viernes, 8 de abril de 2016

Impertérrita ante el sufrimiento,
aunque llorando por dentro,
su armadura de una suave piel
curtida por los años de dolor,
fría como los témpanos de hielo
que han ido atravesando su corazón
pero que no pueden acabar
con la infinita calidez que alberga su cuerpo,
su alma, su ser mismo.
Tan solo en ocasiones
se puede leer la tristeza en sus ojos,
para el que sabe mirarlos,
para el que sabe leerlos.
Fría por fuera ardiendo por dentro.
Huye de los abrazos, del cariño,
de las muestras de afecto
porque el amor duele,
porque querer a las personas duele,
porque no quiere herir a nadie
porque no quiere seguir siendo herida.
Se acercará a la soledad mas absoluta,
bailará en brazos de la luz de una luna llena,
mientras una y otra persona pasa por su vida
para quedarse solamente
con aquellas de las que nunca podrá separarse
porque forman parte de ella,
porque son ella misma,
porque los lazos de sangre no pueden romperse.
Para ellas todo será calidez
pero cuando tu piel es tan fría
ellas también lo terminarán sintiendo,
el frio en la piel terminará calando,
no se quitará su coraza a tiempo,
y su gélido aliento erizara sus pieles
como un día erizó la mía.
Viví en su inmenso calor,
ese que reserva tan solo para unos pocos,
me consumí en el fuego de su hielo
para terminar muriendo entre cenizas heladas.
Otro tempano que atravesará su corazón,
así me recordará y me odiará por siempre.