viernes, 19 de mayo de 2017

Días que fueron sonrisas,
días de magia, de encantamientos,
la primavera nació mas bella que nunca.
Y nació en esa sonrisa,
que tantas veces me regalaste luego
que guardo como mi mayor tesoro,
algo efímero, fugaz, algo eterno
para conservarlo siempre en el recuerdo.
Días que fueron de emociones intensas,
millones de mariposas revoloteando
adornando cada día con todos sus colores,
y así fueron para mi todos los días
aunque esos colores cada vez fueron mas grises.
Días que fueron  cada vez mas horas,
que nos llevaron  cada vez mas cerca,
cada vez mas cierto, cada vez mas necesario.
Días que fueron inocencia,
nos buscamos y nos terminamos encontrando
tan solo un instante, un día de calor
sol y nubes en el cielo,
vaticinio de un futuro que no supimos ver.
Y otro día esperándome bajo la tormenta
para cobijarme en tu paraguas,
tan cerca estábamos que podíamos rozarnos,
escondidos, tomando un café
en un bar donde ni las almas perdidas
nunca jamás soñarían en encontrarse.
Fueron días sin reloj, ni calendario,
las horas morían para que naciera la vida,
el tiempo pasaba a la vez lento y raudo,
y sentados en aquel banco
rodeados del gris y el sonido del tráfico
estuve a punto de besarte
y fueron noches de crema de chocolate
tan dulce que no podía apartarla de mis labios,
y días de abrazos, de unir a escondidas nuestras manos,
de apoyar mi cabeza en tus muslos
para mirarte a los ojos, para mirar tu sonrisa,
esa sonrisa donde nació los días que fueron.
Días que fueron de sonrisas
de felicidad completa,
de sueños,
de vida.