Detrás de las mismas
palabras, de los mismos actos se encierran diferentes significados, diferentes
sentimientos. Los mismos sentimientos se expresan con diferentes palabras, con
diferentes actos. Así hemos aprendido a comunicarnos, nuestro código, que no es
común para todas las personas. Por eso a veces cuesta tanto entenderse. Cada
uno tenemos nuestros valores, nuestras ideas, nuestras experiencias vitales. Lo
que decimos, lo que hacemos, como nos compartamos es también producto de ellas.
Y para entendernos hay que hacer el esfuerzo de meterse en la piel de la otra
persona, intentar escuchar lo que quiere decirnos, no lo que nosotros
entendemos. Tarea más fácil cuando vas conociendo a alguien porque los códigos
también se van compartiendo. Pero a veces ocurre, tú lo sabes, que cuando mas
te conoces menos te entiendes, que cuanto mas incorporas de la otra persona mas
difícil te resulta comprenderle. Yo no te entendí a ti, muchas vueltas le he
dado y creo que he comprendido algo, creo que tú tampoco me entendiste pero más
que nada es un simple deseo. Decía en el libro que, en parte, da título a este
blog que para vencer al enemigo tienes que comprenderlo, que entenderlo, saber
cómo y desde donde hace las cosas que hace. Y decía también que si llegas a
hacerlo le amarás y ya no será tu enemigo, no querrás vencerlo, no querrás
destruirlo. No daba tantos detalles o por lo menos nos los daba así pero creo
que sin duda tiene razón. Nunca te consideré mi enemiga, te amé desde el
principio, solo pongo estas frases porque creo que guardan la clave del
entendimiento entre los humanos. Somos diferentes, lo somos, e incluso habiendo
tenido las mismas vivencias seríamos distintos los unos a los otros pero creo
que no tanto como nos pensamos. Si hay que pensar en lo que nos dicen para
entenderlo, tenemos que hacer el esfuerzo de pensar lo que decimos para que nos
entiendan. Soy una persona impulsiva, a veces me controlo, a veces no consigo
hacerlo y hablo sin pensar y reacciono y hago daño, a ti te lo hice. Y me
obsesiono y me vuelvo destructivo, pero no quiero destruir a un enemigo, no
quiero destruir a nadie –aunque lo hago-, y normalmente destruyo lo que mas
amo, porque cuando amo no controlo lo que siento, cuando amo no pienso porque
me desbordan los sentimientos y no consigo controlarlos. No puedo pedirte que
te pongas en mi piel, no puedo pedir que te hagas uno conmigo. Solo quiero que
sepas que te amé, que te amo, que te seguiré amando aunque no supe expresarlo
en mis palabras y en mis actos.