martes, 24 de enero de 2017

Algo así como fe de erratas, errores y otras cuestiones

Cuando leo lo que escribo en este blog, que cada día intento que siga creciendo, me doy cuenta de la multitud de faltas de ortografía, de errores gramaticales, sintácticos… y en general del maltrato que hago de la lengua en la que me expreso. Lo cierto es que le dedico muy poco tiempo a lo que escribo y casi nunca lo repaso. Para que os hagáis una idea, la última entrada de hoy la he escrito y publicado en 35 minutos. Pero excusarse en el poco tiempo que le dedico a la escritura sería injusto porque si hay algo que condiciona ese maltrato a la lengua, es mi exiguo conocimiento de las reglas que la rigen. Soy hombre de escasa cultura y, aunque mis resultados académicos en su día no fueron malos, en lengua siempre flojeaba, extendiéndose esa inaptitud al resto de las áreas del conocimiento.
Sin embargo, si encuentro en mi cierta capacidad expresiva –sería falsa humildad no reconocerlo- y por eso escribo y por eso lo público, a pesar de que los académicos de la lengua me colgarían, no sin razón, del palo mayor para escarnio público. Pero las normas son normas y la verdad es que yo nunca he sido muy obediente. Aun así tengo la necesidad de pedir disculpas a los lectores que encuentran interesante mi blog por lo poco edificante que resulta en lo que al respeto al uso de la lengua se refiere.
También quiero pedir disculpas por lo poco inspiradas que resultan algunas de las entradas y ahí tampoco me vale la excusa del tiempo. Mi imaginación es limitada y me muevo por impulsos. Suelo tener una idea que se termina desarrollando sola y va hacia donde quiere. Cuando no la tengo es aún peor porque lo que escribo a veces no respeta ni tan siquiera el hilo argumental. Encuentro que mi imaginación es muy limitada pero aun así me empecino en seguir escribiendo y la verdad es que ver que, a pesar de los pesares, sigo teniendo muchas visitas (aunque el número está descendiendo alarmantemente) me sigue motivando a hacerlo. Mientras alguien me lea, seguiré escribiendo y cuando dejéis de leerme dejaré de publicarlo. Ya sabéis que hay ojos para los que escribo mas pero todos vuestros ojos tienen el mismo valor para mi.
Y así, movido por la vergüenza que produce dejarse tildes evidentes, os pido disculpas y os agradezco a la vez el tiempo que dedicáis a visitar mi blog y leer mis desvaríos. Humanos somos y espero que encontréis la humanidad que pretendo expresar en mis palabras.

Disculpas de nuevo y gracias siempre.