viernes, 12 de mayo de 2017

Detrás de las mismas palabras, de los mismos actos se encierran diferentes significados, diferentes sentimientos. Los mismos sentimientos se expresan con diferentes palabras, con diferentes actos. Así hemos aprendido a comunicarnos, nuestro código, que no es común para todas las personas. Por eso a veces cuesta tanto entenderse. Cada uno tenemos nuestros valores, nuestras ideas, nuestras experiencias vitales. Lo que decimos, lo que hacemos, como nos compartamos es también producto de ellas. Y para entendernos hay que hacer el esfuerzo de meterse en la piel de la otra persona, intentar escuchar lo que quiere decirnos, no lo que nosotros entendemos. Tarea más fácil cuando vas conociendo a alguien porque los códigos también se van compartiendo. Pero a veces ocurre, tú lo sabes, que cuando mas te conoces menos te entiendes, que cuanto mas incorporas de la otra persona mas difícil te resulta comprenderle. Yo no te entendí a ti, muchas vueltas le he dado y creo que he comprendido algo, creo que tú tampoco me entendiste pero más que nada es un simple deseo. Decía en el libro que, en parte, da título a este blog que para vencer al enemigo tienes que comprenderlo, que entenderlo, saber cómo y desde donde hace las cosas que hace. Y decía también que si llegas a hacerlo le amarás y ya no será tu enemigo, no querrás vencerlo, no querrás destruirlo. No daba tantos detalles o por lo menos nos los daba así pero creo que sin duda tiene razón. Nunca te consideré mi enemiga, te amé desde el principio, solo pongo estas frases porque creo que guardan la clave del entendimiento entre los humanos. Somos diferentes, lo somos, e incluso habiendo tenido las mismas vivencias seríamos distintos los unos a los otros pero creo que no tanto como nos pensamos. Si hay que pensar en lo que nos dicen para entenderlo, tenemos que hacer el esfuerzo de pensar lo que decimos para que nos entiendan. Soy una persona impulsiva, a veces me controlo, a veces no consigo hacerlo y hablo sin pensar y reacciono y hago daño, a ti te lo hice. Y me obsesiono y me vuelvo destructivo, pero no quiero destruir a un enemigo, no quiero destruir a nadie –aunque lo hago-, y normalmente destruyo lo que mas amo, porque cuando amo no controlo lo que siento, cuando amo no pienso porque me desbordan los sentimientos y no consigo controlarlos. No puedo pedirte que te pongas en mi piel, no puedo pedir que te hagas uno conmigo. Solo quiero que sepas que te amé, que te amo, que te seguiré amando aunque no supe expresarlo en mis palabras y en mis actos.