miércoles, 2 de marzo de 2016

Demasiadas lágrimas

Se acabó, se acabó en tus ojos.
¿Morir? Ya estoy muerto,
fallecí el día que apagué tu sonrisa.
Mi corazón late, tengo pulso, respiro,
pero la vida perdió el sentido.
Encontré sin buscar
y perdí por amar,
por dejar de ser quien era,
por obsesionarme contigo,
por obsesionarme con un imposible
que estaba mucho mas allá
de lo que merecía, de lo que merezco,
me cegó, me desbordó,
no estaba preparado
y no lo estaré nunca para algo como esto.
Poco tenía que ofrecer,
tan solo yo y dejé de serlo,
y ese yo tampoco creo que fuera suficiente
como para cambiar un mundo
al que ambos estamos aferrados.
Demasiados condicionantes,
demasiados miedos a los que enfrentarse,
demasiadas incógnitas y retos
para abandonarlo todo por un sueño,
que ni tan siquiera habíamos soñado.
La seguridad de una vida te encadena
pero el precio de la libertad puede ser muy alto,
para ti, para mi, para los que no rodean,
para aquellos que queremos
y por los que daríamos todos.
Tenía menos que perder,
lo sigo teniendo, y lo entiendo,
aunque mi corazón llora cada día,
aunque cada día te llevo en mis recuerdos.
Soy lo que soy,
hubiera puesto una sonrisa constante en tu vida
pero te llevé demasiadas lágrimas
para que pudieras comprenderlo.
Solo eso tenía que ofrecer,
solo eso y no supe hacerlo.
Y mi sonrisa se apaga,
languidece cada día que te siento lejos,
y soy tan solo una sombra,
esa sombra gris que oscurece
todo lo que le rodea.
Viviré, seguiré viviendo,
pero creo que nunca volveré a ser el mismo,
siendo lo que somos todos cambiamos.
Siempre temía que me llegara la muerte,
ahora he perdido en gran parte ese miedo,
ahora temo a una vida vacía,
una vida sin sueños.
Vivir por vivir tal vez sea mi destino
para el mundo siempre tendré una mirada amable

para ti guardaré mi sonrisa eterna.