martes, 11 de noviembre de 2014

Como cristales de cuarzo,
así son mis palabras,
de diferentes colores
y sobre todo blanco trasparente.
Así son mis palabras,
millones de moléculas acumulándose
para crear formas bellas.
Bellas pero abundantes,
aunque no carentes de sentido
y escritas desde el puro sentimiento.
Bellas pero demasiado abundantes
para parecer algo único,
algo realmente extraordinario,
aunque cada día sueñan con serlo.
Y apareces tú
y conviertes una frase sencilla en un diamante,
sin metáforas ni adornos,
tan trasparente y limpia,
pura y bella,
sin más razón para existir que su existencia.
Y soy feliz y sonrío,
y cada poro de mi piel respira,
y se me eriza la piel, de los brazos,
de las piernas, de la cara,
mi cuerpo se emociona
al contemplar la excepción de tu diamante.
Quisiera poder decirte algún día algo tan bello.
Me conformaría tan solo con saber agradecértelo.