viernes, 15 de julio de 2016

Casicuentos para Rita: Ciberbog XXXVI Suplantación

El Ciberbog había manipulado toda la información que circulaba por la red para presentarme como uno de los empresarios del momento. En realidad habíamos suplantado la identidad de un hombre que inició su carrera con pequeños negocios locales y que en la actualidad era el principal promotor de las cadenas hoteleras en el espacio. De él se sabía muy poco, había sido una persona muy celosa guardando su identidad, por la red apenas circulaban unas pocas instantáneas robadas en las que nunca se le llegaba a ver la cara y por si fuera poco algunos de sus rasgos físicos coincidían plenamente con los míos. Sin duda era la persona ideal para suplantar y los hechos así lo estaban demostrando. Siempre me he preguntado cómo alguien con poco llegaba a crear un imperio, la respuesta en mi cabeza siempre era la misma, trabajando no, seguramente con acciones poco lícitas –y eso que en la legislación actual valía casi todo en los negocios- y sin duda aprovechándose, cuando no explotando, a miles y miles de honradas personas trabajadoras.
Durante los días previos habíamos ido dejando pequeñas pistas en la red para que se creara el rumor de que alguien estaba preparando el despliegue en un nuevo planeta de un inmenso complejo turístico cuyos precios serían lo suficientemente asequibles para una gran parte de la población. Sin apenas esfuerzo aquel rumor había tomado dimensiones descomunales e incluso mucho de los medios con mayor número de suscriptores se habían hecho eco de la noticia apuntando como artífice precisamente a este empresario. Temimos que tanta repercusión terminara por tumbar nuestra idea pero no fue así, nadie salió a desmentirla, nadie escribió ni una sola palabra diciendo que eso no era cierto. Éramos inocentes, las acciones de la corporación del empresario habían subido como la espuma y evidentemente pensara lo que pensara al respecto la falsa noticia había resultado ser tremendamente beneficiosa para él. Con la noticia en su punto álgido concertamos la cita con el presidente de la Coorporacion el cual hizo de inmediato un hueco en su agenda.
La reunión empezó con agasajos de todo tipo, comida y sobre todo bebida. Supuse que quería que llegara a un punto de alegría que me hiciera mas propenso a aceptar sus propuestas. La conversación empezó de la manera mas formal pero no hacía falta ser muy listo para detectar que lo primero que quería era sacar la máxima información posible de mi, no tanto de mis supuestos negocios, si no de mi mismo como persona. Era algo que habíamos previsto y me mostré esquivo. La conversación terminó derivando entonces hacia mi proyecto planetario y de nuevo dando muestras de hermetismo y alegando en algunos puntos secreto también la fui esquivando como pude manteniendo siempre la cordialidad. Viendo que no lograba la información que quería empezó a contarme todo lo que la Corporación podía hacer por mi, desde suministrarme cualquier tipo de material de construcción o cualquier tipo de equipamiento para mi complejo turístico, hasta seguros, financiación e incluso transporte interplanetario. Me mostró mediante holovid trabajos realizados, factorías de su compañía, estadísticas, números. Me mostré en todo punto respetuoso pero desinteresado en su presentación. Cuando noté su desconcierto y aprovechando una pausa le dije “hoy solo quiero hablar de Ciberbogs”.

Por un instante, como buscando confianza y seguridad y, seguramente, también la respuesta a la pregunta de cómo narices me había llegado a meter en este lío, metí la mano en mi bolsillo y acaricié mi pelotita naranja.