miércoles, 20 de julio de 2016

Casicuentos para Rita: Ciberbog XXXIX Odio

Apenas habían pasado veinticuatro horas cuando recibí un amplio informe, con multitud de documentación escrita de comunicaciones por vid, conversaciones grabadas, grabaciones de videovigilancia, pagos de transportes y un largo etcétera. Me llevo varios días leer, escuchar y visionar todo, era increíble la capacidad que tenía el ciberbog para sintetizar en unos segundo tanta información. Me sentí torpe, la palabra torpe me extrajo una sonrisa ¿cuántas veces me habría llamado torpe ella?. Ningún documento por si solo daba información relevante pero una lectura en la línea temporal de todos ellos no podía dejar mas a las claras que la doctora no había muerto sino que había sido asesinada y el asesinato encargado por la corporación.

Todo comenzaba con un informe de la directora general de investigación, la Doctora Coin, sobre los comportamientos fuera de lo habitual del Ciberbog número 3271 y la posibilidad más que cierta de que hubiera estado demostrando sentimientos. A partir de ahí cientos de comunicaciones entre personal directivo, en algunas se apostaba por reciclar al ciberbog y acabar con la historia, en otras por investigar para sacar provecho, en algunos se mencionaba la doctora Roes y la posibilidad de entrevistarse con ella a ver que sabía al respecto, otros apostaban también por su reciclado, una forma muy sutil de referirse al asesinato. Como ya sabíamos la reunión se produjo y el asesinato también. Así se decidió en una junta extraordinaria de la que existía una grabación tomada, probablemente sin que los demás lo supieran, por el presidente. Efectivamente el albarán del veneno neurotransmisor se correspondía con el plan, algo tan sencillo como añadirlo en el te que ofrecerían a la doctora y que finalmente parece ser que tomo. A partir de ahí mas y mas comunicaciones, que incluían a políticos, a miembros de la judicatura, mandos policiales y a todo aquel que tenía algo de poder y sobre el que la corporación tenía influencia. El sistema estaba completamente corrupto y todos se avinieron a echar tierra sobre el asunto. Por error una de las comunicaciones llegó a una jueza que no tenían controlada. Tan solo un minuto mas tarde entró un loco en su despacho y la descerrajó un tiro en la cabeza. Los medios lo vendieron como un acto de un psicópata a la que la jueza había condenado con anterioridad por delitos menores, en cualquier caso la noticia no trascendió demasiado y su muerte pasó desapercibida para el mundo. Ni tan siquiera el Ciberbog pudo relacionarla con la muerte de la doctora hasta este momento. También había muchas comunicaciones con personal directivo de los medios de comunicación mas importantes que a su vez eran controlados por las corporaciones y estaban al servicio de esta. Todos unidos, todos los poderes para seguir haciendo con el mundo lo que les daba la gana. Sabía que era así, sabía de su corrupción, de su ansia de créditos y poder pero verlo escenificado de esta manera hizo que ardiera de ira. El odio se apoderó de mi, en toda mi vida solo he odiado a una persona, un niño que convirtió parte de mi niñez en una tortura. No he odiado nunca a nadie mas, solo a él, si tuviera que mover un solo dedo para salvarle la vida no lo haría. He vivido con miedo desde entonces, me ha costado muchos años desterrar el miedo. Cuando ya de mayor me enteré que había ido a la cárcel me alegré mucho, la sonrisa se me quitó de la cara al enterarme de que le habían condenado por matar a su mujer. Y salió, salió demasiado pronto, unos pocos años tan solo y como siempre sigue viviendo en mi misma ciudad, en mi barrio de siempre, en mi misma calle. Ya no le temo, pero le sigo odiando. Ahora el odio despertaba de nuevo en mi pero esta vez me defendería, iría a por ellos, a por esas personas que habían decidido que la vida de la doctora Roes era una molestia para sus vidas, para su codicia, a por esas personas que habían decidido que un ser con sentimientos como el Ciberbog fuera una cobaya. No, no buscaba venganza, me convertiría en lo mismo que son ellos, simplemente quería justicia.