El Ciberbog había manipulado toda la información que
circulaba por la red para presentarme como uno de los empresarios del momento.
En realidad habíamos suplantado la identidad de un hombre que inició su carrera
con pequeños negocios locales y que en la actualidad era el principal promotor
de las cadenas hoteleras en el espacio. De él se sabía muy poco, había sido una
persona muy celosa guardando su identidad, por la red apenas circulaban unas
pocas instantáneas robadas en las que nunca se le llegaba a ver la cara y por
si fuera poco algunos de sus rasgos físicos coincidían plenamente con los míos.
Sin duda era la persona ideal para suplantar y los hechos así lo estaban
demostrando. Siempre me he preguntado cómo alguien con poco llegaba a crear un
imperio, la respuesta en mi cabeza siempre era la misma, trabajando no,
seguramente con acciones poco lícitas –y eso que en la legislación actual valía
casi todo en los negocios- y sin duda aprovechándose, cuando no explotando, a
miles y miles de honradas personas trabajadoras.
Durante los días previos habíamos ido dejando pequeñas pistas
en la red para que se creara el rumor de que alguien estaba preparando el
despliegue en un nuevo planeta de un inmenso complejo turístico cuyos precios
serían lo suficientemente asequibles para una gran parte de la población. Sin
apenas esfuerzo aquel rumor había tomado dimensiones descomunales e incluso
mucho de los medios con mayor número de suscriptores se habían hecho eco de la
noticia apuntando como artífice precisamente a este empresario. Temimos que
tanta repercusión terminara por tumbar nuestra idea pero no fue así, nadie
salió a desmentirla, nadie escribió ni una sola palabra diciendo que eso no era
cierto. Éramos inocentes, las acciones de la corporación del empresario habían
subido como la espuma y evidentemente pensara lo que pensara al respecto la
falsa noticia había resultado ser tremendamente beneficiosa para él. Con la
noticia en su punto álgido concertamos la cita con el presidente de la
Coorporacion el cual hizo de inmediato un hueco en su agenda.
La reunión empezó con agasajos de todo tipo, comida y sobre
todo bebida. Supuse que quería que llegara a un punto de alegría que me hiciera
mas propenso a aceptar sus propuestas. La conversación empezó de la manera mas
formal pero no hacía falta ser muy listo para detectar que lo primero que
quería era sacar la máxima información posible de mi, no tanto de mis supuestos
negocios, si no de mi mismo como persona. Era algo que habíamos previsto y me
mostré esquivo. La conversación terminó derivando entonces hacia mi proyecto
planetario y de nuevo dando muestras de hermetismo y alegando en algunos puntos
secreto también la fui esquivando como pude manteniendo siempre la cordialidad.
Viendo que no lograba la información que quería empezó a contarme todo lo que
la Corporación podía hacer por mi, desde suministrarme cualquier tipo de
material de construcción o cualquier tipo de equipamiento para mi complejo
turístico, hasta seguros, financiación e incluso transporte interplanetario. Me
mostró mediante holovid trabajos realizados, factorías de su compañía,
estadísticas, números. Me mostré en todo punto respetuoso pero desinteresado en
su presentación. Cuando noté su desconcierto y aprovechando una pausa le dije “hoy
solo quiero hablar de Ciberbogs”.
Por un instante, como buscando confianza y seguridad y,
seguramente, también la respuesta a la pregunta de cómo narices me había
llegado a meter en este lío, metí la mano en mi bolsillo y acaricié mi pelotita
naranja.