jueves, 11 de febrero de 2016

Casicuentos para Rita: La razón de Mees

La realidad es diferente según los ojos con que se mire, no hay mentira en ello, no hay autoengaño, es simplemente la percepción subjetiva de lo que vemos, de lo que vivimos y de la manera, en la que con los años y nuestras experiencias, hemos aprendido a interpretar el mundo que nos rodea.
La niebla fue algo nuevo en Ciudad Mees, nadie estaba preparado para interpretarla, nadie tenía las herramientas vitales para entenderla y tuvieron una reacción de lo más humana cuando se vieron sumidos en ella, el miedo, la desconfianza y la necesidad de sobrevivir ante cualquier circunstancia. La niebla no acabó con Ciudad Mees, hubiera sido posible incluso con ella, el verdugo fue el miedo.
También es subjetiva la interpretación que hacemos de los comportamientos de otras personas y también lo son nuestras propias reacciones. Cuando cayó la niebla Equis y Tiees se empeñaron en conservar y salvar Ciudad Mees pero lo hicieron desde perspectivas diferentes, apostando por salvarla de maneras diferentes y nunca llegaron a entenderse. Ambos vieron en el otro acciones que llevaban a su destrucción, que no hacían nada por mantener la vida plena. Interpretaron cosas en el otro que no existían y aunque lo hablaron mil veces sus puntos de vista parecían irreconciliables. Equis vio en Tiees una apuesta de mínimos, Tiees vio en Equis una apuesta de máximos imposibles. Tal vez en el punto medio hubiera estado la virtud pero ninguno de los dos era de puntos medios y tampoco se conocían lo suficiente como para aprehender la situación del otro. Y nunca hablaron de lo mas importante, de lo mas relevante, de lo que cada uno entendía que era Ciudad Mees, de que la hacía tan especial, de lo que significaba para cada uno de ellos la vida plena. Los demás diálogos estaban condenados al no entendimiento sin tener como referencia que era lo significativo de Ciudad Mees. Demasiados condicionantes para que los encargados de combatir la niebla pudieran acabar con ella o encontrar un modo de vida que permitiera a Ciudad Mees subsistir a pesar de ella.
En Istne, Kaos fue haciéndose consciente de ello. Demasiado tarde. Y aun siendo consciente tampoco hubiera sabido explicar con claridad que hacía de Ciudad Mees supusiera la vida plena para él, lo sentía así, lo había vivido así pero no tenía capacidad para explicarlo. Y si no era capaz de explicar lo que el mismo sentía, la imposibilidad de interpretar lo que sentían otras personas, lo que sentía Tiees le parecía simplemente imposible. Pero curiosamente aun hoy, desde su retiro de Istne y cuando estaba ya todo perdido se afanaba por intentar saber cuales eran los sentimientos de Tiees y en que se traducían. No era capaz de interpretar los suyos y quería interpretar los que le eran prácticamente desconocidos. Se seguía confundiendo, pocas posibilidades, por no decir ninguna, quedaban para Ciudad Mees, pero si había alguna no pasaba por elucubrar acerca de las maneras de interpretar y sentir el mundo de otros, sino por reflexionar acerca de las de uno mismo. Los sentimientos eran claros pero solo saber con exactitud que los producía podrían hacer que volvieran a construirse y que Ciudad Mees o cualquier otra  ciudad ideal pudiera llegar a construirse de nuevo.

En su cabeza resonaba con constancia un pensamiento, tal vez las ciudades no se construyeran con la razón, la razón en el fondo también es pura subjetividad, tal vez las ciudades se construyeran con sentimientos que son sin duda la subjetividad en su expresión mas pura. Otra vez la duda. Ojalá hubiera sabido ser sustento de esa expléndida sonrisa que tenía la capacidad de transformar el mundo.