lunes, 6 de marzo de 2017

Nacar sobre un cuerpo extraño,
en vez de expulsarlo
lo convierte en autentica belleza,
perfección para que no le haga daño.
Así nacen las perlas, así nació la tuya.
Pero ahí sigue el grano de arena,
ya no es peligroso, no hace daño,
pero aun lo conservas,
un punto negro
que sigue quemando por dentro.
Cuantas veces te lo dije,
ese punto negro que tenías,
que tienes, que sufres.
Si, te hacía bella, muy bella
convertido en perla,
pero cuanto mejor hubiera estado fuera,
fuera de ti, de tu vida, de tu mundo,
pero por alguna razón
necesitabas conservarlo.
querías conservarlo.
Y tu interior se teñía,
se teñía de negro con él
y no enseñaba tu autentica belleza,
lo que de verdad eras,
lo que eres,
lo que vives,
lo que sueñas.
No hace daño pero te quema,
no hace daño pero no es tuyo,
no eres tú, no te deja serlo.
Y que atractivo era.
Como las perlas que adornaban
los lóbulos de tus orejas,
te hacían mas bella,
mas atractiva,
nunca te los quitabas,
pero no son tuyas son de fuera,
adornos que no necesitabas.
Y tanto tiempo en ti,
tanto tiempo ha pasado,
que las has hecho tuyas,
crees que lo son,
crees que lo eres,
que te adornan,
pero yo se que no,
se que son cuerpos extraños,
y sin ellos, aunque te sientas desnudas,

eres muchísimo mas bella.