lunes, 16 de enero de 2017

CCPR- Hoper XXVIII: Inercia

Pero las estrellas no hablan, tan solo escuchan nuestros pensamientos. Había cientos de mundos en aquel firmamento pero nadie le aseguraba que su vida encontrara acomodo en alguno de ellos. Y era mucho riesgo, lo era para cualquier persona que quisiera cambiar de rumbo su vida, lo era aun mas para un proscrito que en cualquier control de identificación podría ser identificado y devuelto al planeta prisión. Su actual vida se parecía a aquella pero los momentos que pasó con Reng le hicieron entender que aunque en las formas fuera parecida el fondo era diametralmente diferente. Se debatía entre el miedo a perder lo que tenía y la ilusión, las ganas por emprender un nuevo proyecto y en la duda los días pasaban. Solitario en el trabajo, subido en aquella enorme grúa acristalada, con las ordenes de trabajo recibidas a través de la pantalla del vid, moviendo contenedores de los barcos al muelle y del muelle a los barcos, se sentía alejado del mundo y lo que era peor de las personas. Cuando volvía a casa, solitario también, mal comía y se tumbaba en el sofá a ver antiguas películas de personas que si tenían vidas. Ya ni paseaba cerca del mar, los días libres se los pasaba pintando pero él no tenía esa habilidad y tampoco le resultaba liberador, no se daba en cuenta de que pintaba porque la echaba en falta. Probablemente lo que echara en falta era el contacto humano, las relaciones con otras personas pero en vez de abrirse al mundo cada vez se encerraba mas en si mismo.

En ocasiones no sabemos apreciar lo que tenemos, cambiamos de vida y nos equivocamos, en otras nos aferramos a lo que tenemos por miedo a que otro rumbo en nuestras vidas sea aun peor. Así es la vida, los caminos marcados no existen y la duda es siempre compañera cuando tomamos decisiones. Cambiar es claramente una decisión pero dejarnos llevar, aunque no lo parezca, también lo es. Nuestra vida está en nuestras manos pero las personas tendemos a dejarnos llevar y que sea lo que encontramos en nuestro camino lo que decida por nosotros e incluso aunque encontremos cosas que podrían ser grandes nos dejamos llevar por la inercia, pero es una decisión, tal vez mas cómoda, mas simple, pero una decisión al fin y al cabo, a veces acertada, a veces equivocada, por desgracia la respuesta solo el tiempo la pronunciará y siempre podremos preguntarnos que hubiera pasado de decidir hacer otra cosa diferente. Reflexionar es bueno, tener dudas es humano pero no cabe vivir siempre arrepintiéndose, el arrepentimiento no nos traerá la felicidad, en todo caso intentar remediar aquello de lo que nos arrepentimos aunque en muchas ocasiones ya es demasiado tarde. Hoper estaba a tiempo, tan solo tenía miedo pero un miedo tan grande que le paralizaba. Pero ocurrió algo, algo pequeño, algo que pudiera haber resultado insignificante pero que supuso un punto de inflexión, una oportunidad que podía haber dejado pasar, como dejamos pasar tantas pero, aunque Hoper se dejara llevar, su corazón anhelaba el cambio.