Son tres los primeros recuerdos
que mantengo con cierta nitidez de mi más tierna infancia aunque supongo que se
habrán ido reconstruyendo en mi cabeza con el paso del tiempo y los tres están
vinculados de una u otra manera a la escuela y en todas ellas ya apuntaba
maneras de lo que terminaría siendo en mi vida , un vago.
Mi escuela se ubicaba, y ahí
permanece aún con muchas mas instalaciones que en aquel momento pero vacía de
alumnado, en la ladera de un monte a cinco minutos de mi casa. Se acedia a
través de unas escaleras que daban al patio. Eran un montón de ellas pero yo
por ser niño y mi madre por el entrenamiento recibido en su primera vivienda no
nos costaba subirlas demasiado. Cuento esto porque al pie de esas escaleras se
ubica mi primer recuerdo. Estaba yo en lo que entonces se llamaban parvulitos y
ahora creo que se denomina educación infantil, los tiempos cambias y las
nomenclaturas se adaptan pero los infantes seguimos siendo los mismos. Pues
bien, en lo alto de las escaleras estaba el conserje avisando de que el cole
permanecería cerrado ese día y que no habría clase. Yo no me había enterado
mucho pero ya en la tele y en la radio se repetía constantemente un mensaje
“Franco ha muerto”, durante los días que siguieron eran constantes las repeticiones
de ese mismo mensaje donde un hombre calvo y con bigote repetía constantemente
la misma frase, a lo que yo inocente de mi preguntaba a ver si se había vuelto
a morir. El caso es que con el día de fiesta fui el niño mas feliz del mundo,
como decía ya apuntaba mi vaguería y volvería a casa o a donde fuera para jugar
todo el día. No recuerdo si mi madre trabajaba en ese momento pero si lo hacía
supongo que supondría dicho finamente un inconveniente o contratiempo o dicho
como le sale a uno de mi barrio con una educación animosa pero justita una
putada. El autonombrado Caudillo había muerto y buena alegría que me llevé,
entiéndase que por el día de fiesta y no por la muerte de un ser humano. El
caso es que murió y con su muerte vinieron muchos cambios, en el fondo no
tantos como pudieran parecer porque ahora siguen gobernando muchos
descendientes de los que gobernaron entonces y con las mismas ideas pero
renovadas, que consisten básicamente en enriquecerse ellos a consta de empobrecer a la gente de su país
y de otros. El que me conozca o vaya leyendo lo que escribo sabrá o se irá
dando cuenta de que soy lo que han venido en llamar de izquierda radical,
mientras que a los que están justo al otro lado se les llama neoliberales,
obviando un término que les haría mas justicia “ultraderecha” y de paso
equilibraría las denominaciones. Esta circunstancia supongo que tiene que ver
por proceder de un barrio obrero y pobre pero también tiene que ver con los
antecedentes familiares. Mi abuelo materno vivió una historia terrible en la
post guerra civil. Él, al igual que yo, no era militante de nada sin embargo
entre sus amigos contaba con personas que si estaban integradas en movimientos
de izquierda perseguidos con saña y odio por el franquismo. Por otro lado el
alcalde de su pequeño pueblo de la meseta ambicionaba las escasas tierras de
las que mi abuelo y su familia
subsistían a duras penas cultivándolas en un lugar donde las lluvias son
escasas y el frio intenso. Ambos hechos hicieron que el franquismo, encarnado
en la Guardia Civil, pusieran en busca y captura a mi abuelo, que para evitar
ser encarcelado paso tres días escondido en la chimenea de la casa familiar.
Jamás le hubieran pillado si no se hubiera visto forzado a salir porque
pusieron a su hijo, sus dos hijas y su esposa contra el paredón y amenazaron
con disparar si no salía. Mi madre que era la mediana tendría unos cuatro años.
Cuando se enteró mi abuelo salió inmediatamente y fue detenido pero hubiera
llegado demasiado tarde a no ser que otro franquista de los que mandaba en el
pueblo y que seguramente contaba con algo menos de ambición y mas cabeza
consiguió que esperan mas tiempo antes de abrir fuego. Supongo que con Franco
hay a quien le fue bien y a quien le fue mal y son los primeros los siguen
defendiendo su figura, aun así me parece alucinante lo que pasa en este país
con la figura de Francisco. Venerado por muchos, con muchos recuerdos de él y
de sus seguidores en muchos pueblos y ciudades de la geografía y sin ninguna
condena pública de lo que supuso, sin una memoria histórica que no permita que
algo así vuelva a repetirse. Mas no podíamos esperar cuando con la transición
los que mandaban se aseguraban de alguna manera mantener cuotas de poder
político y todo el poder económico que a golpe de dictadura y expolio
consiguieron. De aquellos barros estos lodos.
El siguiente recuerdo será muchos
mas breve pero mas reconfortante, tanto como lo era el sueñecito que nos
echábamos los parvulitos con los brazos sobre la mesa y recostada sobre ellos
la cabeza. Supongo que la salud cervical de los de mi generación ha debido de
verse afectada aun siendo de goma como somos en la infancia. Que me acuerde de
esto y prácticamente no me acuerde de la maestra -como se llamaban entonces- me
parece claro que es un indicador de mi vagancia y de mi actual gusto por el
sueño.
Poco recuerdo tengo de los
recreos, pero también forman parte del recuerdo y en la misma línea que los
anteriores la vagancia estaba ya instalada en mi. De los recreos recuerdo que
habiendo dos clases, ambas en vez de disfrutar y jugar juntos estábamos enfrentadas
y peleabamos, conociéndose a ellos como “Los capuletos” y a mi clase como “Los
capuchinos”. Dado que me parece improbable que estos nombres fueran inventados
por tan tiernos infantes y muchos mas improbable aún que tal inquina mutua
pudiera habitar en tan tiernos infantes, me da ahora por pensar que ese
enfrentamiento fue provocado o bien por los propios maestros y maestras o bien
por nuestro progenitores. En cualquier caso nada edificante para nostros los
niños y del que el único, aunque valioso, aprendizaje que pudimos extraer es
que siempre habrá alguien dispuesto a hacerte daño aunque no te conozca.
Supongo que la vuelta es la desconfianza en el genero humano en general y en
las personas en particular, lo cual viene muy bien por cierto al mantenimiento
de un sistema de clases en el que si las personas no nos unimos no podremos
enfrentarnos al poder establecido. No quiero ver en esto una estrategia para el
mantenimiento de la clases y seguramente no fueran mas que cosas de niños pero
si siembras algo queda. Tal vez es que tengamos que pegarnos siempre entre
nosotros pero a lo largo de mi vida siempre ha habido un enemigo, que para nada
lo era, al que enfrentarse y que no nos permitía ver el verdadero enemigo para
nuestras vidas.
Esta parte de la historia no
sería completa si no recordara también, aunque sea mas porque lo se que porque
lo recuerde, que en este parvulario conocí a tres de los amigos con los que he
ido compartiendo mi vida, con mayor o menor intensidad, hasta hoy en día. Y no
os quepa duda de que si sigo con este tipo de relatos serán los grandes protagonistas
en muchos momentos. Los tres eran capuletos y yo era capuchino
pero los cuatro vivíamos en la misma manzana y jugando en la calle –como se
hacía antes- fue como trabamos una amistad que ha ido perdurando y madurando a
lo largo de los años y de la que solo puedo decir que me siento tan orgulloso como afortunado.