miércoles, 1 de octubre de 2014

Cuando los sueños son blancos,
no hay consuelo cuando se vuelven grises,
y unos ojos cansados,
deslumbrados por la suave caricia
de ese níveo blanco luminoso,
esos ojos, esos, lo verán negro.
Las apuestas son tibias
y los lenguajes inciertos.
Como en un cuadro de Salvador
se derriten las agujas del tiempo,
sin marcar las horas,
marcando solo el silencio
de la naturaleza muerta.
Y mañana será más que hoy
pero siempre es menos,
y las promesas son sonrisas
que no llegan, o llegan menos.
Cuando todos es imposible
a veces se producen los milagros,
pero cuando nada nos limita,
cuando los límites solo lo ponemos nosotros,
quiero soñar en blanco,
en blanco,
no puedo pensar en grises,
no puedo verlos,
quiero soñar en blanco.
Mi casa se ha pintado con cal viva,
su blancura no es gratuita,
quema cuando tocas la paredes,
y temo acercarme a ellas.
Pero sigo soñando en blanco.
y no quiero soñar de otra manera.
Soñar así es muy bonito,
se sueña así con los deseos,
se sueña así cuando se ama.
Y los miedos atenazan,
agarrotan los músculos cansados,
llenan nuestra mente de ficciones,
de monstros terribles e imposibles
a los que jamás querríamos enfrentarnos.
Pero soñando así,
soñando en blanco,
sin mirar a la negra mochila que cargamos,
solamente así,
solo así,
solo,
se pueden vencer los miedos
y construir realidades imposibles.