jueves, 15 de junio de 2017

Desiertos que fueron mares
donde hubo vida ahora hay muerte,
donde era frio ahora es ardiente,
donde reinaba la oscuridad, una luz cegadora
la sal como único recuerdo de lo que fueron.
Allí nada yo, sin saber hacerlo,
en ocasiones en un mar completamente en calma
otras entre las olas de un mar embravecido,
buceando tranquilo, ahogándome a veces
feliz siempre en aquel mar desconocido.
Y aquí camino ahora, pronto aprendí a hacerlo,
con los pies desnudos sobre la arena abrasadora,
cegado por un sol que demasiado cálido
tranquilo a veces, desesperado siempre,
en un desierto que tampoco conozco,
ni felicidad, ni tristeza, ni nada.
Añoro el mar pero no lo busco,
odio este desierto pero no busco salida.
Desierto y mar, mar y desierto.