martes, 27 de octubre de 2015

Cartas que nunca voy a enviarte…..

Acabo de bajar de la azotea del curro, es el sitio al que suelo ir cuando quiero estar solo. Este edificio es muy grande y solo unas poquitas personas conocemos todos sus recovecos que son muchos. Me he sentado debajo de la tejavana y me he puesto a mirar la lluvia. Sabes que me encanta la lluvia.
No se porque he subido. Tengo un montón de marrones urgentes que resolver en poco tiempo pero supongo que necesitaba estar solo, desconectar un poco de estas semanas tan intensas en lo laboral y tan pan sin sal en mi vida. Desde que ya no hablamos los días se acumulan uno detrás de otro y como si carecieran de sentido. Es verdad que ha habido alguna ilusión asomando y que he tenido cosas como la comida con los de EGB pero en general tengo la sensación de que la vida pasa sin pena ni gloria. Se acumulan los días sin que nada que me llene pase por mi vida. Supongo que en realidad así son las vidas… insulsas y poco trascendentes pero cuando te has llegado a sentir incluso desbordado de vida no se puede evitar que te invada cierto sentimiento de tristeza.
Hoy, como en otras ocasiones, me gustaría escaparme, irme a algún lugar solitario cerca del mar para simplemente no pensar en nada. Me cogería unos días libres si no tuviera tanto trabajo y me escaparía para estar solo. Pero es diferente, hoy me siento diferente, hoy no necesito nada, no quiero nada, no siento nada, no quiero ir al mar a buscar la redención y encontrar un sentido a la vida para seguir caminando. No quiero ir a vaciarme, no quiero ir a llenarme simplemente quiero estar solo y sentir el viento en mi cara, perder la mirada en esa inmensidad inabarcable. Hoy quiero mirar al mar porque en cierta manera es como mirarte a ti. Hoy quiero mirar al mar con la mirada perdida porque quiero sentirme como tu te sentías al hacerlo. Hoy no quiero mojarme, no quiero sentir frio, simplemente quiero estar solo, tranquilo y a gusto. Hoy buscaría un refugio, una ventana de algún lugar donde poder tomarme un café calentito mientras veo el mar y la lluvia. Que belleza cuando ambas cosas se unen, que belleza cuando son cálidas. Quiero ver la vida pero protegido en mi mundo, como si la vida no pudiera afectarme y no fuera conmigo, como si estuviera fuera y yo fuera un simple espectador.
Pero ni mar, ni escaparme y tan solo un poco de soledad en esa terraza. No es suficiente, pero tampoco lo sería escaparme. El mundo no cambia aunque te escapes y aquello de lo que huyes lo mas probable es que esté ahí cuando vuelvas. Escapar, esconderse, puede ser un respiro pero casi nunca es la solución a nada.
Y no tengo soluciones. Ya no se me ocurre nada que ni tan siquiera pueda ayudar a encontrarlas. Y tal vez por eso me sienta así, como si estuviera de vuelta de todo, como si ya nada tuviera importancia. Tal vez esto sea la madurez, asumir que hay problemas que nunca podremos resolver. Si es la madurez no puedo dejar de pensar que me ha llegado demasiado pronto, supongo que es de gilipollas querer ser un eterno adolescente pero la madurez no me atrae y no me atrae porque la madurez supone renunciar a miles de sueños, asumir que la vida es como es y que no hay otra manera de vivirla. Mi interior me dice que otro mundo, otros mundos son posibles pero el maldito adulto que está queriendo invadirme me dice que solo hay un mundo en el que vivir y que mas vale que viva en él. Y le entiendo. No se cuando terminaré de rendirme solo espero que vuelva a desear calarme hasta los huesos, que vuelva a desear el frio, que vuelva a desear ver ese mar crudo, duro y e incontrolable, solo espero salir de este refugio en el que hoy me siento cómodo y en el que podría envejecer sin sentido para siempre.

Hoy todo me da igual. No hay tristeza, no hay dolor, no hay alegría ni placer, no hay mas que un tiempo que avanza y que no importa a donde llegue. Hoy tiene sentido una vida sin sentido y eso, eso debería asustarme pero no lo hace. Espero que hoy no sea el primer día de esa vida tan diferente a la que he vivido hasta ahora pero me da igual, que sea lo que tenga que ser. Si no puedo vivir en tus ojos que la vida traiga lo que quiera, lo acogeré todo con una sonrisa que ha perdido su inocencia.