jueves, 13 de noviembre de 2014

Casicuentos para Rita: de los señores Fogg y Holmes

¿Conocéis Londres? Yo la verdad es que no, pero por lo que me han dicho es un lugar con personajes peculiares, serios y distinguidos y algunos dirían que elegantes. A mi llevar bombín, pajarita y zapatillas deportivas naranjas me parece una combinación estupenda pero claro no todos los ojos vemos las mismas cosas de la misma manera. Y lo que a mi me gusta a vosotros podría pareceros algo horrible. Por eso si vais a Londres no os riais que tal vez los que llevéis pintas raras seáis vosotros.
Y para personajes peculiares el señor Fogg y el señor Holmes.
El señor Fogg es el típico londinense, siempre impecablemente vestido con su traje negro, su camisa y corbata a juego y esos zapatos de charol brillante tan llamativos. Siempre serio, cumplidor de su palabra y sobre todo puntual, especialmente para el te de las cinco y para las citas en su club de caballeros. Podría decirse que es un hombre de costumbres. Y sin embargo va el tío y le da por organizarse un viaje alrededor del mundo en 80 días y vivir montones de aventuras. Curiosos estos londinenses.
El señor Holmes también es el típico londinense. Solía llevar una capa escaqueada, de cuadros, y una gorra tipo visera a juego. Un personaje bastante extravagante –raro- y excéntrico –raro también- la verdad, tocaba el violín por la noches, era apicultor –ya sabéis eso de cuidar abejas para obtener miel-, sabía mucho de ciencia, era extraordinariamente habilidosos con los disfraces, también fumaba en pipa cuando quería pensar pero la verdad que eso ya no se lleva, y era un completo desordenado. Y, sin embargo, siendo tan desordenado como era, era capaz de fijarse en el más mínimo detalle y saber cuando algo no encajaba o no estaba en su sitio, lo que le convertía en el mejor de los detectives..
Que diferentes Fogg y Holmes y curiosamente ambos son típicamente londinenses. ¿Sabéis? Ahora que lo pienso es difícil de decir quién es raro o quién es normal. Las personas somos simplemente diferentes y eso nos hace ser a la vez normales y raros depende quien nos esté juzgando. Cuando vayáis por la calle y veáis alguien con bombín, pajarita y zapatillas naranjas pensad que en Londres los raros serías vosotros.