martes, 22 de marzo de 2016

Me duelen los abrazos,
me duelen sentirlos,
me duele darlos,
me duele incluso verlos,
me duele incluso ver un falso abrazo
de esos que se dan cuando no se sienten,
que se dan en las películas
pero también en la vida.
Me duelen los abrazos.
Me duelen porque no tengo los tuyos.
Y en cada abrazo que siento los recuerdo,
en cada abrazo que doy los recuerdo,
en cada abrazo que veo los recuerdo.
Los recuerdo y me duele,
como una fina aguja que atraviesa el corazón,
para destrozartelo con un sutil pinchazo.
Tus abrazos, como los echo de menos,
como echo de menos sentirme entre tus brazos,
refugiado en ellos, protegido, querido,
tal vez amado.
Nadie me ha besado como tu,
nadie sería capaz de abrazarme como tu lo hacías.
En tus brazos estaba feliz, relajado,
era un mundo de belleza infinita,
momentos eternos de felicidad absoluta.
No necesitaba nada mas,
solo tus brazos y la calidez de tu cuerpo.
Y ahora me duelen,
me duele cada abrazo que recibo,
cada abrazo que doy,
cada abrazo que veo,
porque ya no tengo los tuyos
y en tus brazos sentí el amor
como nunca lo había sentido
como nunca podré volver a sentirlo.
Tus abrazos, un deseo, un sueño,
que tal vez no vuelva a hacerse realidad nunca,
un deseo, un sueño con el que me regaló la vida.