Desde hace casi un año me
despierto todas las noches de madrugada, me levanto y, a oscuras, me fumo un
cigarro en la cocina. Ya se que debería dejar de fumar y el primero que debería
quitarme es ese pitillo nocturno pero es un tiempo para mi, para pensar en ti,
para pensar en todo lo que hemos vivido juntos, aunque tal vez debería hablar
ya en pasado. No es que no piense en ti durante el día, lo sigo haciendo
demasiado, estás presente en mis pensamientos casi siempre porque hay
demasiadas cosas que vínculo a ti. Pero en la noche todo es diferente. En la
noche suelo pensar en qué signifique para ti, en qué significaba cada cosa que
hacías, no lo que significaba para mi, pienso en porque las hacías y que
sentimientos había detrás de ellas.
Mil respuestas para mil cosas
diferentes, en muchas ocasiones muchas respuestas para la misma cosa. Creo que
nunca llegué a entenderte y la verdad nunca me dijiste lo suficiente como para
poder hacerlo. Guardo algunas de tus frases en el recuerdo, la más bonitas y
las mas duras, las que más significado parece que guardan pero no son
suficientes. Te pregunté muchas veces lo que sentías por mí y nunca me lo
dijiste. Se que piensas que debería deducirlo de las cosas que hacías pero
algunas eran a mis ojos tan tremendamente contradictorias que me era imposible
interpretarlas. Tal vez, tal vez… realmente eran la expresión de eso que me
dijiste mas de una vez “no se lo que siento”, tal vez, tal vez estabas tan
liada, tal vez tenías unos sentimientos tan encontrados que ni tu misma sabías
lo que querías. En cierta manera yo estuve así también. En mi caso tenía y tengo
mas que claro lo que sentía y lo que siento, mi lio, mi gran lío era lo que eso
significaba en mi vida y que tenía que hacer con ella. En ese sentido aún sigo
dudando.
No te engaño, mil veces he
pensado que era uno más pero son infinitas las que he pensado que era único. En
el último mes, no se si en broma o en serio –o tal vez ambas cosas-, dijiste mas
de una vez que ibas a salir mas y que tenías intención de pillar pero que
conmigo no lo harías nunca. No te creas que no veo todo lo bueno que encierra
esa frase pero no dudes ni por un instante que veo también todo lo malo. En
broma o en serio tiene su significado, el que sea, pero lo tiene. Pensar que he
podido ser uno más no debería dolerme, bastante que te he tenido pero con lo
que yo siento por ti me produce una inmensa tristeza. Aun así no creo que esto
haya sido así, hay demasiadas cosas que contraponer aunque si piensas en todo
lo que me has contado también hay muchos relatos que no lo hacen del todo increíble.
Pero todo esto da igual, en cada calada del cigarro el pensamiento recurrente
es que ya no te tengo, que pasara lo que pasara, que sintieras lo que sintieras
te he perdido. El cerebro humano es maravilloso, es increíble la de imágenes y
recuerdos que guarda, es increíble la velocidad a las que las procesa a la vez
que genera pensamientos. En esos diez minutos que me dura la liturgia del
cigarro es como si el segundero se parara y en un minuto cupieran horas.
Curiosamente cuando estaba contigo o charlaba contigo las horas volaban como
segundos.
Esta noche he pensado mucho en
como acabaste con todo. Cerrando la puerta de un portazo y sin querer mirar
atrás. Cuantos sentimientos encierra eso, que único me sentiría, que especial.
Para poder cabrearte tanto tenías que quererme mucho. Lástima que me hubieras
contado que terminaste alguna de tus relaciones de amistad de la misma manera.
Ni tan siquiera en tu final me puedo sentir único para ti.
Como otras muchas veces empiezo a
escribir queriendo decir algo y termino diciendo de todo menos lo que tenía
pensado. Supongo que la escritura me lleva a dónde le da la gana. Lo que tengo
claro es que en cada palabra que escribo lo que quiero expresar es que te
quería y te sigo queriendo.