martes, 4 de noviembre de 2014

La lluvia me enseña lo que soy,
los desagües anegados
no son capaces de absorber ni una gota de mi agua
y yo soy tormenta torrencial.
Lluevo y lloro, lloro y lluevo
para inundarlo todo con mi agua,
para empaparlo con mi tormenta de lágrimas,
lloro y lluevo, lluevo y lloro.
En las pieles impermeables
ni un gota cala hasta los huesos.
Fluye el agua, fluye mi ser
en momentos robados a una vida,
un robo de momentos imposibles,
encontrados cuando menos te lo esperas,
búscalos, no los encuentres,
abre las compuertas de tu presa
y que fluyan juntas nuestras aguas.