miércoles, 5 de abril de 2017

Vacío de palabras y ángulos muertos,
complicado aprender del pasado
cuando ni tan siquiera sabes que sucedió,
complicado cuando el cedazo
con el que cribas eres tu mismo,
complicado porque cada persona
es un mundo del que solo conocemos
la punta del iceberg que asoma,
lo que enseña, lo que muestra.
Somos diferentes, únicos,
miramos la vida con nuestra vida,
los sentimientos con los nuestros,
el dolor con nuestras heridas,
las lágrimas con nuestra sal,
las sonrisas con nuestra boca,
el tacto con nuestras manos,
el cariño con nuestro amor
el amor con nuestra alma.
Y buceé,  buceé en un mar
de oscuras y gélidas aguas,
trate de ver al completo
quién era, que sentía,
que pensaba, que quería,
y la vi entera pero solo por fuera.
Y quise penetrar en su interior,
y lo conseguí a veces,
pero somos demasiado profundos,
es imposible llegar a todos los rincones
y aunque lo hagas,
en el extraño caso de alguien
te abra todas esas puertas,
seguirás interpretando con tus ojos.
Complicado aprender del pasado
con tantos vacíos de palabra
y tantos ángulos muertos,
complicado aprender del pasado
cuando únicamente somos capaces
de comprender el mundo
con la vara de medir
de lo que somos.