viernes, 31 de octubre de 2014

Un teclado negro y las letras son en blanco,
una pantalla blanca y las palabras se pintan en negro.
¿Qué decir? ¿Qué contar?
Quiero dejar mil folios en blanco,
que se lea y se entienda mi silencio,
que se lea y se entienda ese vacío.
Mi vacío, el mío, el que me encuentro.
No soy nadie, nadie he sido,
uno más o uno menos es lo mismo,
tan diferente como tantos,
tan igual a los demás como ninguno.
Tan malo tan perverso,
tan único como uno de mis versos sueltos, sin rima,
sin encaje en otros versos,
tan profundo y tan superficial
como los ojos que quieran leerlo.
Tan bueno, tan bien intencionado,
como una palabra de consuelo,
un hombro para llenar de lágrimas
que terminan calándome por dentro,
y lloro con la sal y a la sal quiero llenarla de sonrisas,
aunque casi nunca puedo.
No soy nadie, nadie somos
aunque cueste comprenderlo.
Soy en mi, vivo en mi,
y en aquellos que quieran compartirlo.
Soy así, así soy y así mi hicisteis
con todo lo que he ido recibiendo.
Soy vacio, soy la nada, soy una galaxia lejana,
soy un espacio infinito que no se llena con nada,
una piedra en el camino
para tropezar cada mañana.
Así soy, así me siento,
todo y nada.