Cuando leo lo que escribo en este
blog, que cada día intento que siga creciendo, me doy cuenta de la multitud de
faltas de ortografía, de errores gramaticales, sintácticos… y en general del
maltrato que hago de la lengua en la que me expreso. Lo cierto es que le dedico
muy poco tiempo a lo que escribo y casi nunca lo repaso. Para que os hagáis una
idea, la última entrada de hoy la he escrito y publicado en 35 minutos. Pero
excusarse en el poco tiempo que le dedico a la escritura sería injusto porque
si hay algo que condiciona ese maltrato a la lengua, es mi exiguo conocimiento
de las reglas que la rigen. Soy hombre de escasa cultura y, aunque mis
resultados académicos en su día no fueron malos, en lengua siempre flojeaba, extendiéndose
esa inaptitud al resto de las áreas del conocimiento.
Sin embargo, si encuentro en mi
cierta capacidad expresiva –sería falsa humildad no reconocerlo- y por eso
escribo y por eso lo público, a pesar de que los académicos de la lengua me
colgarían, no sin razón, del palo mayor para escarnio público. Pero las normas
son normas y la verdad es que yo nunca he sido muy obediente. Aun así tengo la
necesidad de pedir disculpas a los lectores que encuentran interesante mi blog
por lo poco edificante que resulta en lo que al respeto al uso de la lengua se refiere.
También quiero pedir disculpas
por lo poco inspiradas que resultan algunas de las entradas y ahí tampoco me
vale la excusa del tiempo. Mi imaginación es limitada y me muevo por impulsos.
Suelo tener una idea que se termina desarrollando sola y va hacia donde quiere.
Cuando no la tengo es aún peor porque lo que escribo a veces no respeta ni tan
siquiera el hilo argumental. Encuentro que mi imaginación es muy limitada pero
aun así me empecino en seguir escribiendo y la verdad es que ver que, a pesar de
los pesares, sigo teniendo muchas visitas (aunque el número está descendiendo
alarmantemente) me sigue motivando a hacerlo. Mientras alguien me lea, seguiré
escribiendo y cuando dejéis de leerme dejaré de publicarlo. Ya sabéis que hay
ojos para los que escribo mas pero todos vuestros ojos tienen el mismo valor
para mi.
Y así, movido por la vergüenza que
produce dejarse tildes evidentes, os pido disculpas y os agradezco a la vez el
tiempo que dedicáis a visitar mi blog y leer mis desvaríos. Humanos somos y
espero que encontréis la humanidad que pretendo expresar en mis palabras.
Disculpas de nuevo y gracias
siempre.