Pues oye, que la vida llega a un
punto que es aburrida todo lo que tiene. Es como la peli aquella del día de la
marmota, la verdad es que lo clavan, te levantas y cada día es igual. Yo charco
no tengo pero tengo una de esas putas baldosas que escupen cuando llueve y te
ponen perdido. Tal vez debería avisar al ayunta pero últimamente ni peticiones
ni sugerencias pongo y eso que cuando pones hasta suelen hacerte caso. Y mira, sería lo mas emocionante que haría en todo el día porque jugarse la vida
cruzando los semáforos en rojo como que ya no me llena y tengo el riesgo
controlado.
Que falta de emoción de verdad.
Ahora entiendo esa gente que hace puenting y deportes de riesgo… pero que para
mi no son vaya… que a mi asomarme desde una ventana alta ya me da vértigo. Me
acuerdo un día que me asomé en el mirador de Fuente De, si no habéis estado os
aconsejo la visita. Está en picos de Europa y subes en teleférico un montón de
metros, no me acuerdo bien pero creo que son unos 500 m en vertical, vamos que si
se rompe el cable te pegas una ostia que se acabo la falta de emociones para
siempre. Aunque ahí sería rápido, peor sería que se quedara parado a mitad, los
calzoncillos y los pantalones acabarían directamente en la basura y la poca
dignidad que me queda muy perjudicada. Pero bueno, que subes y hay un mirador
espectacular. El mirador tiene una valla bastante alta que da seguridad a los
que como yo padecemos de vértigo y un incontrolable miedo a caerse y darse la
ostia final. Y allí que salí yo todo ufano y comentaba con la gente que estaba
las belleza inconmensurable de aquel paisaje verde y tan montañoso. Pero joder
mire para abajo y estaba en un puto suelo de rejilla, la ostia… que había una caída
bajo mis pies de 500 metros! Para que quieres las prisas, hice prensa en la
valla y me agarré a ella como si no hubiera un mañana. Yo creo que hasta
aboyé el metal de lo que apreté y eso que se me resbalaban las manos por el
sudor. Pero supe reaccionar como un machote y con el paso firme del que está
cagado de miedo salí de aquella trampa mortal sin llorar y con los
calzoncillos limpios. En resumen que los deportes de riesgo no son para mi, que
quiero emoción si, pero el miedo como emoción como que no me llena.
Pues nada, que no se dónde están
las emociones. Cuando llegas a cierta edad casi no sales de noche y cuando un
día sales te lo pasas que te cagas, mejor dicho te lo pasas muy bien, la
diarrea y la resaca en todo caso viene al día siguiente. Y dices aquí está! Esta
es mi emoción! Pero sales tres o cuatro días y al cuarto dices pero que coño hago yo aquí rodeado de borrachos de los que podría ser el padre. Claro que de las
borrachas, bueno borrachas menos, pero si de las mujeres que andan por ahí,
piensas que que buenas están y se despierta tu alma de cazador. Pero claro si
cuando tenías tu veinte años no ligabas que coño vas a ligar ahora con
veinteañeras que te ven llegar y ves como una le dice a otra… ostias el viejo
menuda cogorza lleva. Y no te queda mas remedio que recular mal bailando la
canción de moda que tu acabas de escuchar por primera vez. Y si por lo que sea
ponen un clásico es peor porque lo cantas a grito pelado y quedas en evidencia
delante de toda la chavalería.
Bueno que sigo en otro momento, o
probablemente no porque he descubierto el gran secreto de la humanidad, un
secreto por el que ha muerto mucha gente. Y no es broma que las guerras
normalmente son por pasta pero otras veces es porque el generalillo de turno se
aburría. Es lo que tiene dar una pistola y poder a un descerebrado. No lo
niego, no soporto los militares… su oficio consiste en matar personas. Que si,
que si campañas de paz, que si rescates… pero su oficio es matar personas, si
no fuera con ese fin no tendrían armas, lo otro lo podrían hacer otro tipo de profesionales y es solo para justificarse
mientras no tienen excusa para matar. Pues eso que he descubierto el gran
secreto que guarda la vida para ser emocionante pero no tengo intención de contároslo
porque ¿sabéis? Si lo encontráis seréis muy felices, pero si llegáis a perderlo
como es mi caso la vida será más triste y aburrida todavía. Así que a seguir
caminando y esquivar todos los días la puta baldosa escupiente, tal vez un día
a la vuelta de la esquina encontréis esa emoción que no acabe nunca o os subáis
a un teleférico que tenga el mal gusto de caerse con vosotros y vosotras
dentro. La vida siempre es una incógnita.