viernes, 11 de marzo de 2016

Hierro forjado, oxidado con el paso del tiempo,
vestigios de una pasado no tan lejano,
un pasado que al sabor de la melancolía
deja un regusto de tiempos de mejores
para aquellos que apenas lo recordamos.
Otros tiempos, diferentes, pero no mejores.
Corazones fundidos en los altos hornos,
barrenados en minas oscuras llenas de muerte,
donde el sol solo asomaba al grito de “all iron”,
estampados con los golpes de la máquina herramienta,
naufragando en los grandes astilleros.
Somos hierro aunque lo estemos olvidando.
Aquella ría de aguas oscuras, contaminadas por un sueño,
por la ambición, por la codicia,
donde encontraron la vida gentes de tantos lugares,
donde vinieron también a encontrar la muerte,
sus aguas ahora mas limpias pocas veces son transparentes,
siguen fluyendo hacia un mar donde redimirse para volver al cielo.
En aquella ría nació lo que somos,
en aquella ría todavía quedan muchos recuerdos,
aunque el tiempo también los va eliminando,
memoria decadente de un pasado.
Gruas y mas gruas, cargaderos para llenar los barcos y vaciar vidas.
Barcos que descargaban carbón y se llevaban sueños.
Del hierro al acero hay solo un paso
y seguimos caminando dejándolos atrás,
navegando ahora en mares de plástico y silicio.
Nuestro tiempo está pasando
pero somos hierro aunque lo estemos olvidando.
Corazones nuevos han nacido al calor de nuevos tiempos,
otros tiempos, diferentes, pero no mejores,
corazones que no han vivido a hierro
pero que no deben olvidar que son obreros.
Huele a lluvia, huele a mar, la vida sigue,
y no se puede vivir aferrado a los recuerdos
de unos tiempos seguramente peores,
pero no conviene olvidar,
somos hierro y eso nos hizo fuertes,
y ahora estamos dormidos, fragmentados,
adormecidos por el bienestar que habíamos soñado
para despertar en la realidad de una nueva pobreza.
Huele a lluvia, huele a mar, la vida sigue
y hay que seguir caminando,
no olvidemos el pasado.
Que ese hierro oxidado nos recuerde de donde venimos,
para ayudarnos a ver, a comprender, a donde vamos.
Hierro forjado, oxidado con el paso del tiempo,
vestigio de un pasado no tan lejano,
testigo de un futuro que está en nuestras manos.