Hombre sin nombre,
desconocido, que pasea por un mundo
demasiado grande, un mundo que no entiende. Perdió la fe, la perdió cuando se
dio cuenta de que la bondad estaba en sus ojos no en las personas. La perdió cuando
se dio cuenta de que su propio egoísmo estaba presente en todas las personas.
No hay esperanza, simplemente no la hay. El mundo será así siempre. Imágenes perdidas,
sentimientos encontrados, sabores desagradables que inundan la boca,
nauseabundos aromas que nacen en las cloacas donde realmente se desarrolla la
vida, en los culos que excretan su mierda para que la coman los demás. Siempre
salvándose a si mismo, como todos. Él también hiede y cada vez es peor, pronto
también él será descubierto. Mentira de vida. Y lo único verdadero también lo
fue. Y la persona en la que puso la fe, estaba cubierta de la misma mierda que
le cubre a él. Se duchaba, se limpiaba todos los días pero aquella mierda no sale
nunca, va pegada a la piel. Él no, el solo se limpiaba de vez en cuando, la
mierda es uno con su piel, se creía diferente por enseñarla pero era igual que
todos, simplemente olía peor. Un hombre desconocido y maloliente y sin embargo
probablemente mucho mas puro de lo que ahora es, de lo que fue y será nunca.
Pureza que no existe, bondad que no existe, solo mentiras construidas sobre
mentiras, sueños rotos y frustraciones. ¿Inocencia? Nadie es nunca inocente, o,
al menos, no lo es del todo y dejó de serlo, dejó de serlo para siempre.
Perdido de una lado para otro, esparciendo su olor, su mierda y de repente
resultó atractivo. Resulto atractivo por ser lo que fue, no por ser lo que en
ese momento era. Construyó la mentira que le llevó a reinar en un lugar en el
que nunca había estado, ni tan siquiera quería estar. Llegó allí por despecho,
se vistió con sus antiguos ropajes y reinó. Pero no hay lugar para reyes que no
quieren serlo. Tocó tierra de nuevo y volvió a ser un hombre sin nombre, un
desconocido que pasea por un mundo demasiado grande, por un mundo que ha
empezado a entender cuando se dio cuenta que el barro a sus pies no era barro,
era mierda.