martes, 12 de enero de 2016

Casicuentos para Rita: Equis y Tiees de Mees

Cayó la niebla y Equis no pudo hacer nada por evitarlo, junto a Tiees se responsabilizaba del clima de Mees. No pudieron predecirlo, no pudieron evitarlo, no pudieron hacer nada para disolverla y que desapareciera para siempre. No era la primera vez que tenían problemas, el control del clima era complicado en Mees, la naturaleza siempre se resiste a ser dominada. Continuamente se producían fenómenos descontrolados, lluvias torrenciales, fríos espaciales, tormentas eléctricas, calores insoportables llegados de aquellos soles cercanos, pero hasta entonces siempre habían conseguido reconducir el clima y llevarlo a la programación establecida para la vida en Mees. Puede parecer un trabajo titánico y en cierta manera lo era pero como otras muchas cuestiones increíbles de Mees no dejaba de ser rutinario aunque no exento de disgustos y estrés. Pero aquella niebla fue diferente, trabajaron durante meses para intentar disolverla pero con cada paso que daban solo conseguían empeorarlo. La niebla se hizo con Mees, sus sombras lo oscurecieron todo y la vida comenzó de otra manera.
Tiees buscó los lugares más alejados de lo mas profundo de la niebla, no se unió ni a Moor, ni a Demor, simplemente sobrevivía en una vida que la había venido dada, buscando la subsistencia de los suyos y de si misma. No era la vida plena de Mees pero no carecía de sentido, olvidar el sueño de Mees y adaptarse a la nueva realidad, adaptarse a vivir para siempre en la niebla. La respuesta más lógica, olvidar los sueños y afrontar la realidad con todas sus fuerzas, aceptar las sombras y buscar siempre la luz entre la niebla de Nies.

Equis fue un Permi, un perseguidor de mitos, se negaba a aceptar la niebla como algo inamovible, el sueño de Mees seguía vivo en su corazón. Soñador y con menos obligaciones que Tiees, se trasladó a Poseidón, al edificio negro en lo mas profundo de la niebla, el sitio donde murió el mar, el lugar donde volvió a nacer para ser la cuna de las tormentas. Trabajo, puso todo lo que tenía, sacrificó parte de su vida y sus relaciones y por un momento llegó a pensar que lo estaba consiguiendo pero al día siguiente las piedras lloraron niebla y se hicieron mar. En una parte pequeña de Mees, en Maes, desapareció la niebla pero la vida, el sueño de Mees, fue arrasada por las constantes tormentas. Frente al mar, sumergido a las tormentas, buscaba las respuestas en Poseidón, intuía los sueños que en él estaban ocultos y deseaba que Tiees siguiera también buscando respuestas.