lunes, 24 de abril de 2017

Hay días que es complicado vivir en mi cabeza, supongo que nos pasa a todas las personas de una u otra manera. Soy una persona medianamente inteligente para algunas cuestiones para otras, sin embargo, soy un completo inútil. Entiendo las cosas con facilidad, aprendo rápido y si pongo interés en algo soy capaz de hacerlo mínimamente bien aunque nadie me haya enseñado. Sirva como ejemplo esto de escribir, ni soy escritor, ni quiero serlo, pero estoy sacando adelante un blog, que no es ni mucho menos brillante, pero que no deja de crecer. Pienso que lo que yo hago lo podría hacer cualquiera aunque con el tiempo me voy dando cuenta de que no es así. En una famosa serie de televisión decían una vez que la inteligencia no determina lo que haces si no lo bien que eres capaz de hacer las cosas que haces. Y pienso que tienen razón, pero por muy inteligente que sea una persona siempre hay campos que escapan a su comprensión y supongo que hay diferentes tipos de inteligencia. Tengo un amigo que ya en la escuela le costaba aprobar un examen y sigue sin tener desarrolladas esas competencias vinculadas al “conocimiento” o al “estudio” y sin embardo de él diría que es una de las personas mas listas que conozco, mas preparada para resolver lo que va sucediendo día a día, preparada para las relaciones personales y para entender por decirlo de alguna manera la vida. Y es ahí donde precisamente yo me considero un completo inútil. La duda eterna es mi fiel amiga.
Pero decía que es complicado vivir en mi cabeza, porque en ella chocan montones de pensamientos, algunos coherentes, otros completamente encontrados. Sentimientos que se agolpan y se superponen sin que sea capaz de integrarlos. Tal vez mi mente sea demasiado ordenada para entender y ubicar los sentimientos, pero lo sea o no, como todas las personas los tengo. Con él tiempo he ido aprendiendo a entender a las personas, sus motivaciones, cómo son, porqué hacen lo que hacen. No, no tengo un gran conocimiento, justo al contrario, y nunca lo tendré porque cada persona es un mundo y hay mucho que saber para interpretar correctamente. Pero no hace tanto me resultaba directamente incomprensible, con lo cual ya lo considero un avance. Y sin embargo cada vez me entiendo menos a mi mismo, cuanto mas me intereso mas por las personas mas se me desordena esta cabeza tan compartimentada que tengo. Probablemente una mente programada para resolver problemas matemáticos no sea la mas adecuada para entender al ser humano y mucho menos a uno mismo Y así ha ido sucediendo, en los momentos que podían ser mas relevantes en mi vida, no he entendido nada, o peor, lo he entendido mal. Lo he puesto todo para sacar eso que deseaba adelante pero he fracasado. He fracasado porque es complicado vivir en una cabeza construida desde lo racional y las secuencias lógicas cuando los sentimientos no tienen nada que ver con eso. Lo racional y lo sentimental se enfrentan continuamente, una persona mejor preparada, lo tendría muchísimo mas integrado, pero en mi cabeza es como un constante choque de trenes, una parte argumenta la otra siente. Diferentes lenguajes, diferentes idiomas, que complican el entendimiento. Cada vez soy menos inútil entendiendo  al mundo y sus personas y sin embargo cada día me comprendo menos a mi mismo.
Para los que lleváis siguiendo mi blog desde hace un tiempo diré, que algo así es lo que le llevo al colapso a Ram, en esa “novela” (o lo que sea) que titulé Ciberbog. Cuando la escribí era consciente de que el protagonista llevaba en su mochila cosas mías, ahora me doy cuenta que Ram llevaba otra parte importante de lo que soy. Trabajamos a niveles subconscientes que no entendemos y supongo que todo lo que escribo dice más de mi mismo que lo que yo mismo se.


Buen día y buena reentré, si, como es mi caso, volvéis hoy de vacaciones.