Cayó la niebla y Equis no pudo
hacer nada por evitarlo, junto a Tiees se responsabilizaba del clima de Mees.
No pudieron predecirlo, no pudieron evitarlo, no pudieron hacer nada para
disolverla y que desapareciera para siempre. No era la primera vez que tenían
problemas, el control del clima era complicado en Mees, la naturaleza siempre se
resiste a ser dominada. Continuamente se producían fenómenos descontrolados,
lluvias torrenciales, fríos espaciales, tormentas eléctricas, calores
insoportables llegados de aquellos soles cercanos, pero hasta entonces siempre habían
conseguido reconducir el clima y llevarlo a la programación establecida para la
vida en Mees. Puede parecer un trabajo titánico y en cierta manera lo era pero
como otras muchas cuestiones increíbles de Mees no dejaba de ser rutinario
aunque no exento de disgustos y estrés. Pero aquella niebla fue diferente,
trabajaron durante meses para intentar disolverla pero con cada paso que daban
solo conseguían empeorarlo. La niebla se hizo con Mees, sus sombras lo oscurecieron
todo y la vida comenzó de otra manera.
Tiees buscó los lugares más
alejados de lo mas profundo de la niebla, no se unió ni a Moor, ni a Demor,
simplemente sobrevivía en una vida que la había venido dada, buscando la
subsistencia de los suyos y de si misma. No era la vida plena de Mees pero no
carecía de sentido, olvidar el sueño de Mees y adaptarse a la nueva realidad,
adaptarse a vivir para siempre en la niebla. La respuesta más lógica, olvidar
los sueños y afrontar la realidad con todas sus fuerzas, aceptar las sombras y
buscar siempre la luz entre la niebla de Nies.
Equis fue un Permi, un
perseguidor de mitos, se negaba a aceptar la niebla como algo inamovible, el
sueño de Mees seguía vivo en su corazón. Soñador y con menos obligaciones que
Tiees, se trasladó a Poseidón, al edificio negro en lo mas profundo de la niebla,
el sitio donde murió el mar, el lugar donde volvió a nacer para ser la cuna de
las tormentas. Trabajo, puso todo lo que tenía, sacrificó parte de su vida y
sus relaciones y por un momento llegó a pensar que lo estaba consiguiendo pero
al día siguiente las piedras lloraron niebla y se hicieron mar. En una parte
pequeña de Mees, en Maes, desapareció la niebla pero la vida, el sueño de Mees,
fue arrasada por las constantes tormentas. Frente al mar, sumergido a las
tormentas, buscaba las respuestas en Poseidón, intuía los sueños que en él
estaban ocultos y deseaba que Tiees siguiera también buscando respuestas.