Pasaron los días, su amigo iba dando pasos
y el hacía todo lo posible por ayudarle, por poner todo lo que estuviera en su
mano para ayudar a que los culpables de la muerte de la doctora Roes pagaran
por ello, para que su familia fuera liberado y pudieran volver a su vida. Una
vida que el no había tenido nunca, una vida que ya no tendría, Ram sabía que
sus días en la tierra estaban acabando. Era un ciberbog, no era un humano,
nunca lo sería. Alguien le había creado igual que se crean los personajes de
una novela que no tienen nada que decir mas que las palabras que su creador
pone en ellos. Irreales y sin voluntad propia, así era Ram hasta que despertó a
la vida, hasta que su personaje dejo de serlo para convertirse en real, para
ser en cierta manera humano y convertir al Ciberbog en el papel que
interpretaba. Ram, como lo hacemos todos, interpreto su papel en la vida, pero
por dentro era mas grande de lo que nadie podía imaginar. Así sucede también
con los humanos, interpretan un papel, con su familia, con sus amigos, en el
trabajo, en la sociedad pero por dentro guardan lo que son y lo que son siempre
es enorme. Y despertó a la vida porque la conoció a ella, porque sintió el
amor. Y con el tiempo también vio que ella interpretaba su papel, que su amigo
también lo hacía, que todas las personas que tenía a su alrededor probablemente
hicieran lo mismo. Y vio como los humanos estaban tan programados como él y lo
tremendamente dificultoso que resultaba salirse de ese papel en cualquier
aspecto de la vida, las presiones sociales que existían para que nadie escapara
de su programación. Y lo que es peor, las barreras que cada persona se ponía a
si mismo para dejar de interpretar su papel y ser quien de verdad eran, el
miedo que provocaba ser quien eras, mostrarse como eras, mostrar ese mundo
interno que todas las personas tienen dentro. Tal vez en algunos casos era lo
mejor porque algunas personas podían resultar destructivas para si mismas y
para el mundo –como lo eran los dueños de las corporaciones- pero por lo
general Ram veía un enorme poso de bondad en las personas. Y Ram, vivió también
la misma situación, deseó ir a buscarla a ella pero a todo lo que se atrevió
fue a pedirle a su amigo que le pidiera que volviera. No importó aquel profundo
sentimiento que recorría su cuerpo como impulsos que convulsionaban su
bio-cicuitería, actuó como estaba programado para hacerlo y cuando fue consciente
resultó ser demasiado tarde. Postrado en aquella enorme camilla de laboratorio,
enchufado a mil maquinas extrañas que sin embargo aprendió a controlar, fue
consciente de que había perdido su corta vida, que la muerte le llegaba sin
haberse enfrentado al que fue su mayor sueño, su único sueño. No había marcha
atrás, siendo un ciberbog hubiera tenido siglos por delante, la vida sin
embargo se agotaba con una rapidez de la que no era consciente –los humanos
tampoco lo eran- y cuando llegaba el final quedaban cuentas pendientes que ya
no se podían arreglar. Le ayudo a su amigo, en su balance vital eso era los mas
grande que había hecho pero se le quedaba corto porque tal vez pudiera haber
ayudado a mas personas, tal vez pudiera haber tenido una mayor impronta en el
mundo y sin embargo su paso por el mundo quedó marcado para siempre porque como
ciberbog había mostrado sentimientos. Tal vez nadie le nombrara en el futuro
pero de alguna manera con él nació y murió una nueva especie y los científicos
de todo el mundo investigarían en esa línea y crearían vida, la expresión del
deseo de algunos humanos de convertirse en dioses, omnipotentes hasta el punto
de poder crear vida de la nada.
Ram se estaba muriendo, su amigo iba a
buscarle con idea de rescatarle y ambos pudieran iniciar una vida nueva.
Debería habérselo dicho, debería haberle dicho que no viniera, que era
demasiado tarde, que no había nada que hacer, que no merecía la pena que
corriera riesgos por su culpa, que nada de aquello que había planeado sería
posible ya. Pero no lo hizo, quería verle, quería despedirse de él, quería
sentir una vez mas el calor de sus manos, quería ver aquella mirada triste y
comprensiva, quería escuchar aquella voz dulce y agradable. No lo quería, lo
necesitaba, necesitaba estar un último momento con una de las dos únicas
personas que le había tratado como humano. Ella lo fue la primera y lo hizo sin
pensarlo, porque ella era así, porque era un ser excepcional y maravilloso, a
él en cambio le costó mas pero termino siendo el que casi llego a convencer a
Ram de su propia humanidad. Solo esperaba que la vida le durara lo suficiente
para que él llegara.
Y llegó a tiempo, y su alma sonrió aunque
nada podía expresarse en su rostro metálico,
pero el parecía percibirla. También parecía que su amigo intuía que
estaba muriendo –los humanos son increíbles-, le pregunto por las pruebas y
pero Ram le dijo que su muerte no tenía nada que ver con ellas. Lo que le
despertó a la vida fue lo que trajo su muerte, vivió por amor, murió porque no
estaba preparado para incorporar en su vida todo lo que aquello significaba. Se
sentía cada vez mas débil, el momento llegaba. Acercó su enorme mano a la cara
de su amigo y le pidió que la dijera que la quería y en el último suspiro de vida
musito su nombre.