martes, 5 de abril de 2016

No se si soñar,
no se si creer,
no se si amar.
Pero sueño, creo y amo.
Las puertas se cerraron dejando atrás una vida,
una vida de mentira,
la única vida verdadera que he tenido.
Y camino ahora por paisajes desolados,
por secos campos dorados
que antes eran de intensos verdes,
por ciudades grises
que nunca dejaran de serlo.
Bajo el peso del recuerdo
mis pasos se suceden cansinos,
un pie y luego otro,
avanzando hacia ninguna parte,
pero sin parar
porque esta vida sin vida no para.
Y ya no voy a al mar,
jamás iré a buscarlo de nuevo,
el mar acabó contigo,
porque tu eras mi mar,
ese lugar que siempre he buscado,
esa vida con la que soñé siempre.
Que lejos queda ahora,
que lejos en el espacio y en el tiempo,
y sin embargo lo siento como si fuera ayer,
como si fuera ahora,
como si fuera a ser mañana.
Pero no será mañana,
ni pasado,
ni nunca.
Y hay días en que dudo incluso
de algún día del pasado fuera,
el dolor a veces nubla la memoria
y oscurece los recuerdos.
Pero lo fue.
Lo fue.
Y fue grande.
Esa mar tan inmenso,
tan inabarcable,
tan bello.
Un mar para vivir siempre,
el único lugar en el que la muerte
podría encontrarme tranquilo.