miércoles, 14 de junio de 2017

Recorro un desierto de arena y rocas,
abrasador por el día, gélido a la noche,
mis pies desnudos arden en la arena,
mis labios se secan, mi piel se quema,
y a la noche tiemblo, muerto de frio.
No se cómo llegué a este bello lugar,
que mata sin que apenas te des cuenta,
pero aquí estoy, deambulando sin destino,
muriendo de sed pero sin buscar oasis,
tan solo un paso, otra huella en la arena
que el tiempo no tardará en borrar.
Noches de estrellas que fueron sueños,
demasiado lejanas, imposibles ahora,
lunas llenas que siguen pasando
sin poder llegar nunca a tocarlas.
Duermo sosegado, muerte fría,
muerte dulce que no llega, aun hay vida,
amanecer con un nuevo horizonte
que siempre parece ser el mismo,
en las sombras de un amanecer nuevo.
Sin fuerzas, sentado en la arena,
sin ganas de seguir vagando perdido,
pero me levanto de nuevo, un paso,
y otro, y otro mas y luego miles
para seguir en el mismo sitio,
pero camino y eso ya es algo.