viernes, 22 de enero de 2016

Casicuentos para Rita: Kaos de Mees

Mees, aquella excepción en la vida, había muerto. Ya no quedaba nada de lo que fue aunque todo en aquel mundo evocaba su recuerdo. Maes, Nies, Poseidón, los tres hijos de Mees y Mees viviría en ellos como la herencia genética que la vida se empeña en trasmitir aunque no exista la esperanza para ella. Algunos archivos de imágenes y muchas palabras era lo poco tangible que sobrevivió a la completa destrucción. De cuando en cuando Equis entraba en los archivos para contemplarlos, para leerlos y dejarse invadir por la nostalgia.
Cruzaría el mar de nuevo. Lo haría, lo haría para buscar a Tiees y compartir recuerdos. Pero Equis tampoco existía ya, ahora era Kaos, el hijo de la niebla y de la tormenta, un ser vacío, sin alma y con la inocencia perdida. Un ser como aquellos que existían antes de que el milagro de Mees naciera y les entregara su vida plena. Un ser gris, uno mas en la historia de un universo dónde su nombre jamás quedaría escrito. Kaos el gris, así lo conocieron en Maes.
Y el planeta recupero su ancestral, el clima que había en Mees antes de que empezaran a controlarlo. Y Maes era un polo donde reinaba el hielo, el frio, la nieve y solo los vientos cálidos de Poseidón templaban en primavera un aire tan gélido que al respirarlo te congelaba quemándote por dentro. En Nies también había inviernos fríos pero el calor del desierto también los visitaba en verano. En Maes no había estaciones, en Nies las tenían todas.
Kaos vivia en el orden que Maes imponía, el único posible para no sufrir la dulce muerte del frio pero la rutina le mataba por dentro. En sus ojos ya no había esperanza y de su sonrisa se borró la ilusión. Vivir para subsistir en una vida en la que no creía, que no le aportaba nada. Poseidón le esperaba para acompañarlo en su viaje si alguna vez olvidaba el miedo a volver a hacerlo.

Viajaría. Lo sabía. Llegaría el momento de abrazar la primavera, en recuerdo aquella primavera casi olvidada en la que Ciudad Mees nació para la historia. Y ahora solo en Nies había primaveras.