Nacida del magma de lo más
profundo del Planeta Mees, en la cuna de la tormentas, allí dónde la niebla fue
más profunda para convertirse en el mar de lágrimas que llamaron Poseidón y que
transformó Ciudad Mees en Nies y Maes, punto entre dos ciudades y camino de
ningún sitio. Istne la isla negra de Mees. Una isla solitaria en medio de la
nada, un paraje desolado de rocas negras llenas de aristas que rasgaban los
pies de los que caminaban descalzos. Pero nadie caminaba por Iste, tan solo
Kaos, quien fuera Equis cuando los tiempos eran mejores. Una sombra solitaria
de una alma solitaria que se camuflaba con las piedras de la isla. Habitaba en
dos mundos y no lo hacía en ninguno, demasiado lejos de ambos y con
sentimientos encontrados. En Maes estaba su vida en Nies sus sueños y el no
quería estar en ninguno. Su vida demasiado vacía, sus sueños imposibles. Istne
era su refugio. El mar el consuelo y la respuesta que no terminaba de llegar
mientras desperdiciaba su vida sumido en las dudas y en la preguntas sobre todo
aquello que pudo ser y no fue, en la pregunta de como podía haber hecho algo
más para evitar la caída de Ciudad Mees. Preguntas baldías cuando Ciudad Mees
estaba destruido, tanto pensar le serviría para aprender pero lo que aprendiera
tal vez no le valiera si algún día Ciudad Mees u otra ciudad excepcional
volviera nacer. Cada tiempo es diferente, cada lugar también lo es y lo que
vale para aquí y ahora es mas que probable que no valiera para otro lugar en el
futuro. Aquella vida no estaba exenta de autocompasión y de pérdida revestida
de reflexión profunda y aprendizaje. No. Ya no tenía sentido habitar Istne. No
tenía sentido seguir construyendo recuerdos para venerar aquella vida plena,
recuerdos que nadie se molestaría en pararse a observar y sumergirse en su
profunda belleza porque lo por fuera tan solo eran rocas negras. No tenía
sentido elevar un templo hacia aquellos cielos plenos de estrellas, hacia un
dios que no existe porque dios había muerto. Nada ni nadie le devolvería Ciudad
Mees. Sus lágrimas no podían esconder una realidad tan cruel como cierta.
¿A dónde ir? ¿A dónde volar
cuando ya no se desea nada? Cuando has llegado a la cima de tu vida tan solo
queda el descenso. Pero Kaos era demasiado joven para pensar en agotar su vida
sin tener un objetivo, un sueño. Pero lo cierto es que en aquel momento no lo
tenía, al menos no tenía uno que creyera posible y sus días pasaban igual que
pasa el agua por un valle, sin aparente transcendencia pero erosionándolo lentamente
con cada gota de agua. Nadie echa de menos el agua hasta que no falta y tal vez
el río se secara antes de lo que era imaginable.
Kaos una alma solitaria perdida
en la solitaria isla negra de Istne, alejado de un mundo que no tenía nada que
ofrecerle, viendo pasar la vida como un ser inmortal al que el tiempo no
importa pero siendo consciente de su propia mortalidad y de su falta de
transcendencia. Nada importaba y sin embargo se empeñaba en sobrevivir. Y
pensaba siempre que ese empeño debería esconder que la vida en si misma tenía
un sentido, pero el no lo encontraba sin Ciudad Mees. Las grandes conquistas
suelen transformarse en grandes pérdidas. Solo dos mundos posibles Maes y Nies.
En Istne no había nada y las galaxias estaban fuera de su alcance. Tendría que
apostar por uno de ellos, pero su duda eterna se prolongaba demasiado.