creo que se denomina educación infantil, los tiempos cambias y las nomenclaturas se adaptan pero los infantes seguimos siendo los mismos. Pues bien, en lo alto de las escaleras estaba el conserje avisando de que el cole permanecería cerrado ese día y que no habría clase. Yo no me había enterado mucho pero ya en la tele y en la radio se repetía constantemente un mensaje “Franco ha muerto”, durante los días que siguieron eran constantes las repeticiones de ese mismo mensaje donde un hombre calvo y con bigote repetía constantemente la misma frase, a lo que yo inocente de mi preguntaba a ver si se había vuelto a morir. El caso es que con el día de fiesta fui el niño mas feliz del mundo, como decía ya apuntaba mi vaguería y volvería a casa o a donde fuera para jugar todo el día. No recuerdo si mi madre trabajaba en ese momento pero si lo hacía supongo que supondría dicho finamente un inconveniente o contratiempo o dicho como le sale a uno de mi barrio con una educación animosa pero justita una putada. El autonombrado Caudillo había muerto y buena alegría que me llevé, entiéndase que por el día de fiesta y no por la muerte de un ser humano. El caso es que murió y con su muerte vinieron muchos cambios, en el fondo no tantos como pudieran parecer porque ahora siguen gobernando muchos descendientes de los que gobernaron entonces y con las mismas ideas pero renovadas, que consisten básicamente en enriquecerse ellos  a consta de empobrecer a la gente de su país y de otros. El que me conozca o vaya leyendo lo que escribo sabrá o se irá dando cuenta de que soy lo que han venido en llamar de izquierda radical, mientras que a los que están justo al otro lado se les llama neoliberales, obviando un término que les haría mas justicia “ultraderecha” y de paso equilibraría las denominaciones. Esta circunstancia supongo que tiene que ver por proceder de un barrio obrero y pobre pero también tiene que ver con los antecedentes familiares. Mi abuelo materno vivió una historia terrible en la post guerra civil. Él, al igual que yo, no era militante de nada sin embargo entre sus amigos contaba con personas que si estaban integradas en movimientos de izquierda perseguidos con saña y odio por el franquismo. Por otro lado el alcalde de su pequeño pueblo de la meseta ambicionaba las escasas tierras de las  que mi abuelo y su familia subsistían a duras penas cultivándolas en un lugar donde las lluvias son escasas y el frio intenso. Ambos hechos hicieron que el franquismo, encarnado en la Guardia Civil, pusieran en busca y captura a mi abuelo, que para evitar ser encarcelado paso tres días escondido en la chimenea de la casa familiar. Jamás le hubieran pillado si no se hubiera visto forzado a salir porque pusieron a su hijo, sus dos hijas y su esposa contra el paredón y amenazaron con disparar si no salía. Mi madre que era la mediana tendría unos cuatro años. Cuando se enteró mi abuelo salió inmediatamente y fue detenido pero hubiera llegado demasiado tarde a no ser que otro franquista de los que mandaba en el pueblo y que seguramente contaba con algo menos de ambición y mas cabeza consiguió que esperan mas tiempo antes de abrir fuego. Supongo que con Franco hay a quien le fue bien y a quien le fue mal y son los primeros los siguen defendiendo su figura, aun así me parece alucinante lo que pasa en este país con la figura de Francisco. Venerado por muchos, con muchos recuerdos de él y de sus seguidores en muchos pueblos y ciudades de la geografía y sin ninguna condena pública de lo que supuso, sin una memoria histórica que no permita que algo así vuelva a repetirse. Mas no podíamos esperar cuando con la transición los que mandaban se aseguraban de alguna manera mantener cuotas de poder político y todo el poder económico que a golpe de dictadura y expolio consiguieron. De aquellos barros estos lodos.
El siguiente recuerdo será muchos mas breve pero mas reconfortante, tanto como lo era el sueñecito que nos echábamos los parvulitos con los brazos sobre la mesa y recostada sobre ellos la cabeza. Supongo que la salud cervical de los de mi generación ha debido de verse afectada aun siendo de goma como somos en la infancia. Que me acuerde de esto y prácticamente no me acuerde de la maestra -como se llamaban entonces- me parece claro que es un indicador de mi vagancia y de mi actual gusto por el sueño.
Poco recuerdo tengo de los recreos, pero también forman parte del recuerdo y en la misma línea que los anteriores la vagancia estaba ya instalada en mi. De los recreos recuerdo que habiendo dos clases, ambas en vez de disfrutar y jugar juntos estábamos enfrentadas y peleabamos, conociéndose a ellos como “Los capuletos” y a mi clase como “Los capuchinos”. Dado que me parece improbable que estos nombres fueran inventados por tan tiernos infantes y muchos mas improbable aún que tal inquina mutua pudiera habitar en tan tiernos infantes, me da ahora por pensar que ese enfrentamiento fue provocado o bien por los propios maestros y maestras o bien por nuestro progenitores. En cualquier caso nada edificante para nostros los niños y del que el único, aunque valioso, aprendizaje que pudimos extraer es que siempre habrá alguien dispuesto a hacerte daño aunque no te conozca. Supongo que la vuelta es la desconfianza en el genero humano en general y en las personas en particular, lo cual viene muy bien por cierto al mantenimiento de un sistema de clases en el que si las personas no nos unimos no podremos enfrentarnos al poder establecido. No quiero ver en esto una estrategia para el mantenimiento de la clases y seguramente no fueran mas que cosas de niños pero si siembras algo queda. Tal vez es que tengamos que pegarnos siempre entre nosotros pero a lo largo de mi vida siempre ha habido un enemigo, que para nada lo era, al que enfrentarse y que no nos permitía ver el verdadero enemigo para nuestras vidas.

Esta parte de la historia no sería completa si no recordara también, aunque sea mas porque lo se que porque lo recuerde, que en este parvulario conocí a tres de los amigos con los que he ido compartiendo mi vida, con mayor o menor intensidad, hasta hoy en día. Y no os quepa duda de que si sigo con este tipo de relatos serán los grandes protagonistas en muchos momentos. Los tres eran capuletos y yo era capuchino pero los cuatro vivíamos en la misma manzana y jugando en la calle –como se hacía antes- fue como trabamos una amistad que ha ido perdurando y madurando a lo largo de los años y de la que solo puedo decir que me siento tan orgulloso como afortunado.