martes, 14 de octubre de 2014

La libertad tiene un precio,
la libertad no es fácil.
Siempre habrá quién juzgue,
quién quiera impedir que seamos lo que somos,
quién hará todo lo posible
porque no se cumplan nuestros deseos.
Pero este es el momento,
tal vez haya otro,
pero la espera destruye los sueños.
No podemos esperar momentos mejores,
es hoy, es ahora, si lo sentimos
no hay otro momento posible.
Mañana puede ser tarde,
mañana puede apagarse nuestro espíritu,
y nos arrepentiremos siempre,
la libertad no espera,
no podemos pedir que nos espere,
tal vez lo haga,
pero es aferrarse a una incierta esperanza.
Debemos coger los sueños,
y empujar con fuerza para que se hagan realidad,
no puede ser de otra manera,
nadie sueña por nosotros,
nadie va a empujar por ellos.
No es fácil, claro que no es fácil,
las apuestas tienen riesgos,
podemos perder y no ganar.
Pero si realmente sentimos,
si no nos estamos engañando
y engañando de paso al mundo,
si el corazón, el alma y la cabeza
nos piden libertad,
debemos aferrarnos fuerte a la esperanza,
creer y hacer posible,
llorar nuestras limitaciones
solo nos hace esclavos.