martes, 13 de octubre de 2015

Cartas que nunca voy a enviarte…

Un día te conté que entré en un Bertiz cerca de mi trabajo a tomar un café con una compañera y que sirviendo había una chica con una sonrisa que me recordaba tremendamente a la tuya. No se si lo recordarás o no pero yo lo sigo teniendo en la memoria. Y lo sigo teniendo porque en la época que decidiste dejar de hablarme, de vez en cuando, me pasaba por allí para ver esa sonrisa. Echaba y echo muchísimo de menos tu sonrisa. Ya sabes que en estos sitios trabajan a turnos y no siempre que iba podía verla y desde que he vuelto de vacaciones, aunque he vuelto a ir algún día, no ha estado nunca, supongo que ya no trabajará allí. No tiene mas importancia pero ver esa sonrisa me consolaba en cierta manera.
Tu sonrisa fue lo primero que vi de ti y, sobre todo al principio, pensaba que era lo que hizo que me enamorara. El tiempo me ha hecho darme cuenta de que la sonrisa era importante no en si misma si no por lo que significaba, por lo que salía de tu interior cuando sonreías y sobre todo por como me hacía sentir. No se si te lo he dicho alguna vez, casi seguro que si, pero cuando quedábamos y al verme sonreías me derretía por dentro y me invadía un sentimiento de felicidad. No necesitaba nada mas, el mundo desaparecía y solo podía mirarte.
Pero no me enamoré de esa sonrisa, una sonrisa es demasiado poco para todo lo que sentía y sigo sintiendo. A veces te veía como una persona insegura y desprotegida y me moría de ganas de abrazarte. Todos nos sentimos así a veces, pero no nos mostramos, nos escondemos y nos hacemos los duros o las duras. No nos gusta enseñar la debilidad, pero que me le enseñaras significaba mucho para mi. Otra veces te veía como una mujer dura con las ideas claras, parece incongruente pero son las dos caras de la misma moneda, y en esos momentos te admiraba y admiraba tu determinación especialmente porque sabía también de tus debilidades y cuantas barreras personales tenías que superar para llevar adelante esas ideas. Se también cuantas cosas sacrificaste a veces innecesariamente. También me enamoraba esa mirada perdida que me desconcertaba, te veía ausente del mundo, como una bella diosa a la que pasa su alrededor le da igual. Creo que a veces simplemente no pensabas en nada otras sin embargo creo que estabas sumida en pensamientos personales y hubiera dado casi todo por conocerlos. Hubiera dado todo por estar en ellos.
Si, te veía y te sigo viendo bella. Muy bella. Se que no me crees pero te veo como una mujer físicamente espectacular y se que no soy el único. Me hacía sonreír como te miraban los tíos cuando íbamos juntos. Se que a ti no te gustaba y que tampoco te lo crees pero a mi me salía ese sentimiento de chulería y pensaba está conmigo morios de envidia. Pero ese envoltorio que llevas, esa belleza exterior te nace de dentro. Se que ves mas tus defectos en ese sentido que tus virtudes pero eres una mujer muy bella.
Cuando te veía sentada poniéndote el calzado en la alfombra de la entrada de mi casa me quedaba embobado mirándote. Concentrada en que tus cordones midieran exactamente lo mismo. No se, supongo también que también significaba que te marchabas y eso siempre me ha producido un sentimiento de vacío. Nunca era tiempo suficiente. Y cuanto mas estábamos mas corto se me hacía. La semana que viene va hacer un año de aquellos días maravillosos que pasamos juntos, ojalá hubieran sido mas largos, ojalá hubieran sido eternos.
Pero la eternidad no existe para los mortales y has decidido llevar el escaso tiempo de una vida por senderos que no vuelvan a cruzarse con los míos. Los míos siguen intentando cruzarse con los tuyos. Tú lo sabes soy también un ser tremendamente inseguro y que siempre dudo, dudo tanto que a veces se pasa el tiempo de dudar y los acontecimientos me superan. Contigo intenté que fuera diferente, me equivoqué, en el equilibrio está la virtud seguramente pero me hiciste superar mis límites, salí de mi zona de confort y llegue a lugares de mi mismo a los que nunca había llegado. Y lo hice porque te quería, porque te amo como nunca he amado a nadie.  
Hoy, y cada día, recuerdo tu sonrisa y sueño con volver a sentirla. Porque tu sonrisa no es una imagen es uno de mis más profundos sentimientos. Forma parte de mi, de lo que soy y de lo que seré y de esa manera vivirá en mi para siempre. Eskerrik asko.